lunes, 15 de marzo de 2010

La Puta Graná está siendo atacada



LA PUTA GRANÁ está siendo utilizada impunemente por una pandilla de Hijos de Su Puto Padre Cabronazi. Y desde hace tres días están subiendo mierda comercial de juegos sin ton ni son...

Tomaremos medidas, quedan advertidos.

Son muchas las empresas del pornocapitalismo mediático que usan bots (agentes webs o programitas software creados para atacar y romper la seguridad de los sitios) en internets para acceder a sitios e infectarlos de basura publicitaria y que son apadrinados por las miserables empresas de hospedaje que los ayudan en dicha labor destructiva.

viernes, 5 de marzo de 2010

Para entender la anomalía de la revolución cubana en la degeneración capitalista de la INhumanidad








¿Con qué derecho sobrevivimos a los muertos?

Santiago Alba Rico

La Calle del Medio

A media mañana del día 19 de enero del presente año, el Liberty of the Seas, uno de los navíos más grandes y lujosos del planeta, desembarcó a sus pasajeros en el idílico puerto de Labedee, un “paraíso privado” propiedad de la empresa estadounidense Royal Caribbean. Recibidos con música folklórica y refrescantes Labaduzees -el cóctel exclusivo del recinto-, los viajeros descendieron alborozados para disfrutar de las playas más sensuales, la comida más sofisticada, los hoteles más confortables, el parque acuático más grande del Caribe y hasta de una montaña rusa, tautológica y vertiginosa, siempre a disposición de los clientes. Este sueño materializado, retorno civilizado al edén bíblico, colindaba sin embargo con un mundo de inocencia perdida y barbarie antediluviana. Era sólo un tabique, una transparencia dura e infranqueable. Porque, en efecto, al otro lado del muro de tres metros, erizado de espinas y protegido por guardias armados, no era 19 de enero sino 12; no era media mañana sino las cinco de la tarde; no era Labedee sino Haití y la tierra temblaba, las casas se derrumbaban, los niños lloraban y miles de supervivientes buscaban entre los escombros cadáveres y alimentos.

En el siglo XIX, los personajes de Jane Austen -nos dice Edward Said- podían disfrutar de vidas bucólicas en la campiña inglesa, preocupados sólo por los pretendientes de sus hijas, gracias a que el lejano ejército imperial saqueaba entre tanto la India. El turismo –y la televisión– complican moralmente las cosas. Estamos en la misma habitación. En diciembre de 2004, después del tsunami que revolcó el Sudeste asiático, muchos ingleses aprovecharon la reducción de los precios para viajar a las playas de Indonesia, donde se bañaban, bebían y reían mientras, al otro lado de una sucinta alambrada, centenares de niños huérfanos deambulaban sobre el fango de un mundo desecho. ¿Con qué derecho sobrevivimos a los muertos? Con el que nos da la certeza inevitable de nuestra propia muerte. Los muertos nos autorizan a seguir viviendo, a reírnos, a enamorarnos, a construir una casa y a celebrar una fiesta a condición de que tarde o temprano también nosotros nos muramos. El dolor de mi vecino no paraliza mi vida porque mi vida misma me llevará al mismo punto; la catástrofe de Indonesia no paraliza a Inglaterra porque los ingleses mismos son mortales. Pero, ¿con qué derecho los ingleses van a un funeral en Indonesia? ¿Con qué derecho los estadounidenses se ríen en un funeral en Haití? Aceptemos la idea más bien audaz de que entre el placer de unos y el dolor de otros no hay ninguna conexión culpable; dejemos a un lado la política, la economía, la historia misma; queda sin justificar nuestra presencia en un lugar al que nadie nos ha llamado, en el que no tenemos ningún pariente, en el que no queremos aprender nada. Queda por justificar, por tanto, nuestra mala educación.

Todas las civilizaciones de la tierra, tras un periodo de duelo, permiten a los humanos vestirse de colores y hacer el amor; pero todas las civilizaciones de la tierra han considerado siempre una mortal ofensa reírse en un entierro, sobre todo en el entierro de un desconocido. Pues bien: la globalización capitalista consiste -desde el punto de vista antropológico- en que las clases medias de occidente, a través del turismo y la televisión, vayan a reírse a carcajadas, a beber y bailar y follar en los entierros de los demás. ¿Por qué nos reímos en el entierro de los indonesios? ¿Por qué nos reímos en el entierro de los haitianos? Estamos allí porque somos más ricos y poderosos, y eso vale también para los buenos sentimientos; pero si somos además descorteses y groseros -si nos reímos en sus funerales- es porque estamos convencidos de que, al contrario que los haitianos y los indonesios, nosotros no nos vamos a morir.

Si no fuese colonialismo, el turismo sería en todo caso mala educación. ¿Cómo justifican los viajeros su alegría in situ? ¿Con qué derecho nos reímos en el funeral de un desconocido? Tanto la Royal Caribbean en 2010 como las agencias inglesas en 2004, lo mismo los turistas estadounidenses en Haití que los ingleses en Indonesia, aseguraban estar “ayudando a reconstruir el país”. John Weiss, el vicepresidente de la empresa estadounidense, se enorgullecía de “algunas sillas y colchones que les sobraban” y que han entregado a los haitianos. Pero se referían, sobre todo, a las pocas decenas de trabajadores locales que emplean las agencias y al puñado de artesanos a los que dejan vender, a la debida distancia, algunos productos locales. Los personajes de Austen eran ignorantes; los del Marqués de Sade eran cínicos; los turistas son tan ingenuos y fanáticos como los terroristas de Al-Qaida. Es el liberalismo llevado a su expresión más pura y radical: frente al dolor del otro y la muerte ajena, “lamentarse no sirve de nada”... lo que hay que hacer es reír y beber y bailar y follar.

Si dejamos a un lado la política, la economía, la historia, aún tenemos que juzgar las sociedades capitalistas por las paradojas antropológicas que obligan a asumir como comportamientos normativos. ¿Por qué me río en el entierro de tu madre? “Divertirme te ayuda”, “mi placer calma tu dolor”, “mi bienestar es una deuda contigo”. La grosería, la descortesía, la mala educación han pasado a ser casi imperativos morales ¿Puede extrañar que, cuando se trata de “salvar el mundo”, Occidente se apresure a mandar marines y turistas?

En 1558, Peter Brueghel, llamado el Viejo, llamado también el Campesino, pintó La muerte de Icaro, un cuadro conservado en Bruselas en el que el espectador tiene que buscar con lupa al personaje mitológico nombrado en el título. Por delante de la aldea lejana y hospitalaria, del barco sereno en la bahía y del pastor ocioso en medio del rebaño, la figura central es la de un campesino milenario que rotura un cuadrado de tierra, sin percatarse de esa manchita espumosa, abajo y a la derecha del lienzo, que revela el fracaso de Icaro y de sus desproporcionadas ambiciones. Brueghel, mientras el Renacimiento espumaba ya el despegue europeo, afirma pictóricamente una tesis y una toma de partido: las vidas paralelas del Hombre Viejo, triunfalmente aferrado a la tierra, y del Hombre Nuevo, cuyos caprichos insensatos sucumben en el mar sin llegar a rozar el orden ancestral de los humanos. El reaccionario Brueghel se equivocó y triunfó el Hombre Nuevo, pero no era ése, no, excogitado de la Razón y la Virtud, que habían soñado Robespierre. Marx y el Ché. Contra el espesor de la tierra y el abrigo de las supersticiones, contra la lentitud narrativa y los hipócritas buenos modales del Antiguo Régimen, en Occidente no triunfó el Derecho y la Ciudadanía sino Icaro, el cual, gracias a Iberia y American Airlines, llega siempre indemne a su destino. Hay que invertir las proporciones del cuadro de Brueghel. El Hombre Viejo y el Hombre Nuevo, como dos especies paralelas, escarabajos y cebras, inmigrantes y turistas, pobres y ricos, comparten el mismo lienzo, pero es el Hombre Nuevo el que vuela y vuela, en el centro de la escena, sin percatarse de la catástrofe del resto del mundo, en una esquina, que acabará arrastrándolo también a él.

El Hombre Viejo al menos respetaba a los muertos. El Hombre Nuevo capitalista es nuevo porque es el primero en la historia del mundo que se ríe en los funerales de los desconocidos. Se cree inmortal y, como todos los inmortales, demuestra -cuando no desprecio o crueldad- una olímpica indiferencia hacia los mortales.

Diablos, coño, joder, ¿será tan complicado entender, después de esto, por qué la anomalía cubana es tan importante para toda la Humanidad?

Donde se muestra fiablemente la esencia terrorista de la InjustiCIA más aznaznarfabeta del Reino FrancoBourbónico de los Bribones

La relación definitiva entre ETA, Chávez y al-Qaida

Blog de Residuos


El magistrado Eloy Velasco dictó ayer [el lunes] un Auto de Procesamiento que los medios de comunicación han empleado para poner cada uno el titular que le ha dado la gana, según las intenciones empresariales de sus accionistas, con respecto a Venezuela.

Tras leer y escuchar multitud de noticias en la prensa digital y en los telediarios nocturnos comprendí, junto a tantos otros millones de súbditos del Rey, que este magistrado “ha demostrado” o “asegura”, que el gobierno venezolano (o, según el medio, “Chávez” directamente) ha colaborado con ETA y las FARC.

Bien, vayamos paso a paso, porque ni el magistrado ni los titulares abrigan buenas intenciones.

Lo primero que hay que recordar a todos los periodistas que no dudan en asesorarse cuando escriben sobre ciencias pero que jamás han precisado noción alguna de derecho penal para escribir en torno a él, es que un Auto de Procesamiento no demuestra nada. Valora indicios que cree suficientes como para procesar una persona y seguir con el procedimiento y esclarecer las responsabilidades. Este Auto es el documento que concluye la fase de instrucción, una fase en la que el magistrado junto con sus funcionarios intenta reunir el material probatorio suficiente como para juzgar a alguien. Luego ya llegará el juicio.

Éste, que es un dato al alcance de cualquiera de los veinte millones de licenciados en Derecho que hay en el Estado Español (entre ellos el propio Zapatero y su colega Moratinos) puede resulta asombroso a la luz de lo que sucedió unos minutos después, cuando el magistrado Eloy Velasco (al que la prensa llama continua y erróneamente juez, que es como llamar teniente a un capitán) filtró a la prensa su documento (sin levantar primero el secreto de sumario: ¡olé sus huevos!). Tras esta dudosa acción del magistrado, el Presidente del Gobierno no dudó en pedir explicaciones al Gobierno venezolano. ¿Sobre qué? ¿Sobre un Auto de Procesamiento? ¿Sobre unos hechos que no han sido demostrados y a causa de unas personas que todavía no han sido juzgadas? Pues sí. La rapidez y la superficialidad de sus declaraciones dejaron más que claro que nadie había leído ni una sola de las 16 páginas del Auto.

Lo que se ve aquí de forma muy muy clara es una intervención política de la Audiencia Nacional. Haciendo esa filtración sabía iba a revolucionar a la jauría mediática, deseosa de juntar Chávez, ETA y las FARC en un solo titular. ¡Dios mío! ¡Si es el sueño de su vida! ¡Llevaban años esperándolo! De hecho, me extraña que en el Auto de Velasco no figuren también al-Qaida, Antonio Puerta y Felix Millet. Y de la sobre-reacción previsible de la prensa, la sobre-reacción previsible del gobierno a la defensa de su popularidad. Con lo fácil que hubiese sido salir a decir: “a ver, señores, cálmense y esperen, que lo que este magistrado quiere probar no lo tenemos nada claro”.

Dicho esto, también hay que hablar del Auto de Procesamiento que dictó el magistrado Velasco, porque jurídica y políticamente (sí: ya que es un acto político, lo descalificaré también políticamente), es una auténtica basura. Para encontrar indicios que le sirvan para procesar a quien tiene ganas de procesar, este señor recurre a una serie de elementos probatorios a cual más ridículo:

  1. En el Auto se repiten continuamente extractos de correos electrónicos obtenidos del ordenador portátil del ex dirigente de las FARC Raúl Reyes, obtenido ilícitamente tras una intervención militar colombiana que no sólo violó la hegemonía territorial de Ecuador sino que concluyó con la muerte de decenas de personas, entre ellas el mismo Reyes. Tanto España como Colombia no aceptan lo que se consideran pruebas ilícitas (como por ejemplo, las obtenidas tras invadir un país extranjero y hacerle un agujero en la cabeza al presunto delincuente), pues los legisladores siempre han considerado, con muy buen criterio, que no se puede cometer un delito para intentar demostrar otro… Igualmente, en el supuesto de que obviásemos el principio de exclusión probatoria y el portátil de Reyes pudiese emplearse, la propia INTERPOL rechazó en su momento su contenido al retrasarse la entrega del mismo en más de dos días, tiempo que pudo haber servido a los militares colombianos para introducir en él cualquier cosa. Es decir: que no se custodió la prueba principal ni puede demostrarse su integridad.
  2. Emplea repetidamente el argumento de que el miembro de ETA Arturo Cubillas trabajó como alto funcionario para el Ministerio de Agricultura y Tierras de Venezuela. Éste es un argumento jurídicamente tan inconcluyente que roza la infantilidad: la condición de funcionario no responsabiliza automáticamente al Estado. Para que esto sea así, el delito debe haberse cometido como parte de las encomiendas del cargo o por orden directa de algún miembro del Gobierno. ¿Se responsabiliza el Estado si un oficial de correos mata a su mujer, o si un subdirector de Nuevas Tecnologías del Ministerio de Fomento conspira para derrocar al Gobierno de Luxemburgo? Otra cosa sería que pudiese demostrarse que Cubillas perteneciese a la inteligencia venezolana (cosa que, de poderse probar, Velasco se hubiese apresurado a poner sobre la mesa), o que existiese un documento del vicepresidente pidiéndole que, por favor, se deje de hostias y mate de una vez al cabrón de Uribe.
  3. Tras fracasar las negociaciones de Argel en 1989, Arturo Cubillas fue acogido por Venezuela como parte de un pacto entre los tres países implicados en la operación (Venezuela, Argelia y España). Estos pactos, que nacen y viven al margen de la legalidad, están perfectamente asumidos por todos los gobiernos democráticos y rara vez se formalizan, pues aunque son perfectamente comprensibles en su dominio político, contravienen profundamente una infinidad de artículos del ordenamiento jurídico de cualquier Estado de derecho. ¿Qué quiere decir esto? Pues que si a los Magistrados y Jueces les da la gana, pueden dejar al Ejecutivo en pelotas y sin fortaleza política de cara a futuras negociaciones. Todo esto se sustenta en un pacto no escrito entre el ejecutivo y el poder judicial, un acuerdo de respetar estas decisiones y mantenerlas al margen de la actividad jurisdiccional. Porque, seamos serios: si al día siguiente de pactar una tregua con ETA, a Garzón le sale del culo detener a cien, pues puede perfectamente hacerlo… Pero coño, inmediatamente le llamará Rubalcaba y le espetará: ¿A qué jugamos, Baltasar? Pues bien, esto es lo que se les está diciendo a los terroristas: “por mucho pacto que haya, el día que a un juez estrella le dé la gana pasarse el pacto por el forro escrotal, te vas al trullo”. Parece que sólo les damos la salida del Berserk: morir matando.
  4. Emplea continuamente las declaraciones de un tal Camilo, arrepentido de las FARC. Las acusaciones de este hombre bien podríamos tomárnoslas a filfa, atendiendo a la tradicional costumbre de los Estados de emplear a estos arrepentidos para dar un aire realista a la creatividad de sus agentes de inteligencia, pero pongámonos serios: esta vez nos las creemos. Bien, entonces: ¿Qué pruebas refuerzan o sustentan sus palabras? ¿Ein? ¿Pruebas? ¿Mandee? En todo el Auto no se hace referencia a ninguna, y esto tiene una fácil explicación: no hay ninguna. En un juicio por asociación ilícita (contra unos mafiosi, pongamos) ¿tomaría un tribunal como suficientes las palabras de un arrepentido? ¿Sí? ¿Y entonces todo el que señale el arrepentido con el dedo índice alzado, sin contabilidad ni grabaciones ni papeles ni información fiscal ni nada de nada, al trullo porque sí, porque lo dice el arrepentido? Pues vaya: si con un arrepentido basta, no entiendo entonces por qué tenemos estos problemones en el sur de Europa con las bandas de mafiosos. No se explica, la verdad.
  5. Una de las declaraciones del arrepentido es directamente para echarse unas risas y palmearnos las espaldas los unos a los otros: cuenta que en una de esas escenas en que los de la ETA hablaban de explosivos con los de las FARC (así, entre arepas y zuritos) apareció un miembro del ejército venezolano de paisano que, supongo que para que el Magistrado Velasco pudiese imputarle unos años después, llegaba ataviado con un chaleco con las siglas de los artificieros del ejército. Claro que no hay fotos ni grabaciones del momento, pero si lo dice el arrepentido, será verdad ¿no? Yo mismo tengo una camiseta de la CIA, así que no veo porque Camilo El Arrepentido pueda estar mintiéndonos al respecto.

Y en fin, esto es todo lo que hay en el Auto. Y hay que recalcarlo: esto es todo lo que hay. Ahora es el momento de especular sobre las posibles intenciones del documento y su filtración a la prensa. Está claro que hay motivaciones políticas, pero, ¿qué motivaciones políticas en concreto?:

  1. El magistrado es del “ala conservadora” y fíjate cómo la calza. Llevó la Conselleria de Justícia de la Generalitat Valenciana en tiempos de Zaplana. ¡Ahiesná! A tenor del documento que ha pergeñado este hombre, que tiene la misma profundidad jurídica que la cláusula de rescisión de un futbolista, puede que, sencillamente, haya recibido la consigna del partido de hacer ruido con esto, que esté agitando los tres nombres (ETA, Chávez, FARC) para alimentar la habitual estrategia mediática de acoso y derribo contra los llamados regímenes totalitarios del Caribe.
  2. Todo esto se enmarca en un macroplan del imperio. Pese a ser un gran simpatizante del presidente venezolano, éste es un argumento demasiado conveniente y demasiado ajustado al credo chavista. Estaría bien poder demostrar que todo es un plan del imperio, pero en caso de hacer esas acusaciones, deberíamos poder demostrarlo bien, y no como hacen ellos, con un Auto de Procesamiento que parece una práctica de primero de derecho destinada a recibir un Muy Deficiente.
  3. Es una táctica de la Audiencia Nacional acordada con el Gobierno de Zp para que, mediante la presión ejercida por el documento recién aireado, Venezuela se avenga a extraditar a Arturo Cubillas, de quien se sabe, por información de inteligencia (aunque sea imposible de probar, como bien ha demostrado el Auto de Procesamiento reseñado), que sigue en activo colaborando con ETA. Esta teoría, a tenor de lo rápida y acompasadamente que saltaron Zapatero y Moratinos a pedir explicaciones al gobierno bolivariano, no puede despreciarse así como así.
  4. Es un mensaje del Estado a una ETA que se supone en estado terminal: “si no os rendís, no pensamos respetar ni los pactos que dejaban impunes a vuestros miembros históricos”.

También puede ser, por supuesto, una combinación de todas las anteriores. A veces la geopolítica funciona así: no se miden demasiado ni la fuerza ni el proyectil que se lanza, siempre que se haya disparado en la dirección correcta. Es un desgaste, una estrategia a largo plazo. Y qué coño: a veces ni siquiera saben lo que hacen. Sólo le están dando un gusto al cuerpo.

Fuente: http://blogderesiduos.wordpress.com/2010/03/02/la-relacion-definitiva-entre-eta-chavez-y-al-qaeda/


jueves, 4 de marzo de 2010

Sobre la Puta Ignorancia que condena sin Juicio en este criminal Reino FrancoBourbónico

Hemos leído la sentencia que condena al súbdito Arnaldo Otegui a dos años de cárcel y a 16 años de inhabilitación. Nos hemos quedado peor que anonadados. La jueza que firma ese acto público de Injusticia o bien no sabe nada ni de lógica, ni de derecho ni de política y lo único con lo que ejerce es con más que su supina ignorancia o lo que escribe es ininteligible.

Le molesta que Arnaldo Otegui eche mano de la figura de Nelson Mandela. La jueza hace malabarismos con la historia. Quiere y desea que el líder sudafricano sea un personaje bueno, bello y pacífico. Todo muy de cuento infantil. La mísera botarate se inventa hasta la biografía del máximo responsable de la organización armada Umkhonto we Sizwe (La Lanza del Pueblo). Se habrá creído la pobrecica que quien lo liberó de las cárceles del apartheid fue la tramoya massmediática con su pestilente circo mundial de los astros de la música. Quizá en esa onda pueda perseguir a la banda irlandesa de U2 por usar como nombre el de una conocidísima aeronave bombardera del imperialismo yankee. Así que no nos queremos ni imaginar lo que hará como le caiga en sus manos alguna de las obras de Piero Gleijeses, seguro que dicta un auto de busca y captura. Pobre profesor ¡¡¡lo que le puede caer si en este Reino se publica alguno de sus imprescindibles investigaciones en forma de libros!!! El profesor de la John Hopkins University sí que sabe lo que hay detrás del respeto que Nelson Mandela le tiene al líder revolucionario cubano Fidel Castro. La suerte del régimen racista implantado en Sudáfrica tuvo sus días contados desde la derrota de su ejército en batallas como la de Cuito Cuanavale. Sí, gracias a la violencia armada de las tropas cubanoangoleñas se liberó a Sudáfrica del puto apartheid. Y por la sangre derramada de aquellos hijos fue que Nelson recobró su libertad. Y eso Mandela lo sabe y en gratitud honró a los revolucionarios internacionalistas visitando a Cuba nada más salir de la puta prisión en la que los jodidos racistas le metieron en vida...

Por otra parte es llamativo ver como la jueza le echa la bronca a Otegui. Se la echó en la vista oral del juicio y se la vuelve a echar en la sentencia escrita. Inaudito. Pierde los papeles en más de una ocasión. Se le nota muchísimo que va por él. Se ensaña contra él. Disfraza sus palabras retóricamente como si fueran argumentos racionales. Y se nota que la pobre no ha leído ni siquiera obras como la Política de Aristóteles. Pues hace malabarismos conceptuales con las palabras. Se parece al Humpty Dumpty de Alicia en el País de las Maravillas. Al parecer está convencida de que las palabras significan lo que su señoría dicta neciamente lo que han de significar. Como si fuera la dueña de lo que ellas deben significar. Patético.

Niega en plan tabernario que en el Reino francoBourbónico existan presos políticos. Según ella, no hay ni uno –ni uno solo, reafirma–. Pues si tuviera más conocimientos de los que tiene y leyera más de lo que le obligaron a hacerlo para obedecer por mandato lo que la burricie le imponía, se habría dado cuenta de lo contrario. Que todos, absolutamente todos los presos son, por definición, políticos. Otra cosa es que ella crea –como creencia impuesta a sangre y fuego a los súbditos aznarfabetos de este Reino FrancoBourbónico– que la política se reduce al campo de la representación partitocrática del poder social. Pero: no es así. No es tan simple ni tan sencilla la cosa de la política.

Lo que resulta paradójico en extremo es que por querer negar que en este Reino de la Patraña haya presos políticos ella los genere con su sentencia. Otegui ha sido condenado por una frase que puede ser escrita por cualquier historiador que conozca las reglas mínimas de su oficio. Así que si se hace firme ya habrá jurisprudencia para que tiemble cualquiera que quiera practicar el maravilloso trabajo de contar materialmente la historia real.

Y es que esta señora no sólo ha perdido el Juicio, sino que hasta se comporta maternalmente con el súbdito vasco de la monarquía FrancoBourbónica. Le pega una regañina en plan niño malo y rebelde. Como si a los luchadores por la verdadera democracia y la auténtica libertad les sirvieran los cuentos basados en el miedo. Ya nos lo mostró el maldito Spinoza: hay que actuar como seres libres sin miedos y sin esperanzas. Y esa sí que es una buena lección ética para comprender nuestra historia.

No sólo corren peligro en este miserable Reino, desde que se haga firme la sentencia, los defensores de Eta –apologetas– sino cualquiera que investigue las causas reales de su existencia. Las argumente y las justifique. Para entender mejor por qué una organización como ella puede llevar más de medio siglo perseverando en su ser armado.

Esa jueza nada en un océano parecido al de los angelicales Testigos de Jehová. Ella creerá que es muy fácil condenar la violencia. Hacerlo y cambiar todo se hará en un pis pas. Cualquier científico que estudie las causas materiales de lo que ocurre será llamado al orden. Será juzgado, sentenciado y condenado. Estúpida concepción de la vida y del conocimiento. Cualquiera que vea la realidad realmente real como fuente de conflictos, como hacen los biólogos cuando hablan de la biocenosis podrá ser condenado sin contemplaciones. Se exige acatar sin rechistar esa idea pusilánime y pegajosa de la Felicidad consumista de una suciedad de gasto, consumo y exploto que tan de suyo poseen para sí los canallas.

Jueces así no se enteran de las impresionantes lecciones magistrales que se desprenden del caso de Otegui para la lucha independentista que Batasuna o Eta llevan a cabo. Por no saber ni tan siquiera pensar lo que hacen con sus majaderos sobresaltos no es otra cosa que lanzar contra la calle el barreño del agua sucia sin percatarse que el niño iba dentro. Siembran a diario el horror más terrorífico y a cambio... qué pretenderán recoger...



Sobre la Puta existencia de Presos Políticos en el Reino FrancoBourbónico de los Bribones

Sobre héroes y terroristas

Análisis parcial de la última sentencia contra Arnaldo Otegi

John Brown

Rebelión 04/03/2010

· I salute combatants of Umkhonto we Sizwe, like Solomon Mahlangu and Ashley Kriel who have paid the ultimate price for the freedom of all South Africans." (Saludo a los combatientes de Umkhonto we Sizwe, como Solomon Mahlangu y Ashley Kriel que pagaron el más alto tributo por la libertad de todos los Sudafricanos) Discurso de Nelson Mandela al salir de prisión (11 de febrero de 1990)

· "Se lo debemos a los presos políticos vascos, refugiados y tantos camaradas que hemos dejado en la lucha y lo conseguiremos" Arnaldo Otegi


La sentencia por la que se condena a Arnaldo Otegi a dos años más de prisión lo acusa de haber cometido un delito de enaltecimiento del terrorismo durante un acto de homenaje a un preso de ETA que llevaba 27 años en la cárcel. La jueza parece además, a juzgar por el tono mismo de su auto, sumamente enojada porque Otegi, al igual que el conjunto de la izquierda independentista vasca y buena parte de la población del País Vasco, considere que los presos independentistas de izquierda vascos son presos políticos y aún está más irritada, llegando a utilizar un estilo impropio de la objetividad de que debiera hacer gala un magistrado, cuando se compara al preso homenajeado con Nelson Mandela.

Para examinar estos extremos, vale la pena citar in extenso las declaraciones de Otegi en este acto tal y como figuran en el auto: " (...) Propusimos dos mesas y existirán esas dos mesas, no sabemos cuándo pero existirán. Y finalmente en esas dos mesas igual que en Sudáfrica, el futuro de este pueblo se construirá de conformidad, con compromiso, libertad, democracia y justicia. Reconociendo la territorialidad y la autodeterminación a este pueblo. Pero eso no puede construirse sin lucha, sin organización y sin compromiso. Gatza lleva 25 años en prisión, Mandela salió después de 27 años. Pero Mandela salió de la cárcel superado el apartheid, con la democracia construida y conseguida la libertad. Y así saldrá también en este pueblo el Colectivo de Presos Políticos Vascos.

Todavía no sabemos si será largo, corto o breve, lo que sabemos es que en Sudáfrica lo consiguieron a los 27 años. Y lo que sabemos es que si luchamos, si mantenemos la sensatez, inteligencia y prudencia política que nos dijo Jon Idígoras, tal vez dentro de 27 años también se conseguirá en Euskal Herria a través de la negociación el escenario democrático nacional que le deben, que merece y que necesita. Se lo debemos a los presos políticos vascos, refugiados y tantos camaradas que hemos dejado en la lucha y lo conseguiremos. Vamos por el buen camino, se están creando las condiciones y vamos a gestionar estas condiciones dentro de la voluntad del pueblo. Territorialidad y autodeterminación; democracia y justicia. Y todos los represaliados vascos construyendo Euskal Herria con nosotros en casa, en la calle, en Euskal Herria. ¡Viva la izquierda abertzale! ¡Viva Euskal Herria!".

El primer comentario que merece un texto así es que a Otegi le tendrían que imponer una urgente mejora de su prosa política condenándolo si acaso a dos años de realfabetización en los que podría verse acompañado de otros delincuentes contra la oratoria y el buen decir como son la mayoría de los parlamentarios y políticos del Estado Español y algún que otro magistrado. Por lo demás, cualquier lector del texto podrá comprobar que sus términos, aunque pesados no dejan de ser sensatos, hasta el punto que la propia jueza tiene que reconocer que hasta un cierto punto de su discurso "se pronunció en términos razonables y también respetables, ejercitando de esta forma su derecho a la libertad de expresión" (p.14). Todo se estropea a los ojos de la magistrada cuando, casi cerrando su discurso afirma Otegi: "Se lo debemos a los presos políticos vascos, refugiados y tantos camaradas que hemos dejado en la lucha y lo conseguiremos".

Aquí es donde la magistrada ya no se reprime y da rienda suelta a su indignación. En primer lugar por la "tan errónea como interesada utilización de los términos 'presos políticos vascos'" entre los que figura José María Sagarduy (Gatza) "privado de libertad -según la jueza- no por su ideología, no, sino por haber perpetrado horrendos crímenes, asesinatos, homicidios, atentados frustrados, por mencionar lo más significativo, todos ellos de carácter terrorista" (p.15). Según parece, el hecho de que se considere que los presos vascos son presos y políticos es algo inaceptable. También lo es que se hable de "refugiados" pues todos ellos son personas que residen fuera de España "perseguidas por su presunta comisión en (sic) delitos de terrorismo, bien perpetrando acciones criminales que a cualquiera asombran por su infinita maldad." (p. 15). Da ciertamente la impresión de que la magistrada no les tiene excesiva simpatía pues no duda en demonizarlos literalmente atribuyéndoles "infinita maldad" y sin embargo, reconoce que sus actos criminales (asesinatos, homicidios etc.) tienen todos "carácter terrorista". Interesante matiz.

En cualquier caso, la jueza se encuentra aquí ante una situación difícil que ella sortea con cierto desenfado, pero que a un magistrado más imbuido de los principios básicos del derecho penal debería plantearle algún problema. Afirmar, por ejemplo que los reos de terrorismo no son presos políticos es sumamente discutible, pues la propia definición del delito de terrorismo que figura en el Código penal español así como el conjunto de las definiciones del terrorismo vigentes a nivel europeo e internacional caracterizan el terrorismo no por la materialidad de los actos (incendios, sabotajes, secuestros, asesinatos, pero también propaganda y apología del terrorismo etc.), sino por su intención manifiestamente política. Vale la pena referir in extenso el artículo del Código penal español (Capítulo V, sección segunda) que aplica la magistrada: "Artículo 571. Los que perteneciendo, actuando al servicio o colaborando con bandas armadas, organizaciones o grupos cuya finalidad sea la de subvertir el orden constitucional o alterar gravemente la paz pública, cometan los delitos de estragos o de incendios tipificados en los artículos 346 y 351, respectivamente, serán castigados con la pena de prisión de quince a veinte años, sin perjuicio de la pena que les corresponda si se produjera lesión para la vida, integridad física o salud de las personas."

Subvertir el orden constitucional, esto es cambiar radicalmente el ordenamiento político de un país, es obviamente un objetivo político. No menos político -excepto en casos de "monstruos" literarios o cinematográficos como Fu Man Chu o el Capitán Nemo de Julio Verne- es el acto de "alterar gravemente la paz pública", esto es, sacar a la luz la guerra civil latente en las entrañas de toda sociedad política, pues la "paz pública" sólo existe para quienes no ven en un determinado orden un poder opresivo y es muy raro que nadie reconozca un orden por bueno que este sea como opresivo. Por consiguiente, la calificación de "terroristas" aplicada a los presos vascos miembros de ETA o de su supuesto "entorno" implica necesariamente el carácter político de sus actos. No hace falta ver con simpatía a un preso político para considerarlo como tal, basta con tener en cuenta la intención de sus actos cualesquiera que estos sean. El dirigente nacionalsocialista Rudolph Hess que murió tras largos años de prisión en la cárcel de Spandau era manifiestamente un preso político, al igual que los dirigentes Hutu presos por la matanza de Rwanda. Entre los presos vascos que ya totalizan unos 800, la mayoría de ellos purga condena por delitos que nada tienen que ver con la perpetración directa de ningún acto violento. Buena parte de ellos cumple penas de prisión como el propio Otegi por negarse a condenar la violencia de ETA, militar en organizaciones independentistas o trabajar en periódicos que se niegan a hacer la declaración de condena obligatoria de un tipo de violencia por considerar que existe una situación estructural de violencia y de denegación de derechos , etc. Afirma la jueza que con el término "presos políticos" "se denominan (sic) a las personas privadas de libertad, en calidad de presos o condenados por su iderario político y de esas no existe ni una sola interna en los establecimientos penitenciarios de nuestro país" (p. 14). Pues, incluso aceptando esta arbitraria restricción del concepto de "preso político", en las cárceles españolas, en aplicación de la legislación antiterrorista, hay centenares de personas, sobre todo vascas, que ni han empuñado un arma ni han participado ni de lejos ni de cerca en la organización de ningún acto violento.

Lo que dificulta la tarea de un juez coherente con su deontología y con los principios del derecho penal es la paradoja intrínseca en la propia figura delictiva del terrorismo. El delito de terrorismo sólo se define por la intención política de una serie de actos, pero al mismo tiempo, su intención es declarar delictiva toda forma de expresión política antagonista, por considerarla violenta. De ese modo, el mismo acto legislativo que reconoce carácter político a ciertos actos violentos o metonímicamente relacionados con la violencia, niega a estos mismos actos este carácter al integrarlos en el código penal como delitos. El delincuente es alguien que queda expulsado del espacio público, su acto no puede, por consiguiente considerarse político por mucho que por su naturaleza esté dirigido a influir sobre ese espacio público. Se entiende así que en los autos sobre terrorismo la lógica sea atropellada y disparatada la sintaxis, pues de lo que se trata, voluntaria o involuntariamente es de ocultar la paradoja en que se funda el fenómeno terrorista. Esta ocultación es tanto más necesaria cuanto la propia paradoja intenta realizar una operación imposible: definir el terrorismo como violencia con finalidad política sin que la violencia política del propio Estado quede cubierta por este mismo concepto. La tragicomedia de la búsqueda de una definición internacionalmente válida para el terrorismo nos muestra lo imposible de la tarea. La única solución -algo torpe- es definir el terrorismo como proponía el delegado norteamericano en la Asamblea General de la ONU dedicada a esta cuestión como "los actos de terrorismo que perpetran los terroristas". Pero Grullo no lo habría dicho mejor. Ante esta confusión, los jueces deberían abstenerse de aplicar una legislación penal cuyos fines más que jurídicos son políticos.

Esta disparatada situación quedará aún más clara con el caso de Nelson Mandela. Otro de los motivos de irritación de la juez es, en efecto, que se compare a un recluso condenado por terrorismo con Nelson Mandela, el antiguo presidente sudafricano y veterano luchador contra el apartheid. Leamos de nuevo a la magistrada: "De manera absolutamente impropia y manifiestamente falsa -Otegi- estableció una comparación entre NELSON MANDELA -auténtico héroe que permaneció en prisión por motivos ideológicos, exclusivamente por eso, pero jamás utilizó la violencia, ni la apoyó en "pos" de conseguir la supresión del apartheid en Sudáfrica-; y el condenado José María Sagarduy Moja, que cumple condena por delitos de asesinato frustrado y atentado contra el Jefe de la Policía Municipal de Guernica y utilización ilegítima de vehículo de motor [...]." etc.(p.13). Afirmar que Nelson Mandela por admirable que sea su figura para cualquier demócrata ni utilizó ni apoyó la violencia es algo más que discutible. Nelson Mandela, como se sabe fue hasta los años 60 partidario de una línea pacífica de resistencia al apartheid, pero tras el endurecimiento del régimen y la imposibilidad de cualquier tipo de diálogo con él, pasó a apoyar la lucha armada. No sólo a apoyarla, sino a dirigirla, pues fue el primer responsable de la organización armada del ANC, denominada Umkhonto we Sizwe (La Lanza del Pueblo). Su condena a prisión se debió a esta actividad armada; su permanencia en la cárcel durante tan largos años, a su negativa permanente a condenar la actividad armada contra el régimen del apartheid, hasta el punto de que al salir de la cárcel tras una gran campaña internacional su primera declaración fue de apoyo a la continuidad de la lucha armada y a su legitimidad.

Estos son sus términos:

"Nuestro recurso a la lucha armada en 1960 con la formación del brazo militar del ANC, Umkhonto we Sizwe, fue una acción puramente defensiva frente a la violencia del apartheid. Los factores que hicieron necesaria la lucha armada siguen existiendo hoy. No nos queda más opción que continuarla. Expresamos la esperanza de que se establezca pronto un clima que conduzca a un arreglo negociado de modo que no siga siendo necesaria la lucha armada."

Como se ve, los términos que emplea Mandela son, en una prosa más elegante, una versión aún más radical de los de Otegi. Si la coherencia y valentía de Mandela permiten a la jueza considerarlo -con razón- un auténtico héroe, palabras mucho más moderadas en boca de Otegi hacen que la magistrada le imponga una condena por enaltecimiento del terrorismo. Es difícil encontrar un mejor ejemplo del carácter intrínsecamente absurdo y paradójico del tipo penal de terrorismo. Quien habla de terrorismo quiere ocultar un antagonismo político destituyendo a un enemigo de su estatuto y degradándolo a criminal. Y es que la paradoja, como bien sabía Gracián es "monstruo de la verdad" y, como todos los monstruos, nos enseña lo insoportable.

· Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

· Piero Gleijeses (nacido en 1944 en Venecia, Italia) es un profesor de la política exterior de Estados Unidos en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins. Es autor de numerosos libros sobre el tema de América Latina. En 2002, Gleijeses publicó su libro Misiones en conflicto: La Habana, Washington y África, 1959-1976 relativo a la participación de Cuba en la descolonización de África, que ganó en 2002 el Premio Robert Ferrell de la Sociedad de Historiadores de Relaciones Internacionales de América. En noviembre de 2003, el Consejo de Estado cubano decoradas Gleijeses con la Medalla de la Amistad en la iniciativa del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. Gleijeses está casado con la artista Setsuko Ono, hermana de Yoko Ono.

lunes, 1 de marzo de 2010

De la Puta Osadía de la existencia subversiva de Cuba Libre

Las carencias de Cuba en derechos humanos

Koldo Campos Sagaseta

Rebelión 01/03/2010

Lamentable la muerte de un preso cubano declarado en huelga de hambre en exigencia de que se le dotara de teléfono y cocina en su celda, y que pone de manifiesto las carencias de Cuba no sólo en políticas penitenciarias sino, también, en materia de derechos humanos.

A diferencia de otras democracias americanas en las que son comunes y constantes los motines, las matanzas en luchas internas, los suicidios de presos, las muertes de detenidos por desatención médica, por desnutrición, por tortura, en Cuba hay que remontarse más de 50 años para encontrar un antecedente al del Orlando Herrera.

Y el subdesarrollo que denota Cuba en materia penitenciaria, igualmente delata su infeliz atraso con respecto a los derechos humanos.

Sigue siendo inconcebible que tras de 50 años de revolución no haya podido el gobierno de ese país tomar nota y ejemplo de las democracias que lo rodean y de algunas otras europeas que lo censuran, para instaurar las políticas humanitarias que se le proponen.

No obstante la férrea represión que se denuncia, Cuba no ha sido capaz de protagonizar en su medio siglo de historia revolucionaria una sola matanza popular que la distinga. Todavía no ha podido emular matanzas como la de Tathelolco, en México, donde el ejército de ese país licenció a un millar de estudiantes, o la de Chiapas, donde fueron sometidos a mórbida obediencia decenas de ignorantes indígenas. Tampoco ha sabido llevar a efecto civilistas matanzas como las protagonizadas por policías brasileños en la favela carioca de Vigario Geral donde se exterminó a 21 pobladores en 1993 y a 400 garimpeiros en la selva amazónica en 1987. Ni siquiera ha podido desarrollar una discreta matanza de estudiantes como la que ejecutaran soldados estadounidenses en el Canal de Panamá reprimiendo los insensatos reclamos de soberanía para la zona, apenas un ensayo del eficaz bombardeo sobre el barrio Los Chorritos en el que murieron 3 mil panameños cuando, años más tarde, invadieron ese país, o protagonizar matanzas populares como las de Abril del 84 en República Dominicana, con cientos de ciudadanas defunciones a manos del benemérito ejército local en apenas unos días de labor, o los varios "caracazos" y "bogotazos" que recoge la historia americana.

Cincuenta años de revolución y todavía Cuba no ha podido reeditar un "Cerro Maravillas puertorriqueño, o poner en funcionamiento modélicos campos de concentración como el que tienen los estadounidenses en Guantánamo, o en sus otras cárceles clandestinas repartidas por el mundo.

Cuba sigue sin saber implementar como acostumbran en la democrática Colombia su ejército y sus paramilitares, que vienen a ser lo mismo, fosas comunes en las que enterrar a miles de campesinos, y sepultar en cal viva o desaparecer a los disidentes, al estilo de la democracia española.

Tampoco dispone Cuba de la eficacia interrogadora de los estadounidenses puesta de manifiesto en Iraq o Afganistán, además de carecer de modernos métodos interrogatorios como los conocidos por “la bolsa”, la picana, los golpes a discreción, las violaciones, y demás prácticas policiales que, en cualquier caso, los jueces se ocuparán de negar y los medios de comunicación ignorarán, dado que la denuncia de la tortura, como es sabido, sólo responde a una estrategia disidente.

Para corregir tan histórico retraso y siempre pensando en democratizar su sociedad, Cuba debe proceder de inmediato a neutralizar, como en Guatemala, a cuatro monjas y un obispo cada cierto tiempo, o a incendiar alguna que otra embajada que dé asilo a disidentes; a corregir, así sea en plena eucaristía, emulando los ejemplos salvadoreños, a un cardenal y a cinco jesuitas de vez en cuando; a jubilar a los miles de sindicalistas que en Colombia ha convertido ese oficio en la principal causa de muerte entre los trabajadores; a retirar de la circulación a los opositores más recalcitrantes con la discreción y la impunidad, por ejemplo, con que lo hace el actual gobierno hondureño; a disparar contra periodistas con la precisión y el alcance de los marines en todas partes, o a reprimir en la calle con la contundencia debida cualquier popular manifestación, tal y como apreciamos en las irreprochables democracias americanas y europeas.

Cuba debe neutralizar también a pérfidos estudiantes y cómplices profesores como en la democracia peruana y a eliminar a peligrosos comunicadores como estableciera la democracia argentina en las personas de Bonino y Cabezas, el mismo gobierno peruano en los Andes de ese país, el estado mexicano y colombiano a cada rato, o como ocurriera en República Dominicana con Orlando Martínez, Goyito y Narcisazo.

Cuba debe aprender a reventar a opositores al régimen, como hiciera la democrática policía de Pinochet y la propia CIA nos ilustrara con el asesinato de Letelier y de su secretaria estadounidense a un par de cuadras de la mismísima Casa Blanca. Cuba debe aprender a desaparecer no sólo las quejas de los inconformes disidentes sino también los disidentes, considerando las sabias experiencias de las democracias militares de Argentina, Chile y Uruguay y sus operaciones Cóndor, que en el mar nunca van a descubrirse fosas comunes inconvenientes; a seguir neutralizando a algún que otro Colosio opositor, al igual que en México, y a proceder a nutridas matanzas de negros, como en la democracia estadounidense en los años sesenta o, más recientemente, en Los Angeles, luego de los desórdenes ocurridos tras el democrático apaleamiento de un supuesto ciudadano negro.

Y para mejor iniciar estas reformas, Cuba debe proceder a volar por los aires algún que otro avión de pasajeros, tal y como hicieran milicianos anticastristas y agentes de la CIA como Posada Carriles y Orlando Bosch.

Ni siquiera ha sido Cuba capaz, a pesar del tiempo transcurrido, de aprender a cometer errores como el que recientemente reconocía la CIA al mandar derribar un avión cargado de misioneros estadounidenses a los que confundieron con narcotraficantes, o a los tantos y tan sangrientos errores que en sus guerras humanitarias implementan las fuerzas de paz de la OTAN y los Estados Unidos en los países que ocupan.

Y no son éstos los únicos cambios que Cuba debe afrontar.

En materia de educación debe proceder inmediatamente a una masiva campaña de animalización que devuelva al pueblo cubano a la feliz ignorancia en que vivía antes de la llegada de la revolución; debe erradicar de las escuelas costumbres tan obscenas y perniciosas como la del desayuno escolar, sustituyendo la leche y el pan por la inhalación de cemento y gasolina; debe estimular en sus estudiantes conductas civilistas y democráticas como las que se dan en los Estados Unidos, para que sus colegiales de primaria y kinder logren protagonizar matanzas escolares dignas de encomio. Semejante atraso podría contrarrestarse sometiendo a sus estudiantes a permanentes exposiciones de cine y televisión genuinamente "americanas" que sustituyan los caducos y trasnochados principios de la educación cubana por los competitivos y cristianos valores de la estadounidense.

También debe Cuba establecer el masivo cierre de escuelas e institutos para que pueda su infancia deambular desnuda y descalza por las calles del país, recogiendo botellas, prostituyéndose y ejerciendo otras sanas actividades comerciales y mercantiles que le ayuden a comprender las características de la sociedad a la que Cuba tiene la necesidad de parecerse.

Ocasionalmente, como ocurre en otras democracias latinoamericanas a las que Cuba debe abrirse, tal y como pidiera su santidad Pablo VI, debe procederse a una ordenada y meticulosa neutralización de los excedentes infantiles en las calles del país, para lo que la policía cubana debiera asesorarse por expertos mandos policiales de Colombia, Guatemala, El Salvador y Brasil.

En relación a la salud Cuba debe suprimir su ineficaz sistema de hospitales públicos y laboratorios, estableciendo modernos consultorios de curanderos. En los centros médicos que no puedan transformarse todavía, se impondrá el cobro compulsivo, como previa garantía al internamiento del paciente, incluidas las urgencias. Quienes no estén en condiciones de afrontar los pagos siempre podrán ser reenviados democráticamente a la democrática calle. En los centros de maternidad, como ocurre en otras democracias vecinas, cada cama será ocupada por dos y tres parturientas para que puedan compartir tan hermosa experiencia, ayudarse en el conteo de las dilataciones y pujar juntas. La injusta distribución de vástagos será sustituida por la permuta de bebés y los secuestros de recién nacidos, tal y como ocurre en países vecinos. De manera inmediata Cuba debe igualmente proceder al cierre del Hospital Pediátrico de Tarará, a 20 kilómetros de La Habana, donde el Estado cubano ha venido atendiendo, absolutamente gratis, a 25.000 niños y niñas de Chernobil y otros países del tercer mundo, para poder dedicar ese despilfarro a la inversión en Bolsa. Por la misma razón debe ser cerrada la Universidad Internacional de Medicina, donde miles de estudiantes latinoamericanos sin recursos estudian esa carrera, para dedicar esos bienes y terrenos a la construcción de campos de golf.

En materia de deporte Cuba debe prohibir definitivamente costumbres tan insanas y repugnantes como correr, saltar y otras impudicias semejantes, así como proceder a cerrar estadios y canchas deportivas para inaugurar en su lugar casinos, hipódromos, galleras, canódromos, bancas de apuestas y loterías, caraquitas, rifas diplomáticas y otras lúdicas recreaciones.

En el campo de la cultura Cuba debe cerrar todas las absurdas escuelas de cine, de teatro, de danza y de otras denigrantes actividades para la condición humana, fomentando en su lugar los combos y estimulando otras delicias musicales contemporáneas que ensalcen virtuosos bailes, tan del agrado de los turistas, como "el perrito", "el pollito", "el pingüino", "el maco‑penpén" y el "pónmelo ahí que te lo voy a partir". También deberán promoverse espectáculos como los "wte t‑shirt" y toda clase de desnudos, por supuesto, artísticos.

En el área de la vivienda Cuba debe esmerarse en la construcción de modernos condominios al estilo de las democracias próximas y que, en su honor, se llamarán La Ciénaga, El Hoyo de Chulín, Vietnam, Camboya, La Puya, Los Cartones y La Cucaracha, todos dotados de sus correspondientes aguas negras y aromáticas pestilencias.

En relación al trabajo Cuba debe diversificar sus políticas de empleo para mejor encarar la presente crisis con nuevos oficios y profesiones como: limpiavidrios, buceadores, chiriperos, billeteros, botelleros, vendeperros, quinieleros y otros oficios semejantes.

De igual forma, los anacrónicos monumentos al Ché, Máximo Gómez o Martí, deben ser sustituidos por monumentales faros en homenaje al noble corsario Drake, y estatuas a empresarios como Capone o a santidades como Escrivá de Balaguer.

Lástima que Cuba, no obstante el clamor de los medios de comunicación del mundo libre porque se convierta en otra democracia como las descritas, se empeña en seguir siendo diferente.

· Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

sábado, 27 de febrero de 2010

Las Putas Patrañas de los Bribones en el Reino FrancoBourbónico del Terrorismo Americano

Las huellas de la Alianza Atlántica en el 23-F

Blog antiimperialista

www.rebelion.org 26/02/10

A finales de la década de los 70 y comienzos de la de los 80, Estados Unidos veía con preocupación las intenciones del presidente español, Adolfo Suárez de mantenerse al margen de la guerra fría y no tomar partido por ninguno de los dos bloques en conflicto.

Las aspiraciones soberanistas de Suárez chocaban de lleno con los deseos de Washington de ver a España plenamente integrada en la OTANOrganización del Terrorismo desde América del Norte con fines industriales– y contar de este modo, con una posición geoestratégica clave, en el tablero de ajedrez de la guerra fría.

Además, en esos momentos, la oposición popular a la anticomunista Alianza Atlántica era enorme en toda España, igual que en la mayor parte de los países de Europa occidental.

Por todo esto, la CIA llegó a considerar el golpe de Estado como la mejor opción para forzar la entrada de España en la OTAN. Una entrada deseada también por la cúpula militar, pues con ella, los presupuestos públicos destinados al ejército aumentarían de forma vertiginosa, del mismo modo que las ayudas económicas internacionales para la “modernización” del mismo.

Con tal propósito en mente, Estados Unidos nombró como embajador, al ultraderechista Terence Todman que ya había jugado un papel activo en los golpes de Estado de Pinochet, en Chile, y de Videla, en Argentina.

Pero sin duda, la prueba más evidente del interés yanqui, en el golpe de Estado, la encontramos en una publicación de la época, llamada Transnational Security, elaborada y distribuida por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y que, según palabras de la propia publicación “No se envía necesariamente a petición, ni se buscan suscripciones. Se envía a dirigentes políticos y cuidadosamente seleccionados, altos ejecutivos… que son conscientes de la necesidad de resistir la permanente ofensiva soviética…” (pag. 207, Calderón).

Según una investigación del propio CESID (servicios de inteligencia español), el objetivo de Transnational Security era “crear la imagen, en esos momentos delicados por los que atravesaba España, de que el Centro estaba dominado por un grupo progresista, (…) que pretendía facilitar la conquista de España por el comunismo internacional” (pag. 207, Calderón). Una versión muy alejado de la realidad (recordemos que Adolfo Suárez desempeñó un activo papel durante el franquismo), pero muy útil para demonizar (en unos tiempos de auténtica paranoia antisoviética) a un gobierno que no quería plegarse a los intereses de una potencia extranjera.

Fue concretamente en el número de febrero de Transnational Security (anterior, por lo tanto, al golpe de estado), donde, tras hacer un análisis totalmente negativo de la situación política y económica de España, haciendo (¡cómo no!) especial hincapié en la amenaza que constituía el "terrorismo", propone, entre otras cosas, la solución “a la turca”, en referencia al golpe de Estado de Turquía, en el que, las investigaciones de Daniel Ganser han demostrado que la OTAN desempeñó un papel crucial.

Brian Crozier, responsable de la publicación (según las explicaciones dadas por Washington al CESID) y destacado colaborador de la CIA, que tenía estrechas relaciones con otros servicios secretos occidentales como el alemán, el suizo, el francés o el inglés (como indicaba la prestigiosa publicación alemana “Der Spiegel”, en su número del 18 de septiembre de 1982), mantuvo conversaciones en Madrid, con destacados militares y civiles de mentalidad abiertamente reaccionaria, con anterioridad al 23-F, en las que probablemente les expodría las “preocupaciones” que ya había expresado por escrito en Transnational Security.

Tras el 23-F, la publicación de la CIA haría una valoración muy positiva de lo sucedido aquel día y daba un aviso para “navegantes”: “La demostración de fuerza efectuada por la Guardia Civil en Madrid y por las fuerzas locales en Valencia, el 23 de febrero, no puede ser ninguna sorpresa para los lectores de nuestro último artículo. Debe ser, sin embargo, considerada más como una dramática protesta contra la incapacidad del gobierno que como un golpe de Estado fallido -¿? Pero: ¡si consiguió sus objetivos!–. Aunque el rey Juan Carlos actuando rectamente se disoció del mismo, puede aún considerarlo necesario para usar la fuerza por sí mismo” (pag. 209, Calderón).

Fuera como fuese y tras el 23-F, con Adolfo Suárez fuera de combate (un mes antes había presentado su dimisión), todas las grandes opciones políticas, excepto el PCE, utilizando como altavoces los principales medios de comunicación, emprendieron una demagógica campaña propagandística, en la que se presentaba la entrada de España en la OTAN, como la única solución posible para poner punto y final a la triste tradición golpista de la historia española. Una campaña que pasaba por alto, intencionadamente, la solución que pocos años antes habían intentado Suárez y Gutiérrez Mellado, y que, al contrario que la entrada de España en la OTAN, no suponía la supeditación a los intereses de potencias extranjeras abiertamente imperialistas y anticomunistas. Una solución que era tan simple como la Reforma Militar.

Si analizamos el 23-F, tan sólo, como el intento de una cúpula militar reaccionaria por hacerse con el poder, podríamos concluir que el golpe de Estado fue todo un fracaso, pero si lo analizamos como un método de intimidación a la clase política y a la ciudadanía española, planificado por esa misma cúpula militar, en concierto con la Alianza Atlántica, el 23-F fue todo un éxito.

Fuente bibliográfica:

· Algo más que el 23-F”, Javier Calderón y Florentino Ruiz, La Esfera de los Libros S.L., Madrid (2004).

· Fuente: http://antimperialista.blogia.com/2010/022201-las-huellas-de-la-alianza-atlantica-en-el-23-f..php