sábado, 13 de octubre de 2007

Emilio Calatayud: ¿un juez que reflexiona?

Se le está haciendo la cama de un tiempo a esta parte a todo aquel -o aquella- que le ponga buena cara a los falsos valores de la mediocridad reinante en este cruel vertedero pornocapitalista.
En España no quedan ni rastros de organizaciones políticas que se puedan llamar con firmeza y generosidad de izquierdas. Así que lo que está preponderando son una serie de oportunistas y arribistas de medio pelaje que juegan con los valores comunitarios al obtuso entretenimiento de hacernos tragar con ruedas de molino como si fueran normales y naturales los valores que imponen las fuerzas más reactivas de la suciedad de consumo pornocapitalista.
Desde hace algún tiempo en Granada se nos está haciendo la boca agua con un magistrado que parece entender la impartición de Justicia de otra manera. Se le quiere elevar a la categoría de los farragosos y mediáticos jueces estrella que tan pésimo resultado nos han venido dando. Miedo y pánico nos da hacernos una ligera Idea de lo que realmente se cuece en los Juzgados de (In)justicia si las actuaciones de un tal juez son aplaudidas como maravillosas por parte incluso de algunos miembros de la usurpadora Izquierda Hundida granadina.
En el mes de marzo vio la luz un librito de un tal Emilio Calatayud por la zubiense editorial Dauro de Almudena Sánchez Bolívar y José Rienda. Lleva el título de Reflexiones de un juez de menores. La obrita pese a haber contado con varios correctores literarios ha sido impresa hasta con alguna que otra incorrección gramatical: una un tanto grave y alguna que otra más bien pedestre.
Una lectura detenida de esa obra nos puede echar a temblar. Puede que se crea que su baja intensidad en las propuestas se deba al sacrificio que el autor hace para llegar de manera sencilla a un público interesado pero que no está muy ducho en el lenguaje técnico de los juristas. Pese a que, al principio, algo se diga sobre esa cuestión, no creemos que una miseria teórica se deba sólo a su ridículo afán didáctico. El mismo juez habla del horror que cuando era más joven le provocaba la lectura y el estudio. Si un tipo como el autor ha llegado sin apenas planteamientos intelectuales a un puesto como el que ostenta es que las cosas del Estado administrativo español están mucho peor de lo que cualquier alarmista pueda llegar a figurarse.
Como no queremos agotar el tema en esta pequeña referencia sólo anotaremos un dato que puede ayudar a reflexionar de manera muy seria sobre los absurdos gastos sociales de nuestro injusto sistema social.
Dice el juez de menores en un momento de sus reflexiones que una plaza de internado para un joven delincuente viene a costar unos 240 € al día. Si esa cantidad se multiplica por los días de un mes nos sale la increíble cantidad de 7 mil 200 €: ¿no sería más oportuno que se iniciara una lucha sindical que vindicara un salario REAL similar para todos y cada uno de l@s trabajadores en vez de seguir incidiendo en reproducir las condiciones miserables que producen la miseria real de nuestra suciedad de consumo pornocapitalista? Un sueldo de ministro para seguir en las ruedas de la delincuencia: ¿no es un criminal abuso? Si las cosas se plantearan desde la raíz de otro modo, quizás, los asuntos de la Res Publica andarían por otras mejores y más racionales vías...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tienes ni idea. Primero infórmate y luego habla.