Ha habido gentuza en todos los lugares habitables del planeta. Pero los que más joden son los usurpadores. ¿Qué quienes son esos? Joder la pregunta tiene su mandanga. Si se tuviera que hacer una clasificación estaríamos con la cabeza tan embotada de caquexia como el viejo Gustavo Bueno. Ese pobre diablo que lleva empeñado en dar al público una Teoría de la ciencia -la del cierre categorial- en 15 volúmenes y que por la prisa que lleva dedicándose a perrerías tan bobas como el supernacionalismo español en la caótica suciedad del hiperconsumo deberá de dar por inconclusa en breve cuando el último suspiro lo deje sin su característico respirar, inolvidable por su asfixiante forma de tomar aire mientras lanza sus letanías.
Pero vamos a lo que vamos. Hace años gentuza de la estirpe de Alain Touraine en Francia o Manuel Castells en medio mundo -desde Paris a Madrid pasando por Los Ángeles- o en ambientes más limitados el señoritingo con aires falangistas Emilio Lamo de Espinosa daban la tabarra con que el nombre que le iba a nuestra desgracia social era el de sociedad del conocimiento. Los muy miserables se quedaron prendados bajo los increíbles efectos bélicos de las tecnologías informáticas. No miraron más allá de sus narices. Por no avanzar ni siquiera se percataron de que hacía años que habían dejado atrás su ombligocentrismo.
Hay que estar muy jodido para confundir así las cosas. Y es que las secuelas que deja lo que admirablemente Santiago Alba llama la pedagogía del millón de muertos no tiene ni valor y sí mucho desprecio. Habrá que hacer hincapié en próximos artículos de nuestro impagable blog comunitario y anónimo La Puta Graná.
Nuestra deformación social carece de los mínimos como para ser calificada sin rubor de sociedad, pues carece de algo primordial, a saber: el uso público de la razón.
Hay que estar muy jodido para confundir así las cosas. Y es que las secuelas que deja lo que admirablemente Santiago Alba llama la pedagogía del millón de muertos no tiene ni valor y sí mucho desprecio. Habrá que hacer hincapié en próximos artículos de nuestro impagable blog comunitario y anónimo La Puta Graná.
Nuestra deformación social carece de los mínimos como para ser calificada sin rubor de sociedad, pues carece de algo primordial, a saber: el uso público de la razón.
Habría mil y un ejemplos de ello. Por no cansar a nadie: el 1 de octubre se accedía a la portada del periódico tradicionalista de estirpe fascista Ideal de Granada con una noticia que quitaba el hipo puesto que cortaba de un tajo la respiración. El titular decía: "Almuñécar ha urbanizado en 50 años las zonas inundables de los ríos". Y en varias páginas nos ilustraba nuestra paupérrima mirada con fotografías de la localidad granadina en diferentes fechas históricas. Para qué sirvió alguna vez estudiar geología, hidrología, geografía, arquitectura o urbanismo. Todas las putas ciencias puestas al servicio de la destrucción de algo más que la Mitad de nuestro maltratado Ambiente.
¿Se puede presumir luego de Universidad en Granada? ¿Y de que sea una de las más antiguas del Reino mongólico de los Bribones borbónicos? Pero de qué sirve una Universidad que mira su entorno con tanto desprecio. Habrá que tomarse en cuenta las sabias lecciones sobre la formación de los intelectuales en tanto que conciencia sumisa.
Por eso esta deformación social pornocapitalista merece ser tomada en serio por lo que realmente es: una suciedad de desconocimiento ecocida.
¿Se puede presumir luego de Universidad en Granada? ¿Y de que sea una de las más antiguas del Reino mongólico de los Bribones borbónicos? Pero de qué sirve una Universidad que mira su entorno con tanto desprecio. Habrá que tomarse en cuenta las sabias lecciones sobre la formación de los intelectuales en tanto que conciencia sumisa.
Por eso esta deformación social pornocapitalista merece ser tomada en serio por lo que realmente es: una suciedad de desconocimiento ecocida.
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