martes, 2 de octubre de 2007

Prostitución Semántica

Monarquía y Prostitución semántica: la constitución de los eXclavos


Hace falta destapar la caja de los truenos. Hay que abrirla de una vez. Pase lo que pase y pese a quien pese. Desde el criminal golpe de Estado de los generales fascistas del Ejército rebelde nazional el 17/18 de julio de 1936 el miedo es el que dicta las sentencias y abre la boca con tremendas advertencias. Nos dice de forma grave lo que hay que hacer. La gente no tiene más opción que amagar y obedecer. Hacer otra cosa cuesta muchísimo esfuerzo. Además de sufribles quebraderos de cabeza.

La derecha paleopolítica hispánica no entiende de razones, pese a que se apropie del nombre fundando periódicos a golpe de talón. Quien tenga algo de memoria o le agrade rebuscar en los papeles de la historia podrá percatarse de que el fascista Manuel Fraga Iribarne fue uno de los diputados que más veces intervino en el Congreso de los Diputados en las discusiones del malogrado texto de la Constitución española aprobada en referendum el 6 de diciembre de 1978. Sólo hacía sus alocuciones para que ningún derecho contuviera cierta racionalidad material. Aún así y pese a sus acalorados embites pidió que se votara en contra del paupérrimo texto. Hoy sus herederos parecen que han olvidado su lamentable papelón y se colocan el constitucionalismo como sudadera -que no como trapo de colores, o séase: bandera-.

Si se lee con detenimiento aquella constitución se podrá comprobar que su redacción está hecha en un pésimo registro literario. Pese a que de vez en cuando haya algunos que se acuerden de Cervantes, la literatura escrita en aquella Carta Magna resulta carente de cualquier tipo de lógica racional. Violan una a una todas las reglas de la identidad que poseen las ciencias académicas: sean las filológicas, las históricas, las sociológicas o hasta las propias del campo jurídico. Por ejemplo: no son los Estados los que hablan, son los individuos. El castellano dejó de existir en fecha tan significativa como 1492 por tres hechos fundamentales (la Gramática de Nebrija, la ocupación del reino nazarí de Granada por las tropas del beligerante catolicismo castellanoaragonés y el encontronazi con la Cipango americana) que conviene estudiar detenidamente para no olvidar su significado con tanta facilidad. A partir de esa fecha el castellano desaparece para que pueda crecer no sin dificultades la lengua hispanoamericana.

La Constitución de 1978 es una puñetera aberración -sádica y masoca- desde cualquier punto de vista en el que se tenga en cuenta la racionalidad humana. Se quiere casar la monarquía con la democracia. Tarea de todo punto descabellada. Es como querer juntar en la misma figura geométrica a los triángulos, los círculos y los cuadrados. Hace falta algo más que mucha mala leche para que se le hiciera tragar tanta estulticia a un pueblo tan sacrificado como ha sido a lo largo de siglos de hambre el pueblo trabajador español.

Hicieron falta tres larguísimos años de exterminio de la lucha social del pueblo trabajador después de un criminal golpe de Estado fascista. Y casi cuarenta años de una deleznable carnicería envuelta en los papeles de una cruel dictadura paleopolítica de derechas para que el pueblo trabajador empezara a ver con buenos ojos el engendro monárquico del Generalísimo Franco.

En la Constitución se le dedica un Título entero a la porfiada Corona de la Familia Real de los Bribones borbónicos. Hay artículos tan ridículos con la lógica política de la democracia como el 56. En plena confrontación con aquel que reza que "Todos los españoles -¿y españolas?, recuérdese que la Coronita de los Bribones borbónicos no se puede heredar por vía ginecocrática- son iguales... y blablabla".

En ese artículo 56 se declara que el rey es en tanto que figura jurídica constitucional un irresponsable. Se le declara impune. Y se nos restriega que será inmune. Irresponsabilidad. Impunidad. E inmunidad. Tres propiedades básicas que se reproducen a diario en las subjetividades que la burrocracia institucional produce por doquier. A imagen y semejanza de su Rey Bribón se producen o se hacen las víctimas que se esclavizan al potro del miedo y la resignación... Los hay que les gusta ser sodomizados por los miembros de la única familia realmente Real y se convierten en los señores X de la paleopolítica parlamentaria: eXclavos como siervos del Señor.

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