miércoles, 3 de octubre de 2007

Ríos y cauces enladrillados

De algo más que de Juzgado de Guardia. Parece un mero ejerccicio literario que en Ideal se pongan a comparar las inundaciones de Almuñécar de 1941 y las del 21 de septiembre de este año.
Las fotografías parecen que hablan por sí solas. Y nos gritan a la cara que por el camino que nos están llevando la cosa sólo avanza por el lado de lo peor imposible.
Se nos envasa toda la mierda con la democracia capitalista de mercado y todos tan contentos. Pero en cuanto caen cuatro gotas nos percatamos de la miseria oronda en la que vivimos. Y lo peor está por llegar. Es sólo un mínimo aviso.
Hubo un tiempo en el que los soñadores políticos soñaban con revoluciones como si fueran aspirinas del tamaño del Sol. Las revoluciones llegarán pero no serán nada confortables, ni serán lúdicas ni serán defendibles. Ya lo predijo el poeta Arthur Rimbaud que nos hizo el acta de la Comuna de Paris: "masacraremos las revueltas lógicas". Ciertamente, así fue. Eliminaron de raíz las rebeliones lógicas. Cuando las involuciones se produzcan habrá mucho ladrillo envuelto en sangre. Lástima de tanta oportunidad racional perdida porque fue previamente abatida por los criminales que hoy y siempre se resguardan en las malditas instituciones burrocráticas del Poder de los Bribones borbónicos.

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