viernes, 6 de junio de 2008

Poesía popular e ironía dialéctica contra la Puta Patraña



HAY un gallo de pelea, en España, y muy locuaz, de grande y dorado pico, que se llama Federico, y temprano canturrea en corral episcopal. Tras leer El capital , siendo aún Federiquillo, se hizo rojo contumaz de la hoz y del martillo, y a la China se marchó sin pasaporte oficial. Impregnose de amarillo por mejor asimilar de Mao la revolución, que había que propagar a bombo, caja y platillo como nueva religión, o a bombazo y a gatillo, si así era de rigor.

En Oriente prosiguió poco tiempo en el error, pues encontró la verdad cuando se desorientó de una forma casual. Como a San Pablo ocurrió, previo a entrar en santidad, que camino hacia Damasco, ya cerca de la ciudad, del caballo se cayó y al darse contra un peñasco abjuró de sopetón del falso credo judaico para entrar en puridad; a Federico ocurrió algo casi similar. Pues fue a pegarse un morrón en la cabeza al viajar desde Shanghai a Hong Kong, en moto con sidecar, volviendo a la cristiandad por la hostia que se dio.

Aunque encontró la verdad, como era de esperar por efecto del morrón, aquel uso racional tan ágil de su pollez lo ha acabado de perder y no lo ha vuelto a encontrar, ocupando su lugar: odio, invectiva y rencor contra gallipavo aquel que sostenga otra opinión o no cante como él. Y nadie sabe por qué, pues sólo lo sabe Dios. ¡A la mierda! el Libro Rojo, un coñazo de impostura, hoy asunto de despojo fermentando en la basura. ¡Venga el Nuevo testamento, el gobierno de los curas, abajo los dictadores, no todas las dictaduras, que aquellas de guante blanco meten al malo en cintura!

De amarillo accidental y bermejo ocasional, si a la izquierda dio la espalda, de color siguió tal cual, con bandera roja y gualda de español fundamental. Todo aquel que no la quiera por quererla tricolor, que no se llame español, llámese ruso, mogol o de otra patria cualquiera, pero, de la suya, no. Es curioso y es chocante que gallo quiquiriquí, de mala «hache», no obstante como supra ya advertí y exadicto comunista de la escuela de Pekín, se haya vuelto evangelista, cobre sueldo de la Iglesia, que bien contante y sonante, y la nómina en latín, es dinero vergonzante por ser de trabajo ruin.

Aunque el nombre Federico, en el idioma teutón, es un «príncipe de paz», guerrea sin compasión, a su antojo, voluntad y muy poca discreción, por ser ave liberal. Y clava con mucho ardor a su izquierda el espolón por un desvío nasal, pues en esa dirección es que le huele fatal. Mas, si percibe un olor que también le huela mal, a la diestra Federico con violencia le echa el pico como a alondra el gavilán, picoteando al zullón hasta echarlo del corral.

Por no cantar como él, este gallo campeador oriundo de Teruel, pica que pica a Piqué, al alcalde Gallardón, y hasta el diario ABC tampoco se libra de él, si no hay satisfacción. Pica y pica, y ya es el colmo, al mismísimo del Olmo, el patriarca de la antena, y hasta a Iñaqui Gabilondo, colega de otra cadena conocida como SER, que le han dado de comer muy ricas sopas con ondas, y ahora zahiere y condena sin cejar de arremeter desde su micro-patena.

Cuando zurra la badana, blande pico y espolón, y antes de que asome el sol canta todas las mañanas con aire de desafío, molto presto en mi bemol: Qui il gallo sono io , la canción napolitana dicha en lenguaje español: «Aquí el que canta soy yo».Y este gallo, a lo play-boy, almuecín de la mañana, a todo enmienda la plana, no escapándose Rajoy, gallego de vengo y voy, pero salvando a Zaplana, che de cuna valenciana, que, si bien se aparte hoy, nadie duda que mañana será el que carde la lana dentro de la oposición. A menos que Gallardón no le haga blanda cama, con buena manta y colchón.

Al alba de los maitines de la radio-comunión, llama «maricomplejines» a quien renuncie a la acción o no secunde sus fines, si ordena concentración o en la calle exhibición de banderas y pasquines. Picajoso y picatero, a quien pica sin piedad, a despecho y por capricho, es a un pobre zapatero abreviado en ZP, al que pone como un Cristo por haber echado a un mico bigotudo del poder, esposado a una Botella, a George Bush y Tony Blair.

Y también si hay que picar, como leña se da al mono, le dio pico a Pepe Bono, cuando era mandamás de la cúpula marcial, por no dejarse atizar con la bandera de España, al grito de ¡dadle caña!, en la Puerta de Alcalá. ¿A qué viene tanto armar del manchego si, en verdad, ese golpe nunca entraña ofensa a la dignidad? ¡Dichoso aquel que tuviera un chichón en la sesera por la leche que le dieran con la enseña nacional! Volvería a la verdad, cual Federico en Oriente, si se hubiera torpemente desatado del ronzal.

Tampoco la monarquía, su corte y feligresía se libran de tu espolón, puyazo y antipatía, cantando con alegría, bandurrias y acordeón, esta singular jotica de ofrenda a La Pilarica, dedicada al rey Borbón: « Ay, Juan Carlos, si no abdicas y partes con viento fresco en tu velero Bribón, por bien de la institución seguiré pica que pica en honor de mi nación, de tu suegra Federica, por llamarse como yo, y de tu hermosa nietica porque se llama Leonor».

En hablando del pasado de nuestra gloriosa España, Federico imparte saña con el pico muy afilado, horadando en las entrañas de quien salió derrotado de aquella incivil campaña. ¿Quién fue el tipo que predijo esta blasfemia tamaña: «Yo quitaré el crucifijo de las escuelas de España», siendo el hombre más «negao» por haber «sembrao» cacao, cardos, zarzas y cizaña? Azaña. ¿Y quién miserable y ruin se llevó el oro de España a la Rusia de Lenín? Negrín ¿Y el demagogo más fiero que sentía gran desprecio por el mundo del dinero y por contra más aprecio hacia el pobre jornalero? Pues un Largo Caballero. ¿Y de todos el más necio? ¡Quién iba a ser, Indalecio! ¿Quién le dio lustre al gatillo, en tierra de Paracuellos, llenando de sangre aquello bajo la hoz y el martillo? Carrillo. ¿Y quién, inmediatamente, les echó de España a todos, siendo, no obstante, indulgente y dulce como el membrillo? El Caudillo. ¡Bendita tu rebelión, gloria a ti, Generalísimo!, por salvar a la nación de las garras del marxismo, anarquía y desunión. Viendo a la patria maltrecha, perdida sin remisión, la orientaste cara al sol bajo un yugo y unas flechas sin miedo a la insolación. En deseos yo me ardo llegue inminente la fecha de elevar a los altares a Su Excelencia de El Pardo y juntito, a su derecha, doña Carmen, con un nardo, ataviada de collares, sonriente y satisfecha cual Gioconda de Leonardo».

Federico, Federico, oye rico, templa el pico, descansa un poco, no más, que ese pico, Federico, se te puede lastimar. Por picar en Cataluña, te quebraron la pezuña, que por ello cojo vas. Y si picas sin parar, ese pico, Federico, pronto muy romo será. De tal modo que, mañico, puedes quedarte sin pico, y ya no podrás echar a la siniestra el hocico, ni tampoco a la derecha, si ella a tu gusto no está. Desbrava los espolones, deja de tanto picar, ni cantes al gallear de otros sus restricciones y nada de tus excesos, más propios de contriciones, maldiciente caporal. No siendo así, Federico, sin continencia a largar veneno por ese pico todo el día sin cesar, poniendo acaso en peligro la concordia nacional, te digo, cantamañanas, si crees en Dios, Federico, él te habrá de castigar, con la Cope, sacro aprisco y tu corte terrenal.

Agudo picador de rompe y rasga, agraz cultivador de la matraca, del insulto y del denuesto, preclaro voceador de ofensa experto, temprano agitador aún somnoliento; y activo capiscol en sacro huerto, de darte un repelón no me arrepiento. Con varapalo y puñal, mas siendo leve la pulla que no me gusta sangrar pues la herida me repugna, ni cosa que más me irrite que la «fiesta nacional» , te lo digo de verdad, esa verdad que no es tuya, la tuya, guárdatela, nos la oficies con casulla, coro, campana, aleluya y anuencia episcopal.

José Luis Gavilanes Laso (Diario de León)

domingo, 1 de junio de 2008

Para una genealogía de las violaciones sistemáticas: el PUTO modelo de la ORGANIZACIÓN DEL TERRORISMO DESDE LA AMÉRICA DEL NORTE


La violación como un instrumento de guerra total en el siglo XXI


David ROSEN


Louise Arbour, la comisionada de la ONU para Derechos Humanos, anunció recientemente su decisión de dejar el cargo y no presentar su candidatura para un segundo mandato. Leyendo entre líneas el lenguaje formal de un respetable diplomático, resulta patente que Arbour tira la toalla disgustada con el fracaso de la ONU en punto a encarar seriamente las crisis morales fomentadas por la “guerra al terror” librada por la administración Bush.


Arbour tuvo un famosos rifi-rafe con el exrepresentante estadounidense en la ONU, John Bolton, en 2006 a propósito de la invasión israelí del Líbano. Ella había sugerido que los dirigentes israelíes podrían ser imputados por crímenes de guerra. “Ya saben, en América”, replicó Bolton, “no es costumbre que los fiscales vengan a la gente con amenazas fundadas en artículos periodísticos”. Y remató con displicencia: “De jurista a jurista, yo le diría esto a la señora Arbour: que reflexione detenidamente sobre su ética y sus responsabilidades profesionales, antes de amenazar con cargos penales fundándose en informes periodísticos”.


Arbour, exfiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (responsable de la acusación contra Slobodan Milosevic) y exjueza de la Corte Suprema canadiense, reconoce los crímenes de guerra en cuanto los ve. Es evidente que estaba harta del doble lenguaje enmascarado como justicia. Las prohibiciones tradicionales contra los crímenes de guerra, la tortura y, de manera superlativamente escandalosa, el terror sexual contra niñas y mujeres, han ido erosionándose en los últimos siete años. Arbour ya no pudo más.


La violación es violencia y terror, disfrazados de pasión


La violación de mujeres (ocasionalmente, de hombres) no-combatientes por parte de soldados durante la guerra es un rasgo que acompaña a las relaciones sociales humanas desde los tiempos más remotos. El Viejo Testamento está colmado de historias de violaciones de mujeres por tribus conquistadoras. Han sido inveteradamente violadas y raptadas como “botín de guerra”, y a menudo forzadas a casarse con sus captores para sobrevivir. El rapto de Helena de Troya sigue siendo, dos milenios y medio después, un testimonio de las consecuencias de la conquista masculina.


Las informaciones sobre violaciones de mujeres no-combatientes por parte de soldados estadounidenses en Afganistán e Irak parecen limitadas. Sin embargo, dado el inherente secretismo y los repetidos encubrimientos, la verdadera historia de la violación de guerra no saldrá probablemente a la luz hasta mucho después de que termine la ocupación.


Durante la guerra de Vietnam, Susan Brownmiller y otros (por ejemplo, en Against Our Hill, 1975) acusaron a los soldados norteamericanos de violar a mujeres vietnamitas. Pero no ha sido sino hasta muy recientemente que se ha revelado la plena y confirmada dimensión de las atrocidades cometidas por las fuerzas estadounidenses en Vietnam, muy superior a la hasta hace poco sospechada. Informaciones aparecidas en el Toledo Blade (19 de octubre de 2003) y en Los Angeles Times (6 de agosto de 2006) mencionan más de trescientas atrocidades (incluidas violaciones) que acabaron siendo confirmadas por investigadores del ejército, y eso sin incluir el más notorio de los crímenes de guerra estadounidenses, la masacre de My Lai en 1968.


Aunque los casos de incidentes de violaciones por parte de los actuales soldados estadounidenses puedan parecer relativamente escasos, no puede decirse lo mismo de otras fuerzas militares desplegadas por el mundo. Los conflictos en la República Democrática del Congo (RDC) y en Darfur, como otros previos en Ruanda o en Bosnia-Herzegovina, Myanmar y Somalia, estuvieron salpicados de un sinnúmero de violaciones confirmadas. El uso de la violación como instrumento de guerra pudo también comprobarse en conflictos recientes en Bangladesh, Camboya, Costa de Marfil, Chipre, Timor Oriental, Haití, Liberia, Perú y Uganda.


La violación es la invasión más traumática que una persona pueda infligir a otra. Ha ido inveteradamente malinterpretada como un acto sexual. Aun cuando representa uno de los intercambios físicos más vigorosos, a menudo incluyendo genitales y otras partes del cuerpo, la violación no es erótica, no es sensual, no es placentera. Es violencia y terror, disfrazados de pasión.


La guerra total moderna


La violencia y el terror inherentes a la violación hallan su más bárbara realización en tiempos de guerra, particularmente en las condiciones de la guerra total moderna. El general de la Guerra Civil estadounidense William Tecumseh Sherman fue un pionero de la guerra total con su infame “marcha al mar” de 1864. Su campaña, en efecto, destrozó al enemigo, tanto física como espiritualmente; puso término al más consecuente esfuerzo militar norteamericano.


Sherman creía que la guerra tenía que ser total; que tenía que pasar de un conflicto entre combatientes reconocidos a un conflicto que implicara a toda la sociedad del enemigo, incluyendo sus recursos naturales, el suministro agrícola y alimentario, los servicios públicos y otros elementos de la vida civil.


Esa alteración en la estrategia militar no hizo sino ir a peor en el siglo XX. La I y la II Guerras Mundiales añadieron la aviación y los gases tóxicos, y luego las cámaras de gas, los bombardeos ígneos y las armas nucleares al arsenal de la guerra total. Ese robustecido arsenal armamentístico extendió el modelo de compromiso militar global de Sherman de la destrucción de infraestructura civil a la aterrorización de la población civil. Y, en el eufemístico lenguaje de la negación burocrática que distinguió al final del siglo pasado, las devastaciones infligidas a los civiles en la guerra total pasaron a llamarse “daños colaterales”.


Una nueva era en el modo de conducir la guerra está en camino. Difiere significativamente en varios respecto de los rasgos que definieron a la estrategia militar en el siglo XX. Primero, la conducción de la guerra parece limitada en lo tocante al despliegue de vastas fuerzas militares y ejércitos masivos; la Primera Guerra del Golfo fue todavía una acción policíaca glorificada, en la que una “coalición” masivamente movilizada aplastó a un Estado peregrino de segunda fila. Segundo, la conducción de la guerra aparece como limitada en lo tocante al empleo del armamento más poderoso puesto a disposición por el complejo militar-industrial ; la victoria en la I y en la II Guerra Mundiales estuvo predeterminada por el máximo despliegue de las más avanzadas tecnologías de masacre masiva.


Nuestra nueva era de conducción de la guerra parece definirse por conflictos contenidos, por batallas restringidas a Estados nacionales colapsados y por el uso limitado de armamento avanzado, implicando raramente alianzas multiestatales que se combatan sin tregua entre sí. En esta nueva era de guerra total, los daños colaterales se han convertido en un objetivo legítimo de conflictos sin fuego.


Violación y guerra total


Una de las consecuencias de esta nueva era del conflicto militar es el cambio del papel desempeñado por la violación. Primero, ha habido un incremento en el número de violaciones registradas; ese incremento se refleja en (a) la cifra de violaciones registradas en un determinado conflicto y (b) en la cifra global de conflictos registrados en el mundo. Segundo, más militares han adoptado la violación como técnica operativa (no oficial) en sus campañas de guerra total. Mientras que el enemigo masculino combatiente es golpeado o tiroteado, a veces torturado, violado o aun asesinado tras ser capturado, la violación sistemática de niñas y de mujeres aparece como una técnica innovadora y aceptada de la presente cultura de la guerra total.

Viniendo a cumplir la sombría visión de Sherman, la línea entre el guerrero y el no combatiente, entre el soldado y el civil, ha sido formalmente borrada. Ocurrido esto, la conducción de la guerra no tiene ante sí sino un territorio virgen al que saquear sistemáticamente: el ser físico del enemigo, su cuerpo vivo. A los varones adultos se les saquea con la tortura; a algunos varones jóvenes y a mujeres de todas las edades, con la violación. Para las mujeres, el saqueo, la invasión y la violación dañan y estigmatizan de consuno. Algunos creen que violación significa polución, tanto de la mujer como de los “frutos” de conquistarla. La violación ha llegado a ser el rasgo definitorio de la guerra total en estos primeros años del siglo XXI.


El pasado verano {septentrional] el tercer soldado estadounidense de la Compañía B, Primer Batallón, Infantería 502, División Aerotransportada 101, fue sentenciado por tomar parte en la violación y el asesinato de una familia iraquí en Mahmudiya, una aldea suní situada a 30 kilómetros de Bagdad. Como tal vez algunos recuerden, esos soldados irrupieron en un hogar familiar, violaron a la adolescente Abeer Quassim al-Janabi a la vista de sus padres y de su hermanita de 7 años, y luego la asesinaron, junto al resto de la familia. Por esos crímenes, los soldados recibieron una condena de cárcel que, en total, sumaba más de 300 años.


Este tercer soldado es Jesse Spielman, un soldado raso del ejército de los EEUU de 23 años de edad; fue condenado a 110 años. A comienzos de ese mismo año, el sargento Paul Cortez había sido condenado a 90 años y en noviembre de 2006 al especialista James Barrer le había caído una sentencia de 100 años. Cada uno de ellos fue hallado culpable de cuatro cargos de asesinato, violación, conspiración para la violación, allanamiento de morada con propósitos de violación y conspiración para cometer violación. En marzo de 2007, el soldado raso de primera clase Bryan L. Howard, de 19 años de edad, tras declararse culpable de controlar comunicaciones de radio, fue condenado a 27 meses de confinamiento.


Steven Green, descrito como el cabecilla del grupo, fue licenciado en marzo de 2006 por motivos psiquiátricos, aparentemente antes de que el ejército tuviera noticia del episodio de Mahmudiya, y aguarda ahora juicio. Los testimonios en la corte de justicia documentan la siguiente secuencia del horror: Cortez y Kaker violaron a la chica; Green disparó contra los padres y la hermanita; luego violó a la chica, la mató y, todos, vertieron queroseno sobre su cuerpo y le prendieron fuego. A comienzos de este año, los fiscales federales en Louisville anunciaron su intención de solicitar la pena de muerte para Green.


La víctima adolescente era Abeer Quassim Hamza al-Janabi; Abeer significa “fragancia de las flores”. Las imágenes de los perpetradores del crimen muestran a unos hombres jovencísimos, no sólo inexpertos y faltos de mundanidad, sino carentes de toda preparación para los horrores bélicos que les aguardaban en Irak. Green declaró a un periodista: “Esta guerra es diferente de todas las guerras en las que combatieron nuestros padres y nuestros abuelos. Aquellas guerras eran para algo. Esta es una guerra para nada”.


Los soldados parecen tan víctimas de la guerra total de Bush como lo son Abeer y su desdichada familia.


La violencia sexual en el Congo es la peor del mundo


El 29 de julio de 2007, un caso particularmente sombrío de carnicería humana tuvo lugar en la República Democrática del Congo (RDC). De acuerdo con un informe de la ONU, un soldado en la provincia septentrional de Kivi supuestamente violó y luego macheteó hasta la muerte a una mujer Hutu y a su bebé de tres meses.


Un comunicado de prensa de la ONU dice que la violación resultaba emblemática de “las violaciones cometidas por la policía nacional congoleña y por grupos rebeldes armados, que incluían el asesinato y la violación de aldeanos y la extorsión y el robo a civiles”. Yakin Ertürk, la relatora especial de la ONU en materia de violencia contra las mujeres, denunció la violencia sexual en la RDC como la peor que había visto en su vida.


De acuerdo con la ONU, se registraron 27.000 asaltos sexuales en 2006 en la provincia del sur de Kivi, y se cree que esto es sólo una fracción del número total de casos de violación en el país. “La violencia sexual en el Congo es la peor del mundo”, dijo John Colmes, el subsecretario de la ONU para asuntos humanitarios. “El volumen de las cifras, la indiscriminada brutalidad, la cultura de la impunidad... son sobrecogedores”.


Otros observadores occidentales se muestran igualmente apabullados por lo que aparenta ser un nivel sin precedentes de violencia sexual. Malteser International, una agencia de cooperación de la Orden Soberana de Malta que trabaja en el Congo oriental, informa de que en una aldea, Shabunda, el 70% de las mujeres admiten haber sido sometidas a violencia sexual. André Bourque, un consultor canadiense que trabaja con grupos de cooperación en el Congo oriental, alertó de que “la violencia sexual en el Congo alcanza un nivel jamás alcanzado en sitio alguno. Es todavía peor que en Ruanda cuando el genocidio.”


Entre los perpetradores de violencia sexual se hallan las tropas del gobierno congoleño, estimadas como criminales de la peor especie. Se incluyen también en esa categoría los llamados Rastas, grupos paramilitares que aterrorizan las zonas rurales secuestrando y violando mujeres, quemando bebés y masacrando a quienquiera que les desafíe. El grueso de ellos procede de las antiguas milicias Hutu que se refugiaron en Ruanda luego de las guerras genocidas de 1994 y sobrevivieron en el corazón de la selva, reconocibles por sus espantosos chándales brillantes y sus camisetas de Los Angeles Lakers. Están, además, las milicias locales llamadas Mai-Mai, que apelan a una mitología militar harto más arcaica: se untan con aceite antes de entrar en batalla (New York Times, 7 octubre de 2007).


Desde 2003, la región de Darfur en Sudán occidental ha sido el lugar del terror sistemático. De acuerdo con Amnistía Internacional, “en esos ataques, se mata a los hombres, se viola a las mujeres, y los aldeanos son dispersados tras el incendio de sus hogares; sus cosechas y su ganado, medios principales de su subsistencia, son o quemados o saqueados” (Amnistía Internacional: “Darfur: la violación como arma de guerra: la violencia sexual y sus consecuencias”, 19 de julio de 2004).


Se estima que, hasta la fecha, en Darfur, unos 2,5 millones de personas han sido desplazadas, más de 400.000 han muerto y un sinnúmero de mujeres y niñas han sido violadas o sexualmente aterrorizadas. Un informe de 2007 de Refugees International descubrió que “la violación de mujeres en Darfur no es esporádica o aleatoria, sino que está inexorablemente vinculada con la destrucción sistemática de sus comunidades”. Sostiene que los milicianos janjawid, sostenidos por el gobierno, los “jinetes armados o ‘milicia árabe’”, practican la violación como arma de limpieza étnica (Refugees International: “Leyes sin justicia: una valoración de las leyes sudanesas sobre las supervivientes de las violaciones”).


Más recientemente, un informe escrito en marzo de 2008 por Louise Arbour descubrió “claros indicios” de que miembros de las Fuerzas Armadas sudanesas (FAS) violaron a mujeres y niñas en Sirba, al noroeste de la capital de Darfu, El Geneina. El informe afirmaba que un testigo ocular vio “a cuatro niñas escoltadas hasta una choza abandonada y allí violadas a punta de fusil por un grupo de soldados pertenecientes a las FAS”.


Dos ejemplos más documentan el uso creciente del terror sexual sobre mujeres y niñas desde el final de la Guerra Fría. La ONU estima que en Ruanda más de 500.000 mujeres y niñas han sufrido formas brutales de violencia sexual, incluyendo la violación colectiva y la mutilación sexual, a raíz de lo cual muchas contrajeron el SIDA. En Bosnia, se estima que más de 40.000 mujeres musulmanas fueron violadas y que algunas muchachas que quedaron embarazadas fueron obligadas a mantener el embarazo y a dar a luz al hijo “del enemigo”. Esos ejemplos sugieren un acrecido uso de la violación como técnica de la guerra total.


La guerra total es la autonegación de la modernidad


En su elegante meditación La guerra es una fuerza que nos da sentido, Chris Hedges capta el papel deshumanizador de la guerra:


La guerra quiebra inveteradas prohibiciones contra la violencia, la destrucción y el asesinato. Y eso trae a menudo consigo el desplome de normas sexuales, sociales y políticas inveteradamente observadas, pues la dominación y la brutalidad en el campo de batalla terminan por ingresar en la vida personal. La violación, la mutilación, el abuso y el latrocinio son el resultado natural de un mundo en el que lo que impera es la fuerza, de un mundo en el que los seres humanos son puros objetos” (Guerra, pág. 103).


Una guerra puede ser una revolución social o un genocidio étnico, un choque de ejércitos enemigos o un conflicto civil. Una guerra puede liberar a la gente, o exponerle a la peor venganza masiva. En cualquiera de los casos, lo cierto es que se quiebran inveteradas prohibiciones, lo que Freud llamó el superego. Las gentes ya no son ellas mismas. Sin embargo, la venganza de guerra puede racionalizarse y convertirse en una doctrina aceptada de táctica militar.


El general Sherman, que introdujo la guerra total, observó una vez: “No estamos combatiendo solamente contra ejércitos enemigos, sino contra un pueblo hostil, y tenemos que hacer sentir a viejos y a jóvenes, a ricos y a pobres, la dureza de la guerra”. Urgió a sus compañeros unionistas a “hacer de la guerra algo tan terrible... [y] hacer que [los no combatientes] sufran a tal punto la guerra, que tengan que pasar generaciones antes de que puedan volver a pensar en ella como una posibilidad”.


Sherman desarrolló la estrategia de la guerra total a partir de su experiencia en la Segunda Guerra contra los [indios] semínolas (1835-1842), en la que sirvió bajo el mando del general (y futuro presidente) Zachary Taylor. Le impresionó superlativamente el uso innovador que los nativos hacían de los ataques móviles, que les permitían atacar y desaparecer con rapidez.


En vista de ese modo poco ortodoxo de hacer la guerra, propugnó la erradicación total de los indios semínolas. “Quiero que seáis osados, emprendedores, que andéis siempre sobrados de energía”, dijo a sus soldados; “cuando empecéis, tenéis que llevar a cabo una campaña de aniquilación, de arrasamiento y completa destrucción...”. Destacó, en particular, la importancia de destruir los enclaves semínolas y del asesinato indiscriminado de guerreros; puso como objetivos bélicos las granjas en tiempo de cosecha y los rebaños de búfalos, a fin de eliminar las fuentes alimentarias del pueblo semínola.


En el último siglo y medio, la guerra total ha sido sistemáticamente extendida de las fuentes alimentarias a las inocentes víctimas colaterales, y luego, a cualquiera que, por decirlo con los términos de Sherman, sea parte del “pueblo hostil”. La decisión de Louise Arbour de dimitir de su cargo en la ONU atestigua hasta qué punto las políticas de guerra total de la administración Bush están promoviendo crisis morales internacionales.


El convertir a mujeres y niñas en objetivos militares de asalto sexual y violación ha llegado a ser la más extrema expresión de esta crisis. Ya se trate de milicos rasos estadounidenses o de janjawids en Darfur, la violación es un instrumento de guerra total. La violación es una forma de tortura dirigida especialmente a las mujeres. Está pensada, no solo para infligir daño, sino para avergonzar a la víctima socavando su sentido de dignidad y aun de identidad personal.


Además de ser violadas en el curso de la guerra total, los informes muestran que las niñas y las mujeres están siendo cada vez más sometidas a la prostitución forzada y al tráfico sexual en enclaves no bélicos de intensificada globalización. Esos crímenes documentan hasta qué punto la Guerra total se extiende a la vida cotidiana. La guerra está migrando de los remotos campos de batalla a los centros urbanos; de conflictos reconocidos entre ejércitos enemigos a lo que no es sino un aspecto del comercio ilícito que estraga a las naciones en vías de desarrollo. La guerra total es la autonegación de la modernidad.


David Rosen es un analista político norteamericano que escribe regularmente en medios electrónicos alternativos, como Counterpunch.

Traducción para www.sinpermiso.info: Ramona Sedeño y Ricardo Timón

El Puto Terrorismo (Made in bastardos Hundidos) y el silencio cómplice de los putos medios de incomunicación


Los gastos multimillonarios y sin control del Pentágono

Por: Juana Carrasco Martín
Correo: internac@jrebelde.cip.cu
30 de mayo de 2008 00:18:47 GMT

Son los amos y amigos, por tanto, durante cinco años de guerra y ocupación han hecho y deshecho sin rendir cuentas. Se trata de los contratistas y del Pentágono, quienes olímpicamente han ignorado las reglamentaciones. Ahora, un reporte de auditoria sobre el extendido presupuesto de defensa para las operaciones en Iraq y Afganistán revela gastos no chequeados por miles de millones de dólares.

El Departamento de Inspección General revisó contratos de defensa por 8 200 millones de dólares y resultó que más de 7 700 millones no podían ser justificados apropiadamente. Hummm...


Pero ahí no queda la cuenta. De acuerdo con el informe y las declaraciones formuladas ante un comité congresional por la subinspectora general, Mary Ugone, la falta de contabilidad de los fondos para comprar armas, vehículos, equipos de construcción y servicios de seguridad falló en el 95 por ciento de los estándares básicos.


Citada por la AFP la pasada semana, Ugone dijo que «estimaban que el ejército había hecho pagos comerciales por 1 400 millones de dólares que carecían de la más mínima documentación, un reporte de recibo, una factura, un vale certificado; y otros 6 300 millones abarcaban 27 pagos con igual incorrección en los requerimientos regulados.


Las anomalías abarcaban también 1 800 millones en activos iraquíes dados por el Departamento de Defensa de EE.UU. «sin absolutamente ninguna contabilidad», según afirmó el congresista Henry Waxman, presidente de un Comité de la Cámara de Representantes que debe controlar estos acápites. En ese caso «los investigadores examinaron 53 vales de pago y no pudieron encontrar ni uno solo que pudiera explicar adecuadamente adónde había ido el dinero», subrayó el representante.


Pero tampoco terminó ahí la lista de las irregularidades, a otros 5 000 millones de dólares, utilizados en apoyo de las fuerzas de seguridad iraquíes, tampoco se les pudo seguir adecuadamente la pista, y esto ya estaba detectado en otro informe del Inspector General en noviembre de 2007.


Cuando se suman estos importes da como resultado que el Departamento de Defensa de Estados Unidos es incapaz de rendir cuentas sobre unos 15 000 millones de dólares.


Una semana más tarde, este último jueves de mayo, la agencia AP traía nuevas informaciones sobre el caso, pero esta vez se daban las justificaciones: no eran suficientes los auditores de la Dirección de Inspección General para investigar los casos de corrupción y fraude allende los mares, especialmente en Iraq y Afganistán, donde los militares estaban empleando a contratistas para ayudar a las operaciones, por lo tanto, eran más vulnerables al fraude, el derroche y el abuso «minando la misión del Departamento».


Las agencias informativas no han mencionado ningún nombre de contratistas vinculados a este evidente negocio turbio, pero para nadie es noticia que uno de los más controversiales contratistas beneficiados del gran negocio de la guerra en Iraq es Halliburton, la empresa que justamente presidió Dick Cheney, el vicepresidente de Bush, hasta que asumió la autoridad del imperio desde su cargo en la Casa Blanca.


Mediante su subsidiaria KBR, la corporación texana monopolizó prácticamente los dineros procedentes de los gastos despilfarradores y la mala gestión.


Para dar una respuesta tardía a ese privilegio, criticado desde que comenzaron a dispensarse los contratos, ahora, solo ahora, el gran y prácticamente único contrato del Pentágono en Iraq ha sido dividido entre tres compañías, según publicaba hace apenas cinco días atrás The New York Times.


Sin embargo, anotaba el diario que el nuevo negocio con KBR, Fluor Corporation y DynCorp International, podría resultar en costos incrementados para los contribuyentes norteamericanos y todavía una debilidad mayor en el control por parte de los militares, además de ganancias superiores para el trío que lo pagado a KBR durante cada año desde el comienzo de la guerra.

Se trata de un contrato dividido entre tres para proveer comida, albergues y servicios básicos para los soldados estadounidenses, durante diez años, bajo el pago de 150 000 millones de dólares, una cifra realmente estremecedora, si se supone que Halliburton Company y la KBR que fuera su subsidiaria hasta hace poco, recolectó más de 24 000 millones de dólares desde el comienzo de la guerra.


Pero no es más interesante la cifra que la engañosa presentación del caso, puesto que pareciera que Fluor Corporation y DynCorp International son nuevas en esa plaza, cuando en realidad ellas también han sido bendecidas con jugosos contratos en guerra imperial, y no han estado exentas de las trapisondas de KBR.


Kellog, Brown and Roots, que ese es su nombre completo, cargó sus cuentas al Pentágono con 200 millones de dólares más de lo debido por comidas que nunca les sirvió a los soldados, dispensó agua contaminada a las tropas norteamericanas y, por demás, ha sido acusada por algunas de sus empleadas porque no las protegió de asaltos sexuales de sus coempleados.

Una simple frase dicha por el senador Byron L. Dorgan, un demócrata de Dakota del Norte, y publicada por The New York Times, serviría para sellar el pacto que de seguro llevará a nuevas expresiones del fraude y la corrupción que han caracterizado a la administración Bush, la del hijo: «Esto es solo otro verso en la misma vieja canción».

Fidel es el único que se toma en serio los putos mítines de la Putocracia yanqui


Reflexiones del compañero Fidel
La política cínica del imperio


«El discurso del candidato Obama se puede traducir en una fórmula de hambre para la nación, las remesas como limosnas, y las visitas a Cuba en propaganda para el consumismo y el modo de vida insostenible que lo sustenta», comentó el líder cubano en su análisis sobre las palabras que pronunciara Obama ante la Fundación Cubano-Americana el pasado día 23
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Correo: digital@jrebelde.cip.cu
26 de mayo de 2008 09:42:53 GMT



No sería honesto de mi parte guardar silencio después del discurso de Obama la tarde del 23 de mayo ante la Fundación Cubano-Americana, creada por Ronald Reagan. Lo escuché, como hice con el de McCain y el de Bush. No guardo rencor hacia su persona, porque no ha sido responsable de los crímenes cometidos contra Cuba y la humanidad. Si lo defendiera, les haría un enorme favor a sus adversarios. No temo por ello criticarlo y expresar con franqueza mis puntos de vista sobre sus palabras. ¿Qué afirmó? "A través de mi vida ha habido injusticia y represión en Cuba, y nunca durante mi vida el pueblo ha conocido la verdadera libertad, nunca en la vida de dos generaciones ha conocido el pueblo de Cuba una democracia... no hemos visto elecciones durante 50 años... Nosotros no vamos a soportar estas injusticias, juntos vamos a buscar la libertad para Cuba," les expresa a los anexionistas y continúa: "Esa es mi palabra. Ese es mi compromiso. ... es hora de que el dinero estadounidense haga que el pueblo cubano sea menos dependiente del régimen de Castro. Voy a mantener el embargo... "El contenido de las palabras de este fuerte candidato a la Presidencia de Estados Unidos, me exonera de la necesidad de explicar el porqué de esta reflexión. El propio José Hernández, uno de los directivos de la Fundación Cubano-Americana al que Obama elogia en su discurso, era el propietario del fusil automático de calibre 50, mirilla telescópica y rayos infrarrojos capturado por casualidad junto a otras mortíferas armas, durante su transportación por mar hacia Venezuela, donde la Fundación proyectó asesinar al que esto escribe en una reunión internacional que tuvo lugar en Margarita, estado venezolano de Nueva Esparta.


El grupo de Pepe Hernández deseaba volver al pacto con Clinton, a quien el clan de Mas Canosa traicionó, ofreciéndole mediante fraude la victoria a Bush en el 2000 porque había prometido asesinar a Castro, algo que todos aceptaron gustosos. Son rejuegos políticos propios del sistema decadente y contradictorio de Estados Unidos.


El discurso del candidato Obama se puede traducir en una fórmula de hambre para la nación, las remesas como limosnas, y las visitas a Cuba en propaganda para el consumismo y el modo de vida insostenible que lo sustenta. ¿Cómo va a enfrentar el gravísimo problema de la crisis alimentaria? Los granos hay que distribuirlos entre los seres humanos, los animales domésticos y los peces, que de año en año son cada vez más pequeños y más escasos en los mares sobreexplotados por los grandes arrastreros a los que ningún organismo internacional fue capaz de frenar. No es fácil producir carne a partir del gas y el petróleo. El propio Obama sobreestima las posibilidades de la tecnología en la lucha contra el cambio climático, aunque está más consciente que Bush de los riesgos y del escaso tiempo disponible. Podría asesorarse con Gore, que es también demócrata y dejó de ser candidato, porque conoce bien el ritmo acelerado en que se incrementa el calentamiento. Su cercano rival político aunque no aspirante, Bill Clinton, experto en leyes extraterritoriales como la Helms-Burton y la Torricelli, puede asesorarlo en un tema como el bloqueo, que prometió erradicar y nunca cumplió.


¿Cómo se expresó en su discurso de Miami el que sin duda es, desde el punto de vista social y humano, el más avanzado candidato a la postulación presidencial en Estados Unidos? "Durante 200 años" —dijo— "Estados Unidos ha dejado en claro que no vamos a soportar la intervención en nuestro hemisferio, sin embargo debemos ver que hay una intervención importante, el hambre, la enfermedad, la desesperación. Desde Haití hasta Perú podemos hacer algo mejor las cosas y debemos hacerlo, no podemos aceptar la globalización de los estómagos vacíos... " ¡Magnífica definición de la globalización imperialista: la de los estómagos vacíos! Debemos agradecérselo; pero hace 200 años Bolívar luchó por la unidad de América Latina y hace más de 100 años Martí dio su vida combatiendo contra la anexión de Cuba a Estados Unidos. ¿Dónde están las diferencias entre lo que proclamó Monroe y lo que dos siglos después proclama y reivindica Obama en su discurso? "Tendremos un enviado especial de la Casa Blanca, como lo hizo Bill Clinton" —expresó casi al concluir— "... vamos a ampliar el Cuerpo de Paz y les vamos a pedir a más jóvenes que hagan que nuestros vínculos con las gentes se hagan más fuertes y quizás más importantes. Podemos forjar el futuro, y no dejar que el futuro nos forje a nosotros." Es una bella frase, porque admite la idea, o al menos el temor, de que la historia hace a los personajes y no al revés.


Los Estados Unidos de hoy no tienen nada que ver con la declaración de principios de Filadelfia formulada por las 13 colonias que se rebelaron contra el colonialismo inglés. Hoy constituyen un gigantesco imperio, que no pasaba en aquel momento por la mente de sus fundadores. Nada cambió sin embargo para los indios y los esclavos. Los primeros fueron exterminados a medida que la nación se extendía; los segundos continuaron siendo objeto de subastas en los mercados —hombres, mujeres y niños— durante casi un siglo, a pesar de que "todos los hombres nacen libres e iguales", como afirma la declaración. Las condiciones objetivas en el planeta favorecieron el desarrollo de ese sistema. Obama en su discurso atribuye a la Revolución Cubana un carácter antidemocrático y carente de respeto a la libertad y los derechos humanos. Es exactamente el argumento que, casi sin excepción, utilizaron las administraciones de Estados Unidos para justificar sus crímenes contra nuestra patria. El bloqueo mismo, por sí solo, es genocida. No deseo que los niños norteamericanos se eduquen en esa bochornosa ética.La revolución armada en nuestro país no habría sido tal vez necesaria sin la intervención militar, la Enmienda Platt y el coloniaje económico que esta trajo a la isla.


La Revolución fue producto del dominio imperial. No se nos puede acusar de haberla impuesto. Los cambios verdaderos pudieron y debieron originarse en Estados Unidos. Sus propios obreros, hace más de un siglo, lanzaron la demanda de las ocho horas, hija de la productividad del trabajo.Lo primero que los líderes de la Revolución Cubana aprendimos de Martí fue creer y actuar en nombre de una organización fundada para llevar a cabo una revolución. Siempre dispusimos de facultades previas y, una vez institucionalizada, fuimos elegidos con la participación de más del 90 por ciento de los electores, como es ya costumbre en Cuba, y no la ridícula participación que muchas veces, como en Estados Unidos, no llega al 50 por ciento de los electores. Ningún otro país pequeño y bloqueado como el nuestro habría sido capaz de resistir tanto tiempo, a base de ambición, vanidad, engaño o abusos de autoridad, un poder como el de su vecino. Afirmarlo constituye un insulto a la inteligencia de nuestro heroico pueblo.


No cuestiono la aguda inteligencia de Obama, su capacidad polémica y su espíritu de trabajo. Domina las técnicas de comunicación y está por encima de sus rivales en la competencia electoral. Observo con simpatía a su esposa y sus niñas, que lo acompañan y animan todos los martes; es sin duda un cuadro humano agradable. No obstante, me veo obligado a varias delicadas preguntas, aunque no pretendo respuestas, únicamente consignarlas.


1º ¿Es correcto que el Presidente de Estados Unidos ordene el asesinato de cualquier persona en el mundo, sea cual fuere el pretexto?

2º ¿Es ético que el Presidente de Estados Unidos ordene torturar a otros seres humanos?

3º ¿Es el terrorismo de estado un instrumento que debe utilizar un país tan poderoso como Estados Unidos para que exista la paz en el planeta?

4º ¿Es buena y honorable una Ley de Ajuste que se aplica como castigo a un solo país, Cuba, para desestabilizarlo, aunque cueste la vida a niños y madres inocentes? Si es buena, ¿por qué no se aplica el derecho automático de residencia a los haitianos, dominicanos y demás países del Caribe, y se hace lo mismo con los mexicanos, centroamericanos y suramericanos, que mueren como moscas en el muro de la frontera mexicana o en aguas del Atlántico y el Pacífico?

5º ¿Puede Estados Unidos prescindir de los inmigrantes, que cultivan vegetales, frutas, almendras y otras exquisiteces para los norteamericanos? ¿Quién barrería sus calles, prestaría servicios domésticos y realizarían los peores y menos remunerados trabajos?

6º ¿Son justas las redadas de indocumentados que afectan incluso a niños nacidos en Estados Unidos?

7º ¿Es moral y justificable el robo de cerebros y la continua extracción de las mejores inteligencias científicas e intelectuales de los países pobres?

8º Usted afirma, como recordé al inicio de esta reflexión, que su país advirtió hace tiempo a las potencias europeas que no admitiría intervenciones en el hemisferio, y a la vez reitera la demanda de ese derecho, reclamando al mismo tiempo el de intervenir en cualquier parte del mundo con el apoyo de cientos de bases militares, fuerzas navales, aéreas y espaciales distribuidas en el planeta. Le pregunto, ¿es esa la forma en que Estados Unidos expresa su respeto por la libertad, la democracia y los derechos humanos?

9º ¿Es justo atacar sorpresiva y preventivamente sesenta o más oscuros rincones del mundo, como los llama Bush, sea cual fuere el pretexto?

10º ¿Es honorable y cuerdo invertir millones de millones de dólares en el complejo militar industrial para producir armas que pueden liquidar varias veces la vida en la Tierra?


Usted debiera conocer, antes de juzgar a nuestro país, que Cuba, con sus programas de educación, salud, deportes, cultura y ciencias, aplicados no sólo en su propio territorio sino también en otros países pobres del mundo, y la sangre derramada en solidaridad con otros pueblos, a pesar del bloqueo económico y financiero y las agresiones de su poderoso país, constituye una prueba de que puede hacerse mucho con muy poco. Ni a nuestra mejor aliada, la URSS, le fue permitido trazar nuestro destino.


Para cooperar con otros países, Estados Unidos sólo puede enviar profesionales vinculados a la disciplina militar. No puede hacerlo de otra forma, porque carece de personal en número suficiente dispuesto a sacrificarse por otros y ofrecer apoyo significativo a un país con dificultades, aunque en Cuba hemos conocido y han cooperado con nosotros excelentes médicos norteamericanos. Ellos no tienen la culpa porque la sociedad no los educa masivamente en ese espíritu. La cooperación de nuestro país nunca la hemos subordinado a requisitos ideológicos. Se la ofrecimos a Estados Unidos cuando el Katrina golpeó duramente la ciudad de Nueva Orleans. Nuestra brigada médica internacionalista lleva el nombre glorioso de Henry Reeve, un joven nacido en ese país que luchó y murió por la soberanía de Cuba en la primera guerra por nuestra independencia.


Nuestra Revolución puede convocar a decenas de miles de médicos y técnicos de la salud. Puede convocar de forma igualmente masiva a maestros y ciudadanos dispuestos a marchar a cualquier rincón del mundo, para cualquier noble propósito. No para usurpar derechos ni conquistar materias primas.En la buena voluntad y disposición de las personas hay infinitos recursos que no se guardan ni caben en las bóvedas de un banco. No emanan de la política cínica de un imperio.


Fidel Castro Ruz

Mayo 25 de 2008; 10 y 35 p.m.