Hoy se cumple un cuarto de siglo, 25 años, de aquel infausto triunfo en las urnas del Puto PSOE. Para alguna gente de la farándula esa fecha tiene un algo que se debe celebrar. No es bueno olvidar, pero si supiesen de verdad cómo ocurrieron las cosas, a lo mejor se le quitaban las ganas de tanta efeméride.
Como han demostrado investigadores sociales como Joan E. Garcés en su imprescindible libro Soberanos e intervenidos (editorial Siglo XXI, Madrid, 1996) o Alfredo Grimaldos en La CIA en España (ed. Debate, Madrid, 2007) para entender aquel triunfo se debería de bucear en las cajas negras de asociaciones criminales como las embajadas de los Bastardos Hundidos de Abélica o la sionista Israel o en las bases de la Organización del Terrorismo desde América del Norte (OTAN).
Prepararon un golpe de estado escénico el 23 de febrero de 1981 con un sólo objetivo bien claro: implantar las bases de la monarquía como poder incuestionable en la colonia yanqui de España. Después se conocerían algunos datos de aquella farsa. Entre otros los nombres de los ministrables de un gobierno que se montaría tras la intentona golpista. En la lista estaban gentuza como Jordi Solé Tura o Enrique Múgica. Ambos hicieron carrera "diplomática" en la clandestinidad, Supieron jugar sus cartas. Las llevaban marcadas desde el principio. Pudrieron cual rey Midas todo lo que tocaban. No es nada difícil establecer la analogía entre el oro y la mierda después de haber leído a Freud. O en su defecto teórico sólo se tendrían que recordar los magistrales análisis que de Shakespeare hiciera Marx. El caso es que en los papeles del educador franquista del Rey Juan Carlos I, el inefable Jaime Milans del Bosch, ya iban como ministros con cartera aquellos falsos militantes del Partido ¿Comunista? de España. No tendrían que preocuparse mucho ninguno de los dos. Los dos obtendrían sus carteras -de Cultura y de Justicia- en los desgobiernos del antiguo dirigente falangista Felipe González Márquez: el señor X del organigrama del GAL del magistrado Baltasar Garzón.
Prometieron un referendum para salir del entramado criminal de la OTAN. Y lo convocaron para un 12 de marzo de 1986. Lo ganaron. Y esa victoria fue fundamental. Sonora. Cataclismática. Los servicios yanquis obtenían así su recompensa a tantos años de desvelo. Fue un día clave para los planes estratégicos del imperialismo yanqui. Aquello tendría su compensación. En aquella primavera se preparó con urgencia el ingreso con todos los honores de Spain en la Comunidad Económica Europea. Esa absorción le permitiría al país una serie de endeudamientos económicos que serían transferidos como ganancias. Y una serie de olvidos en cadena. Como los bombardeos de Libia el 16 de abril de 1986 usando las bases militares yanquis de Iberia. O el "accidente" de la central nuclear de Chernobil: ¿se pudo buscar entre tanta radiactividad las causas que detonaron el fallo del reactor? Aquello fue el principio del fin de la URSS... y pudimos ver la mierda que se escondía detrás de las banderas rojas con hoces y martillos. No tardarían mucho en salir a flote las miserias de Rusia como patria de los siervos como Yeltsin y los hijos de Putin...
No había ni una organización de las presuntas izquierdas que no estuviera llena de viejos topos. Horadaron las galerías hasta hacer que cada cual se fuera a su puñetera parcela a malvivir del cuento. Los olvidos resultan patéticos. Si cualquiera viajara a Spain como algunas gentes lo hacen a Cuba -queriendo hurgar entre las basuras- podrían descubrir miles de infiernos en los que subvive una gran parte de la suciedad española. Son como agujeros negros que no son comunicables porque las élites del poder han hecho un gran pacto de silencio. Los usurpadores supieron minar desde las raíces las posibilidades de construir una sociedad más justa, más libre, más fraterna, en fin: más democrática.
No hay ciudad española que no posea barriadas como la Palmilla en Málaga, las tres mil viviendas en Sevilla, La Mina en Barcelona, etcétera y etcétera. Pero esas gentes son despreciadas y despreciables. Malviven de las miserias de una suciedad que les arrancó toda posibilidad de soñar en un mundo más habitable, más austero, más vivible. Se las enganchó a los turbios negocios de las redes yanquis de las farmacracias adulteradas. Una minoría saldría radiante. La inmensa mayoría se pudre en los laberintos inhumanos de la suciedad criminal de hiperconsumo.
La Plataforma Sangrienta Obscena Estadunidense tuvo un gran papel en el Teatro Mundial de la Violencia criminal sin Límites. Sus jefes aún le están muy agradecidos. Hoy cumplen 25 años... ¡¡¡Ojalá se les atragante el brindis!!!
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