miércoles, 31 de octubre de 2007

Sobre algunas Putas ilustradas de la Europa suicida


Cada día se hace más ininteligible la prosa de Gabriel Albiac. Si hiciéramos un simple ejercicio de comparación textual de lo que mendigaba en los años ochenta y lo que prostituye en días como estos nos saldría fácil una conclusión: ¡no es el mismo individuo! Alguien -algún Otro: alienación ideológica brutal- habita en el cuerpo de Albiac. Podríamos ir más lejos usando la terminología de José Antonio Fortes y decir que el alias Gabriel Albiac no es más que una figura retórica del típico FIS -funcionario integrado del Sistema-.

Quizá eso ya se sepa por parte de mucha gente, pero no deja de llamarnos la atención. En 1987 escribía en prensa minoritaria de estirpe trotskista y clamaba palabras incendiarias que lo ponían en línea directa con la romana tradición de Nerón. Algunas de aquellas perlas las reunió en formato de libro. Y en latín lo tituló: Adversus socialistas.

Hoy parece olvidar hasta el oficio por el que le pagan como catedrático y del que tantas ganancias personales ha acumulado. Si se le hiciera la huella ecológica a su Puta carrera pseudoacadémica y se universalizara su trayectoria para todos los habitantes que pueblan el planeta Tierra nos harían falta unos cuantos miles de planetas.

Hablamos de pseudoacademia en su caso y conviene explicarlo. Pese a que, de vez en cuando, ha escrito textos de apologética platonizante su escritura es radicalmente antidialógica. Nunca ha sabido mantener un diálogo con nadie. Ni en los años setenta cuando iba del más aplicado de los discípulos del homicida Louis Althusser ni en los noventa cuando pregonaba su fe en el Estado garantista israelí.

Se inventa la historia. Y cuando echa mano de ella lo hace por arte de magia. Cuando habla de Derecho, de Igualdad o de Ley. Pareciera que nunca leyó a Marx. Y que se le hubiera olvidado por completo la realidad social de la lucha de clases. Lástima que el confort y la comodidad sólo sea disfrutable por una finísima capa social. La ceguera es sintomática de muchos males.

En Europa no han existido nunca realidades sociales como las que sus intelectuales nos cuentan desde sus cátedras. Ni Occidente ha pasado nunca de ser una metáfora dinámica que se desplaza de referencia en cuanto el sujeto también modifica sus posiciones de partida y sus ejes de referencia.

Quizás nos cueste trabajo saber qué es la Ley, qué es la Democracia, qué es un Estado de Derecho. Lo que sí sabemos es que esas palabras son sólo asíntotas en la incivilizada y criminal Europa.

Qué contarían ciertos y determinados periódicos si lo de La cañada Real hubiera ocurrido en Venezuela, en Cuba o en la extinta URSS. Y, por qué no usan esas mismas formas de escribir contra esos regímenes cuando se debiera tratar la cuestión de las migraciones desde los espejismos especulativos de la publicitaria Puta Monarquía de los Bribones borbónicos.

martes, 30 de octubre de 2007

Sobre la Puta y Jodida Huella hiperconsumista


No es un cuento de terror medioambiental
Steve Connor
The Independent
Traducido del inglés para Rebelión por S. Seguí

Una evaluación decisiva, realizada por la ONU sobre el estado del medio ambiente del planeta, nos ofrece la más espeluznante visión del futuro de nuestro planeta. El aviso es tajante: el futuro de la Humanidad está en peligro a menos que se adopten medidas urgentes. En los últimos 20 años, casi todos los indicadores del planeta han empeorado. Al mismo tiempo, la riqueza de los particulares en los países más ricos ha crecido en un tercio.


El Informe, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), previene de que los vitales recursos naturales que hacen posible la vida en la Tierra se han deteriorado significativamente desde 1987, año de la publicación del primero de estos informes del PNUMA. No obstante, el progresivo agotamiento del capital natural del mundo ha coincidido con avances económicos sin precedentes de los países desarrollados, lo que, para mucha gente, ha enmascarado la crisis creciente.


Casi 400 expertos de todo el mundo aportaron su contribución al Informe, en el que se advierte de que incluso la misma la Humanidad podría correr peligro si no se hace nada por abordar los tres principales problemas ambientales: el crecimiento de la población mundial, el cambio climático y la extinción en masa de animales y plantas.


El Informe es fruto de cinco años de trabajo de destacados científicos, y es el cuarto de una serie iniciada en 1987 con la publicación de Nuestro Futuro Común ( Our Common Future ), obra de una comisión internacional sobre el estado del medio ambiente planetario presidida por la ex primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland.


Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA, ha afirmado que el objetivo del último informe no es el de presentar un “escenario oscuro y desesperanzado” sino el de fundamentar una llamada urgente a la acción. Sin embargo, el lastimoso estado de casi cada uno de los aspectos del bienestar del planeta indica que en estos 20 años se ha registrado una pérdida constante de oportunidades.


Steiner afirmó ayer, con ocasión del lanzamiento del Informe, que resulta revelador que en los últimos 20 años la riqueza del planeta haya aumentado drásticamente en casi un tercio. No obstante, señaló: “Al mismo tiempo, nos alecciona: gran parte del capital ‘natural’ del que dependen en buena medida tanto el bienestar humano como la actividad económica –agua, suelos, aire y atmósfera, biodiversidad, recursos marinos— siga en un declive aparentemente imparable.”


Entretanto, la respuesta política a esta situación de emergencia creciente ha sido limitada. “Sin un esfuerzo acelerado de reforma del modo cómo llevamos colectivamente nuestros asuntos en el planeta Tierra, en breve estaremos en una situación comprometida, si es que no lo estamos ya”, declaró Steiner.


El número de señales de alarma ha sido suficiente y espero sinceramente que esta sea la última. La destrucción sistemática de los recursos naturales de la Tierra ha alcanzado un punto en el que la viabilidad económica de las economías está amenazada, y la factura que pasarán a nuestros hijos puede resultar imposible de liquidar,” señaló también.


El cuarto informe del PNUMA, después del seminal de 1987 de la Comisión Brundtland, revela una marcada continuación del declive del medio ambiente. La “huella” medioambiental de la Humanidad ha aumentado espectacularmente en 20 años, con una población creciente y un mayor uso de recursos naturales: energéticos, del suelo y otros.


El Informe GEO-4 (Global Environement Outlook 4, en español Perspectiva Ambiental Global 4) del PNUMA señala que la demanda que los humanos hacemos al planeta indica que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. La actual huella equivale a 22 hectáreas por persona, mientras que la capacidad natural de la Tierra es de menos de 16 hectáreas por persona, se indica en el Informe.


Al mismo tiempo, la economía mundial ha tenido un crecimiento espectacular, con un PNB global per cápita que ha pasado de 6.000 dólares a 8.000 dólares estadounidenses. Pero, esta mayor riqueza ha ido a parar al mundo desarrollado y, a la vez, se ha conseguido a costa de un enorme coste ambiental. El acopio de agua potable disponible se ha reducido drásticamente desde la década de 1980; por ejemplo, en Asia occidental ha pasado de 1.700 metros cúbicos por persona y año a 907 metros cúbicos en la actualidad. A mediados del presente siglo podría reducirse aún más, hasta 420 metros cúbicos por persona y año. En los últimos 20 años, la proporción de poblaciones de peces que se han agotado se ha doblado, pasando del 15% al 30%. Al mismo tiempo, la proporción de poblaciones que se estima que están sobreexplotadas ha pasado del 20% al 40%.


La intensidad con la que se trabaja el suelo agrícola ha aumentado también, y con ella la carga de erosión de los suelos, la escasez de agua, el agotamiento de nutrientes y la contaminación. En 1987, una hectárea de tierra cultivada producía un promedio de 1,8 toneladas, pero debido a la intensificación el rendimiento ha aumentado a 2,5 toneladas.


El consumo de energía en los países desarrollados ha aumentado notablemente. En Canadá y EE UU, por ejemplo, la demanda de energía ha aumentado en 19% desde 1987. Por su parte, las concentraciones de dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, son cerca de una tercera parte más altas que hace 20 años.


Se estima que las especies de animales y plantas están desapareciendo a un ritmo 100 veces más rápido que el registrado históricamente, en gran parte como resultado de las actividades humanas. Los biólogos dan los siguientes porcentajes de especies amenazadas: anfibios, 30%; mamíferos, 23%; aves, 12%.


Una creciente población humana, que se espera alcance los 9.000 millones a mediados del siglo, producirá una creciente presión sobre la tierra, el agua y la biodiversidad. La tierra habrá de cultivarse de manera más intensiva, o bien habrá de cultivarse una mayor extensión. “En cualquiera de los dos casos, la biodiversidad sufrirá,” señala el Informe.


Con un telón de fondo de creciente degradación de los suelos y los océanos, de incremento de la población y de extinción de las especies, aparece el espectro del cambio climático, una de las principales amenazas que acechan a la Humanidad en este siglo XXI. Existen ya pruebas “visibles e inequívocas” de que el calentamiento global está teniendo otras repercusiones en el medio ambiente planetario, se indica en el Informe GEO-4.


Mike Childs, director de campañas de Friends of the Earth (Amigos de la Tierra), ha señalado que en el Informe queda claro que es precisa una acción política internacional concertada con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y de poner fin a la pérdida de vida animal y ecosistemas. “Este informe demuestra claramente que también necesitamos cambios drásticos en la compresión de que la degradación persistente del medio ambiente mundial amenaza el bienestar de todo el mundo en el planeta,” ha afirmado.


“Nuestra respuesta a esta emergencia planetaria debe fundamentarse en el aprovechamiento sorprendente del ingenio humano con el fin de hacer de las próximas dos décadas una época de innovación y de determinación para crear un mundo más justo y verde.”


Veinte años de fracaso medioambiental


Desde 1987, cuando el decisivo informe de las Naciones Unidas Nuestro Futuro Común, supervisado por Gro Harlem Brundtland, previó la necesidad de realizar acciones concertadas para garantizar el futuro de la Humanidad, el estado del medio ambiente global ha empeorado en muchos aspectos:



  • la disponibilidad de agua potable se ha reducido drásticamente. Por ejemplo, en Asia occidental, el agua potable disponible ha pasado de 1.700 m3 por persona y año a 907 m3, en gran medida a causa de la contaminación y la demanda;


  • los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera han aumentado en una tercera parte, y la demanda de energía de países como Estados Unidos y Canadá es ya casi una quinta parte más alta que en 1987;


  • en 1987, se consideraba que alrededor del 15% de las poblaciones de peces del mundo estaban agotadas, y que un 20% adicional estaba sobreexplotado. En la actualidad, se ha agotado el 30% de las especies y un 40% más está sobreexplotado;


  • el número de especies amenazadas de extinción se ha incrementado. Desde 1987, ha habido un declive del 50% de las poblaciones de determinados animales de agua dulce, y de un 30% de las especies terrestres y marinas.


  • la intensificación agrícola de la tierra cultivada ha aumentado, lo que ha producido un mayor impacto en términos de contaminación, agotamiento de nutrientes y uso del agua. Una hectárea de tierra cultivada producía en 1987 alrededor de 1,8 toneladas, mientras que en la actualidad produce 2,5 toneladas.


  • la población humana se ha incrementado en un tercio desde 1987. Al mismo tiempo se ha multiplicado por tres el comercio global, y el ingreso per cápita ha crecido en promedio en un tercio, con un PNB global que ha pasado de 6.000 dólares a un total de 8.000 dólares estadounidenses hoy.

¿¿PróLOGOS de MARX?? Y ya va la 2ª: ¡¡¡a por la 3ª RES PÚBLICA CIUDADANA Y ALTERMUNDIALISTA!!!

Prólogo íntegro a la segunda edición de
Educación para la ciudadanía, Akal 2007
"La campaña mediática contra nuestro libro supera todos los límites de falsedad, mentira e hipocresía"
Carlos Fernández Liria, Pedro Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero
Rebelión 30/10/2007


Con motivo de la segunda edición de “Educación para la Ciudadanía. Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho” (Akal, 2007), los autores explican su postura respecto de la polémica suscitada en los medios de comunicación sobre la asignatura en general y sobre este libro en particular.


Sobre la primera edición de este libro se ha mentido tanto en los medios de comunicación españoles que conviene aprovechar ahora para hacer algunas aclaraciones que dejen las cosas en su sitio.


El 20 de septiembre de 2007, por ejemplo, el Telenoticias 3 de Telemadrid anunció literalmente que nuestro libro, Educación para la ciudadanía. Democracia. Capitalismo y Estado de Derecho era “uno de los que ya habían comenzado a utilizarse como libro de texto en la asignatura 'Educación para la Ciudadanía' que acababa de implantarse en algunas Comunidades Autónomas”. Con cara compungida, un supuesto padre de familia sentado en el sofá de su casa, iba leyendo en voz alta algunos pasajes escogidos de nuestro libro. En especial, parecía escandalizarle el hecho de que recordáramos que los votantes del PP habían votado (y siguen votando) a un partido que apoyó la invasión estadounidense de Iraq y que eso, de alguna manera, comporta algún tipo de responsabilidad. Por lo visto, en opinión de los directores de Telemadrid, es inconcebible que en una asignatura de Educación para la Ciudadanía se pretenda nada menos que decir la verdad a los alumnos. Quizás piensen que sería más oportuno explicar a los jóvenes y a los lectores en general que los ciudadanos no tienen ninguna responsabilidad a la hora de votar a un partido u otro. Pues la cruda realidad es que el PP apoyó la invasión de Iraq y que Jose María Aznar insistió una y otra vez en que tenía informes fidedignos de que Sadam Hussein contaba con armas de destrucción masiva, pese a que todos los informes de los inspectores de la ONU decían lo contrario. Luego resultó que en Iraq no había armas de destrucción masiva. Resultó que no sólo no las había, sino que siempre se había sabido que no las había. Sobre este tema se había mentido a la opinión pública mundial. Pese a todo, a los votantes del PP no les pareció motivo suficiente para cambiar su voto.


Se trata, sin duda, de un enigma de la vida ciudadana que ojalá que algún día pueda ser desentrañado en los libros de texto de Educación para la Ciudadanía: ¿cómo es posible que la intención de voto de la población no se haya modificado en absoluto al descubrir que una guerra que ha destruido un país y que ha causado centenares de miles de víctimas civiles se inició con un embuste de sus líderes políticos?


Sin embargo, todo el mundo parece de acuerdo (en el PP y también en el PSOE) en que en la asignatura de Educación para la Ciudadanía no debe tratarse de este tipo de cuestiones delicadas. En realidad, tal y como han demostrado los libros de texto que han visto la luz durante el año 2007, esta asignatura no debe de consistir, al parecer, más que en un canto políticamente correcto a valores abstractos y melifluas buenas intenciones, una especie de Barrio Sésamo empalogoso, tedioso y conformista para explicar a los niños lo contentos que tienen que estar por vivir en una monarquía constitucional. No es extraño, por tanto, que nuestro libro fuera acogido con tan rabiosa indignación.


Pero, antes de pasar a discutir estas cuestiones, conviene deshacer las mentiras más sonadas. El Telenoticias de Telemadrid mintió, y no era la primera vez que mentía al respecto. Mintió, en primer lugar, porque nuestro libro no es un libro de texto. Y por supuesto, era absolutamente mentira que ya estuviese utilizándose como tal en los centros de enseñanza. Cualquiera puede ver que el libro que tiene entre sus manos no es un libro de texto: no responde al programa de ningún curso en particular, no tiene el formato de los libros de texto, no tiene actividades para el alumno, ni flechitas, ni esquemitas ni recuadritos, no ha sido homologado por el Ministerio de Educación, no sigue el currículo de la asignatura, etc. Es más, no hay ningún profesor tan suicida como para buscarse la ruina utilizándolo como manual obligatorio, pues es fácil colegir que la comunidad educativa, la dirección del centro, los padres, los consejos escolares, la inspección, la prensa y demás fuerzas vivas, le complicarían mucho la vida. (LA PUTA GRANÁ añade que historias muy próximas existen sobre censuras a la libertad de expresión y de cátedra en la provincia de Granada).


Que no se trata de un libro de texto es algo que sabían perfectamente en Telemadrid. Lo mismo que lo han sabido perfectamente, desde el principio, en la Cadena Cope, en el diario El Mundo, en La Razón, en el ABC, en Libertad Digital, en el Canal 7, y en todos los medios que, sin embargo, no han parado de insistir en que lo era. Sencillamente, han mentido sabiendo muy bien que estaban mintiendo. Han querido transmitir la idea de que nuestro libro no sólo era un libro de texto, sino que era, además, el libro de texto por antonomasia, el que verdaderamente desvelaba las auténticas y ocultas intenciones del gobierno del PSOE, hasta el punto de que en algunos de esos medios comenzó a conocerse como el “manual de Zapatero”.


No sólo no es verdad que sea un manual. Se trata más bien de un antimanual especialmente escrito en contra de la asignatura. Por supuesto, este detalle ha pasado desapercibido porque la prensa de derechas estaba muy interesada en monopolizar la oposición a la asignatura y la prensa gubernamental muy interesada en ocultar el hecho de que, desde el principio, hubo una oposición de izquierdas a la Educación para la Ciudadanía. Hubo, incluso, una manifestación en contra de esta asignatura, convocada a nivel estatal, que acabó con unas clases de Filosofía al aire libre impartidas en Plaza de España de Madrid, el 3 de junio de 2005. Los tres autores del libro participamos activamente en esas movilizaciones contra la Educación para la Ciudadanía convocadas desde la izquierda. Esta oposición de izquierdas tenía muy buenas razones y argumentos, pero, por supuesto no salió en los periódicos ni en los telediarios, porque la izquierda de este país ni tiene periódicos ni tiene telediarios a su disposición. Y como suele ocurrir, a fuerza de silenciarla y censurarla, se acabó por creer que la izquierda no existía. De este modo, se logró crear la ilusión de que sólo la derecha atacaba la asignatura y que, en cambio, la izquierda (liderada, al parecer, por el PSOE) la defendía.


Por supuesto, el ruido que han metido los obispos en relación con esta asignatura ha sido tan aparatoso que el espejismo estaba servido en bandeja. En este país tenemos la desgracia de padecer una derecha pre-civilizada, pre-moderna, pre-ilustrada, aliada de los sectores más reaccionarios de la Iglesia Católica, una Iglesia a cuyos dirigentes sólo hemos visto movilizarse en contra de los derechos de los homosexuales, de los derechos de las mujeres y, en general, en contra de todo lo que les suene a Derecho. Nos referimos, claro está, a la misma jerarquía eclesiástica que combatió en Latinoamérica a la Teología de la Liberación y que en España está empeñada en “limpiar la casa del Señor” cerrando parroquias comprometidas con la causa de los pobres, como la de Enrique de Castro en el barrio madrileño de Vallecas. Así pues, tampoco resulta sorprendente la furiosa reacción de la Conferencia Episcopal contra cualquier propuesta que incorpore, aunque sólo sea en el título, la palabra “ciudadanía”. En esta ocasión se han comportado como auténticos Príncipes de las Tinieblas, como si la mera palabra “ciudadanía” les produjera el mismo efecto que la luz del sol al Conde Drácula. La jerarquía de la Iglesia pierde los papeles cada vez que siente amenazada una micra de su poder político. Así pues, es normal que hayan reaccionado con virulencia contra una asignatura que pretende transmitir unos valores distintos a los que inculcan ellos en la asignatura de Religión. La hipocresía de los obispos y de organizaciones como la Confederación Católica de Padres (Concapa) al acusar al Estado de adoctrinamiento ha sido repugnante, cuando no surrealista, teniendo en cuenta lo contenta que estuvo la Iglesia de monopolizar el adoctrinamiento fascista, machista, homófobo y clasista durante cuarenta años de franquismo, y lo contenta que está ahora de valerse de fondos públicos para el lavado de cerebro de los niños en sus centros concertados y, en general, en la asignatura de Religión.


Y como la derecha y la ultraderecha sí tienen medios de comunicación de sobra para hacerse oír en el espacio público, resultó aún más creíble la idea de que la polémica sobre la Educación para la Ciudadanía se agotaba entre el PP, que la atacaba, y el PSOE, que la defendía.


En absoluto era cierto. La oposición de izquierdas a esta asignatura había existido desde el primer momento. Partió fundamentalmente del área de Filosofía y era una llamada de atención sobre la degradación de la enseñanza pública en general. Era previsible, en efecto, que la asignatura de Filosofía quedara muy dañada con la implantación de la Educación para la Ciudadanía. Y de hecho, así ha sido. En el borrador del decreto de bachillerato que el PSOE ha preparado hasta la fecha, se tiene previsto reducir de tres a dos horas a la semana la Filosofía de primero de bachillerato (que pasaría a llamarse “Filosofía y Ciudadanía”). Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que el PSOE ya fue quien en su momento redujo esta asignatura de cuatro a tres horas semanales. En segundo lugar, conviene recordar que con esta nueva reducción incumple todos los pactos y falta a todas sus promesas hechas a las Facultades y Asociaciones de Filosofía. Pero no contento con esto (¿alguien puede adivinar qué tiene el PSOE contra la Filosofía?), en el borrador del decreto se prevé reducir también a dos horas semanales la Historia de la Filosofía de segundo de bachillerato. A ello hay que unir el hecho de que la Ética de 4º de la ESO pasa a llamarse a “Ética cívica” y pierde una de sus dos horas a la semana. Todo el mundo sabe que eso es tanto como convertir esa asignatura en impracticable.


La defensa de la Filosofía frente a este estropicio educativo no era una cuestión de corporativismo. Lo que ocurre es que algunos profesores, como los autores de este libro, creemos de verdad que la asignatura de “Filosofía”, en su actual perfil científico, es el mejor instrumento del que dispone nuestro sistema educativo para formar ciudadanos capaces de razonar y argumentar con criterio propio e independiente. Estamos convencidos de que no hay mejor forma de encaminarse a ese objetivo que la enseñanza de la Filosofía y la Historia de la Filosofía, del mismo modo que creemos que con los programas de Educación para la Ciudadanía, lo que se pretende más bien es amaestrar a los niños en lo políticamente correcto y en las supercherías de la ideología dominante. Pero, sobre todo, somos muy conscientes de que este atentado contra el perfil científico de la asignatura de Filosofía no es más que un síntoma fatal del rumbo que está tomando la enseñanza pública en general. Los perfiles científicos de las asignaturas en la enseñanza secundaria tienden cada vez más a disolverse porque el edificio mismo de la enseñanza pública se desmorona más y más, viniendo a ocupar su lugar una especie de “asistencia social” gestionada por educadores, pedagogos, psicólogos, e incluso por guardias de seguridad, como si se fuese muy consciente de que mientras la enseñanza privada y concertada prepara para la Universidad, el futuro en la enseñanza pública viene más bien marcado por la cárcel, el paro o el inframundo laboral del trabajo basura. En esto, las políticas del PSOE y del PP han sido igualmente letales. Legislatura a legislatura han ido haciendo y deshaciendo leyes y decretos como si fueran buenas intenciones y no muchísimo más dinero y recursos humanos lo que la enseñanza pública necesitara para poder frenar esta tendencia hacia el desastre. Eso, por supuesto, sin la menor iniciativa legal para acabar con la ignominia de la enseñanza concertada, con su legión de profesores nombrados a dedo y pagados con dinero público. Si a esta situación le añadimos los planes a nivel europeo y mundial que desde la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Acuerdo General de Comercio de Servicios (GATS, por sus siglas en inglés) planean sobre el mundo de la enseñanza estatal, encaminados de forma inequívoca a la instrumentalización privada de la enseñanza pública superior y la mercantilización de la Universidad, el panorama es desolador (tan desolador como había previsto hace ya tiempo el libro de Michel Éliard, La fin de l'école, PUF, París, 2000; existe traducción en ed. Unisón, Madrid, 2004). Es posible hacerse una excelente idea de lo que se ha estado jugando en eso que se ha llamado la Convergencia Europea en Educación Superior, leyendo el libro Eurouniversidad. Mito y realidad del proceso de Bolonia (Icaria, Barcelona, 2007).


Ahora bien, en estos últimos años cruciales, la voz de la izquierda ha sido casi por completo silenciada, tanto respecto a la enseñanza secundaria como respecto a la superior. Hartos de estrellarnos contra este muro de silencio, en el momento en que vimos que la implantación de la Educación para la Ciudadanía era ya un hecho consumado, los autores de este libro decidimos hacer de la necesidad virtud. Nos dijimos que, si querían una Educación para la Ciudadanía, la iban a tener, pero que la iban a tener en serio. En lugar de utilizar la asignatura para encubrir el hecho de la realidad capitalista, podíamos utilizarla para denunciarlo. El racismo, la xenofobia, el trabajo ilegal de los sin papeles y el trabajo basura de los con papeles, la desestructuración social, la precariedad laboral, la marginación y todo lo que ella conlleva, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna y las consiguientes dificultades para la vida familiar y la procreación, todos estos asuntos tienen su causa en problemas sociales y económicos enraizados en las estructuras más básicas de esta sociedad en la que vivimos. Es ridículo, patético e hipócrita pretender que todo ello hay que afrontarlo con una “educación en valores”. Pero, sobre todo, se trata de una estafa que pretende encubrir y legitimar las verdaderas causas de estos problemas. Así pues, lo primero que debe quedar claro en una Educación para la Ciudadanía es el carácter capitalista de nuestra realidad social. Después habrá que decidir en qué consiste y qué posibilidades tiene la vida ciudadana en semejantes condiciones.


Fue así como publicamos Educación para la ciudadanía. Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho (Akal, 2007). La reacción de los medios de comunicación de derechas y de ultraderecha ha sido furibunda. La tentación de utilizarnos como arma arrojadiza contra el PSOE era demasiado grande para reducirnos al silencio, así es que decidieron más bien poner el grito en el cielo. La campaña mediática que se ha desatado en contra de nuestro libro durante los meses de agosto y de septiembre de 2007 ha superado todos límites de la falsedad, la mentira y la hipocresía. En primer lugar, como ya hemos señalado, presentaron el libro como un manual destinado a las aulas, cuando era absolutamente obvio que no era tal. Luego, y tal como denunció en su momento Javier Ortiz, siguieron la táctica habitual de la Inquisición: “primero se dice que el contrario ha dicho lo que no ha dicho y luego se le condena sin apelación posible por haber dicho lo que no ha dicho” (El Mundo, 9-09-2007).


Así, por ejemplo, en las múltiples veces que nuestro libro ha sido aludido en Telemadrid, su contenido ha quedado resumido diciendo que definimos “libertad” como “hacer lo que a uno le da la gana”. Varias veces esa frase ha aparecido subrayada y ampliada en pantalla, como prueba de nuestra ignominia. Lo que no decían es que esa frase es sólo el punto de partida de un razonamiento estrictamente kantiano en el que acabamos, por cierto, por concluir que “libertad” es más bien “obedecer a la ley” (lo que, sin duda, considerarán muy desconcertante los directores de Telemadrid tratándose de un libro que han calificado poco menos que de anticonstitucional). Hasta el menos aventajado de los alumnos de secundaria que de verdad leyera nuestro libro entendería perfectamente que nuestro concepto de libertad no tiene nada que ver con lo que ordinariamente se entiende por “hacer lo que nos da la gana”. Es completamente obvio que si en el libro tomamos esa frase como punto de partida es precisamente porque sabemos que se trata de una idea bastante común entre los jóvenes, de modo que es con ella que conviene ajustar cuentas. Por supuesto, esto lo sabían perfectamente en Telemadrid, pero no les importó mentir al respecto.


Es curioso cómo los periodistas acaban creyéndose sus propias mentiras, porque el caso es que en el programa 59”, de TVE, también resumieron la tesis principal del libro del mismo modo. Luego pasaron a rasgarse las vestiduras, hasta el punto de que Melchor Miralles, directivo del diario El Mundo, pidió que a los autores nos inhabilitaran de por vida para la docencia (en todo caso, en descargo del director de 59”, hay que señalar que accedió a leer una nota de rectificación en el programa siguiente; por supuesto, no se puede decir lo mismo de Melchor Miralles).


Se han publicado otras mentiras absolutamente descabelladas como, por ejemplo, que mostramos algún tipo de menosprecio hacia los gitanos (Alfonso Ussía, La Razón, 19-08-2007) cuando, en realidad, son aludidos precisamente como modelo de resistencia frente a los mecanismos destructores de la familia que pone en juego el capitalismo (que constituye, éste sí, el blanco de nuestras críticas); mentiras absurdas, como que consideremos intolerable mantener la virginidad hasta el matrimonio, cuando lo único que decimos a ese respecto es que se trata de un asunto que debe quedar gobernado por la voluntad libre de cada uno; o mentiras delirantes, como que defendamos que la “dignidad” es comportarse como “un buen cerdo machista y tenerlos bien puestos” (La Razón 17-08-2007), cuando, como es obvio, eso se propone precisamente como ejemplo de indignidad.


Lo más llamativo es que se hayan apuntado, por una parte, mentiras, y por otra, insultos y descalificaciones, sin aportar ni un solo argumento. Fernando Savater nos llamó “necios y sectarios” (ABC, 7-08-2007); Delgado Gal nos consideró “ineptos, fanáticos y paranoicos”, al tiempo que se lamentaba de que fuéramos (“¡ay!”) profesores (ABC, 5-08-2007); Martín Prieto, nos tildó de “retroprogres”, “locos”, “chequistas” y “lamelibranquios” (El Mundo, 12-08-2007); Cesar Vidal nos llamó “escritores fracasados” y no sé cuántas cosas más (COPE, 12-07-2007); Alfonso Ussía dijo que éramos unos “stalinistas”, “comunistas”, “genocidas” y nos invitó a irnos a vivir a Cuba (La Razón, 19-08-2007); Jiménez Losantos y Pedro J. Ramírez han hablado bastante de nuestro libro no sabiendo si llorar o reír y llegando a la conclusión de que, más que nada, somos unos “zumbaos”.


Respecto a los insultos publicados en El Mundo y en La Razón hay que añadir, además, que han sido especialmente cobardes y maleducados, porque estos diarios (al contrario que El País o el ABC), no nos han concedido derecho de réplica, ni siquiera las quince líneas de rigor en “cartas al director”. Tres cartas enviadas a Pedro J. Ramírez fueron rechazadas sin explicaciones.


Es muy notable el hecho de que solo haya dos personas que hayan argumentado sobre el libro: Rafael Sánchez Ferlosio (El País, 29-7-2007) y Gustavo Bueno (El Catoblepas). El primero, lo hizo tras criticar durísimamente a Savater y para defender, en cambio, la idea fundamental de nuestro libro, lo que no tiene nada de extraño pues, en efecto, “la idea de introducir en política la fuerza de lo impersonal” nos la enseñó él mejor que ningún otro. El segundo, es cierto, nos criticó con dureza, aunque con argumentos muy discutibles; pero, en todo caso, lo hizo tras burlarse de forma inmisericorde de los otros “libros de texto” y especialmente del de José Antonio Marina, del que vino a decir algo así como que si es más tonto no nace. Así pues, después de todo, salíamos ganando por comparación.


Una cosa que merece comentario son los insultos que han cuestionado nuestra salud mental (“zumbaos”, “paranoicos”, “casos psiquiátricos”, etc.). Por lo visto, a la izquierda del PSOE y del PP, estamos todos locos de remate. Pues, en efecto, los periodistas que tanto se han burlado de nosotros se asombrarían mucho al saber la acogida tan entusiasta que nuestro libro ha tenido en los medios de la izquierda alterglobalización (en las revistas El Viejo Topo, Viento Sur, Archipiélago, Fusión, El Otro País o en las web habituales de la izquierda). Es una prueba más de que los argumentos de izquierda no tienen ninguna posibilidad mediática en el espacio público de nuestra bendita libertad de expresión. No hace falta censura, en efecto, allí donde todo el mundo obedece, por la cuenta que le trae, la voz de su amo. Sin embargo, en esta ocasión se ha colado en los grandes medios de comunicación un argumento de la llamada “extrema izquierda”. Ello se ha debido, como sabemos, a que al PP le convenía muchísimo, en su guerra particular contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía propuesta por el PSOE, presentar nuestro libro como el “manual de Zapatero”. Ésa ha sido la única razón, pues el blindaje informativo contra los argumentos a la izquierda del PSOE ha sido siempre absoluto. Y mira por dónde, una vez que, debido a este accidente informativo, se encuentran con una argumentación anticapitalista y alterglobalización encima de la mesa de los telediarios y los periódicos, se quedan boquiabiertos y piensan que, sencillamente, se les han colado unos locos de atar. Así de acostumbrados están a discutir con nuestros argumentos y así de acostumbrados están a discutir con nuestros autores habituales de referencia, tales como Noam Chomsky, Vandana Shiva, Tariq Ali, Samir Amin, Eduardo Galeano, Ammy Goodman, Pérez Esquivel, Naomi Klein, Immanuel Wallerstein, Terry Eagleton, Eric Hobsbawm, Michel Chossudovsky, Harold Pinter o Arundhati Roy. Hay un largo etcétera de autores censurados por los propietarios privados del espacio público. Por ejemplo, y sin ir más lejos, Ignacio Ramonet dejó al descubierto la complicidad de los medios europeos con el golpe de estado contra el orden constitucional en Venezuela de abril del 2002 y ese fue el último artículo que publicó en El País. En suma, es de suponer que nuestros medios de comunicación, no tendrían demasiado empacho en psiquiatrizar por entero al movimiento alterglobalización en su conjunto, con todos sus autores de referencia y toda su bibliografía. Como si a la izquierda de los que tienen el poder, no existiese más que el manicomio.


Al fin y al cabo, se trata de un buen síntoma. No podemos esperar que los que tienen la sartén por mango aprecien la corrección de los diagnósticos de la izquierda alterglobalización. Si defendemos que “otro mundo es posible” es porque sabemos que otra economía y otras relaciones sociales son posibles en este mundo. Los anticapitalistas no pedimos la Luna, no somos unos lunáticos. Pedimos algo de lo más sensato, aunque no podemos esperar la comprensión de los poderosos ni de sus mercenarios en los medios de comunicación.


Se pongan como se pongan, el movimiento alterglobalización existe. Tampoco los propietarios de Atenas fueron demasiado comprensivos con Sócrates que es, después de todo, el verdadero protagonista de este libro.

lunes, 29 de octubre de 2007

Basta de tantos putos crímenes cobardes, miserables y machistas


El pasado domingo 21 de Octubre una asociación de hombres de Granada convocaba a la sociedad granadina a una concentración en La Fuente de las Batallas para protestar por la sexagésima mujer asesinada desde que empezó el año, ¡¡-60 mujeres asesinadas!!: SESENTA mujeres menos: ¡¡y no se nos cae la cara de vergüenza!!

Éramos una veintena de personas las que allí estábamos, era sábado y claro ya se sabe, los sábados están para otras cosas, salir al campo, a la montaña, irse al apartamento de la playa, olvidarse de los problemas y el trabajo diario, ¿también de lo que ocurre en otros lugares? ¿de lo que está ocurriendo diariamente en la monárquica España? ¡¡¡60 mujeres asesinadas!!!

¿La falta de asistencia sería por la falta de capacidad de convocatoria de la citada asociación? nos preguntábamos. No, nos decían; es que todavía no hay conciencia del problema; ¡ah!, ¿todavía tienen que seguir asesinando para que aumente la conciencia?; es que los medios de comunicación no ayudan; ¡ah!, pero ¿alguien sabe si los medios han ayudado alguna vez a solucionar algún problema? ellos cumplen con "su papel de informar", una nota pequeña haciendo alusión al asunto, pero que nadie espere nada más.

Pero esta vez, (y todas las veces) si hubieran tenido un mínimo de decencia moral, tendrían que haber sacado ese día, en la primera página y sin mencionar el nombre de sus respectivos diarios, exclusivamente este mensaje: BASTA DE ASESINATOS.

Eso si hubiera sido participación en la convocatoria y en el problema, ¿imaginamos lo impactante de la noticia? realmente se hubiera hablado de este asunto entre las miles de personas que hubieran comprado el periódico ese día y en el resto de la sociedad durante bastante tiempo. Igual comportamiento hace la TV, lo comenta y a otra noticia ¿imaginamos que empiezan las noticias de las 3 con un mensaje en la pantalla: BASTA DE ASESINATOS, y lo mantienen durante un minuto, ¡solo un maldito minuto! ¿imaginamos lo impactante de la noticia?

Por lo visto 60 mujeres asesinadas este año, (este año, ¡qué hipócritas!, las del año pasado y anteriores no parecen importar) no son suficientes para tomar una medida de tal calibre.

Calibrémosla entonces nosotros, la Puta Graná llama criminales a toda la falsimedia nacional por su falta de atención a este problema que hace tiempo sobrepasó la dignidad de las personas.
Hoy lunes la vida sigue, llueve, ambulancias, gente con prisa, dentro de cinco días habrá otra mujer asesinada, no esperemos nada de falsimedia, ni de los jueces, ni de los políticos, el asesino vuelve a rondarla, otra asesinada y otra y otra... están abandonadas, olvidadas por la sociedad.

LA PUTA HUELLA ECOLÓGICA DE LA DESTRUCTIVA MEMORIA PSEUDOACADÉMICA (O DE LOS COSTOS ECOLÓGICOS DE LOS SUJETOS DEL PESEBRE ESCOLÁSTICO-UNIVERSITARIO).


Se nos ha querido engañar durante siglos. Y nos seguirán dando las coces en los mismos lados: ¡donde más nos duelen!
Con el tema mítico de la educación -o de la cultura- se nos engatusa como a bobos. Son pocos los que no se quedan más que seducidos: ¡pasmados! Y, sin embargo, aunque nos ha costado mucho esfuerzo darnos cuenta, nos hemos percatado de la inutilidad de tanto trabajo. ¡Cual Sísifos nos hemos quedado agotados de tanto subir y bajar piedras por las cuentas extraordinarias de tanta pendiente... bancaria!
A nuestro amado Mahatma Gandhi se lo ha aniquilado de raíz. No sólo en la India, sino en todos los países que se creen cultos y civilizados. Él ya nos lo advertía cuando lo de la Independencia de su país: si la India tuviera que tener la misma renta per cápita que la Gran Bretaña de 1947 le haría falta explotar los recursos de más de diez planetas como la Tierra.
En los años veinte del siglo pasado ser catedrático de una universidad española era un flaco favor a la inteligencia. ¿A quién de nuestros campesinos u obreros le hubiera gustado ser un miserable maestro de aldea o un pobre catedrático de una Universidad desprestigiada de provincias? Por aquellos entonces la Universidad de Granada contaba con un claustro de profesores más reducido que un simple Instituto de Secundaria de nuestros días.
Sin embargo, pese al atroz desmoche -en infeliz expresión del falangista Pedro Laín Entralgo- que se produjo durante la implantación de la dictadura fascista en la Universidad española, en los años sesenta y setenta el modelo tradicional de la escolástica universitaria empezó a tomar cierto prestigio. Las pseudoizquierdas le insuflaron cierto aire nuevo procedente de las actividades de la CIA en la criminal guerra supuestamente fría. Pero fueron los vientos de las meritocracias de la globalidiotización las que acabaron por hacernos creer que para ser alguien en este atroz teatro social cada quien tenía que pasar por hacerse un currículum universitario. Se nos quiso vender bien la moto y, hasta, el coche como símbolos de auto(eco)nomía individual...
Si se calculasen los costos ecológicos de esa estupidez se podrían ver los resultados tan letales que tiene ese empecinamiento para la radical aniquilación de la vida inteligente en este destrozado planeta. La globalidiotización nos ha forzado a repetir los mismos errores en las más diversas lenguas idiomáticas feudales. Hemos gastado unas enormes energías en aprender idiomas señoriales para convertirnos en putrefactos don Nadies.
A ese modelo se le quiere seguir dando oxígeno desde los más diferentes frentes de las esquizofrenias políticas. Pero no aguantaría ni dos asaltos si fueran llevados a un verdadero campo de batalla donde tanta objetiva subjetividad basada en la insostenible suciedad del "reconocimiento" se podría venir abajo en menos de lo que canta una calandria...

De la destrucción ecocida del campesinado (O de cómo generar miserias sociales)



México: paradojas de la devastación rural
Luis Hernández Navarro

Curiosa ironía. La principal mercancía de exportación rural, la más rentable, la que más divisas trae al país, es la única que no fue negociada en el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).

La fuerza de trabajo migrante quedó fuera del acuerdo comercial. Creció enormemente a raíz de su firma. No cuenta con protección alguna. Labora en condiciones terriblemente desventajosas en relación con los trabajadores formales. Sin embargo, el año pasado envió de Estados Unidos, como remesas, cerca de 21 mil millones de dólares.

La acción combinada de apertura de fronteras a la importación de alimentos, privatización y desregulación ha despoblado el agro. Según el más reciente informe del Banco Mundial, desde que México forma parte del TLCAN, el campo ha perdido la cuarta parte de su población (La Jornada, 20/10/07). Los jóvenes campesinos han tenido que dejar sus pueblos y sus tierras para buscar empleo en los centros urbanos o en el otro lado de la frontera. El país se ha convertido en el principal expulsor de mano de obra del mundo. La patria del Tío Sam es su principal destino.

Quienes negociaron el tratado por la parte mexicana sabían que esto iba a suceder. Según ellos, era un paso necesario para “la modernización”, pues una nación como la nuestra no podía tener 30 por ciento de su población en el medio rural. Había, pues, que drenarla: mandarla a las ciudades.

Los tecnoburócratas aseguraron que el acuerdo comercial estimularía el crecimiento de la economía y crearía empleos suficientes para los desterrados. Afirmaron que era más eficaz asistir a los campesinos como pobres en las grandes ciudades que hacerlo en las comunidades rurales. Dijeron que importar granos básicos y oleaginosas de Estados Unidos era bueno para México y para sus sectores más desfavorecidos, porque era más barato que producirlos aquí. Prometieron que nuestra ventaja comparativa en la agricultura semitropical –el nicho de mercado en el que somos más rentables– crearía riqueza en el campo y compensaría las compras de alimentos al exterior.

Nada de eso sucedió. La apertura comercial puso a competir a desiguales en condiciones de igualdad y arrasó con los agricultores nacionales. La producción rural se modernizó muy marginalmente. La economía no creció significativamente y no se crearon los empleos suficientes. Los programas de combate a la pobreza en las ciudades y la dotación de servicios en las colonias pobres de las grandes urbes decayeron. El precio de los granos básicos en el mercado mundial se elevó y tuvimos que importarlos caros, pudiendo sembrarlos. La cosecha de productos tropicales como el café o el cacao se estancó. Nos quedamos sin autosuficiencia alimentaria y sin ventajas comparativas.

El campo se convirtió en una inmensa fábrica de pobreza que expulsa a la población más joven, escolarizada y emprendedora. Los ejidos y rancherías son estacionamientos de seres humanos en los que viven ancianos, mujeres y niños, en parte gracias a las remesas que sus familiares les mandan del otro lado.

Por supuesto, quienes negociaron o inspiraron tan desastroso acuerdo comercial para el campo mexicano están muy lejos de haber rendido cuentas de su desaguisado. Por el contrario, fueron premiados: Luis Téllez con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en este sexenio, y Santiago Levy fue nombrado director del Instituto Mexicano del Seguro Social durante la administración de Vicente Fox.

Simultáneamente, el agro se convirtió en territorio fértil para la siembra de estupefacientes y el lavado de dinero del narcotráfico. En las zonas de riego, donde ni la banca comercial ni la de desarrollo otorgan crédito suficiente, el financiamiento de las siembras y las cosechas de particulares se ha convertido en forma habitual de blanquear dinero proveniente de actividades ilícitas.

En distintas regiones de la geografía nacional el paisaje rural ofrece discontinuidades aparentemente inexplicables. Grandes y lujosas fincas rodeadas de ejidos miserables. Comunidades llenas de antenas parabólicas y camionetas del año, al lado de rancherías paupérrimas. Poblados donde generosos benefactores, enriquecidos de la noche a la mañana, levantan iglesias y hacen obra pública.

Semejantes desigualdades no pueden ser explicadas por la fortuna, un puesto gubernamental o la migración exitosa. Menos aún por el espíritu empresarial de unos y el conformismo de los otros. Abundan los narcotraficantes que gustan disfrazarse de agricultores y ganaderos. No son escasos los habitantes de comunidades, enclavadas en abruptas serranías, que han decidido reconvertir las siembras de granos básicos en cultivos más rentables, aunque más inseguros. No son pocos los ejidatarios norteños dispuestos a servir de burreros en el trasiego de pequeñas cantidades de droga al otro lado del río Bravo.

Ciertamente, la siembra de amapola y marihuana precede y excede al libre comercio, pero éste le ha abierto posibilidades de crecimiento insospechadas a quienes se dedican al cultivo de estupefacientes. Un campesino puede obtener en una cosecha de productos “no convencionales” el equivalente a sus ingresos totales en 10 años. Más aún si debe competir con siembras altamente subvencionadas provenientes de nuestro vecino. Está en posibilidad de hacerse de un arma moderna y una camioneta, así como de tener ingresos suficientes para pistear a gusto.

Paradojas de la nueva colonización: la conquista de los mercados agrícolas mexicanos por las grandes compañías agroalimentarias estadounidenses ha rebotado dentro de su territorio haciendo aún más temibles a dos de sus principales pesadillas contemporáneas: el auge de la inmigración indocumentada y el aumento del narcotráfico. La destrucción de la base productiva rural mexicana ha precipitado un éxodo masivo hacia Estados Unidos y la conversión de varias regiones a la siembra de estupefacientes. Ni modos, nadie sabe para quién trabaja.


Luis Hernández Navarro es un analista político mexicano que escribe regularmente en el diario mexicano de pseudoizquierda La Jornada, 23 octubre 2007

Adoctrinar en el Puto Fascismo cotidiano



Sobre el libro de Carlos y Pedro Fernández Liria, Luis Alegre
y diseño de Miguel Brieva:
Enseñando a razonar y tener criterio
o de ciudadano a proletario
“Educación para la Ciudadanía”, foto de una anatomía vergonzosa


Miguel Ángel Llana
Rebelión 29/10/07


Cuando nos avergüenza ver la realidad de nuestra propia anatomía, cuando no nos complace, el problema está en nuestra mirada, no en la realidad. El escándalo, en esta ocasión, está más en nosotros mismos que en lo que el libro nos enseña porque, sencillamente, no interesa verlo y ni siquiera oír hablar de ello. No hace mucho se arrancaban las hojas de los libros de texto para ocultar cualquier referencia a los órganos reproductores y a todo lo relacionado con el sexo. La vergüenza -y la represión- estaba en la mirada, no en la realidad de la anatomía.
Con el subtítulo de “Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho” Carlos, Pedro, Luis y la ilustración de Miguel, lanzaron al aire “Educación para la Ciudadanía” causando gran consternación a algunos pero, por lo leído en el libro, es porque descubre las propias vergüenzas que quisieran ocultar imitando al avestruz. Del título, subtítulo y del contenido se desprende que el libro debiera ser más bien el preludio de algo tan necesario como esclarecedor, pero no, la crítica mediática “oficial”, no opone argumentos, nada se rebate, apenas insultan, los detractores del libro recurrieron a descalificar directamente a los autores, pobre recurso arremeter contra el mensajero. Y, es una pena, nos quedamos sin saber qué piensan realmente, cómo argumentan y la razón de sus descalificaciones, aunque todo indica que nada tienen que alegar y, seguramente, mucho que ocultar.

Educación para la Ciudadanía” ha resultado ser un escándalo para algunos por la sencilla razón de que es como una radiografía que nos enseña las interioridades, nuestros secretos que creíamos tan bien guardados -ocultos- a los ojos de nosotros mismos, de nuestros vecinos y del mundo entero. Como si de una violación de nuestra intimidad -que lo es, sin duda- pero sólo para quien tenga mucho que ocultar, mucho de qué avergonzarse o mucho que perder porque mucho gana manteniendo en las tinieblas las enseñanzas que el libro pretende airear.

La lectura es tan fácil como sorprendente pero, como siempre, las verdades cruciales resultan ser las más simples. La dificultad y el mérito de los autores del libro está en elegir cuidadosamente los elementos y las bases que condicionan quién es un Ciudadano y cómo llega a serlo o no. Decir que es necesario un espacio vacío, donde no haya ni diosecillos ni reyezuelos, ni amos ni siervos, para que los ciudadanos puedan dialogar, argumentar y llegar a acuerdos que sirvan para todos independientemente de su origen o condición.

El Ciudadano necesita que este espacio vacío no sea suplantado por ningún trono o templo, necesita que esté vacío, disponible para todos pero sin ser propiedad de nadie, para que así sólo lo sea de los ciudadanos.

Razón y libertad son lo mismo -van juntas- bajo distintos aspectos, son la fuente de la Ley. Leyes que garantizan que cada uno pueda hacer lo que quiera siempre que eso resulte compatible con que todos los demás puedan también hacer eso mismo. En estas condiciones estaremos ante un Ciudadano, ante un igual, ni más ni menos, ante las mismas leyes sin que importe ni dependa del origen o de la condición de nadie. A todo esto coincidiremos en llamarlo Derecho, y así, una Ciudad organizada de este modo, diríamos que se trata de una Ciudad en Estado de Derecho.

Ilustración, democracia, división de poderes, etc. Cuando la Ilustración pedía ciudadanos el capitalismo entregaba asalariados, proletarios. Ahora, además de templos y tronos, en vez de una Asamblea de ciudadanos, nos encontramos también con un Mercado en el centro de esa Ciudad -en ese espacio vacío que es de todos- se instala el Mercado convirtiéndose en nuevo dios y rey, pero con más poder porque necesita crecer indefinidamente devorándolo todo, incluso a sí mismo, para acabar destruyéndose, de modo que lo que para los humanos es solución y abundancia, se convierte en problema para el Mercado. El capitalismo es incapaz de detener el proceso de consumo y de destrucción del ecosistema, camina inexorable hacia el agotamiento de todos los recursos existentes.

Democracia, parlamento, libertad, economía, elecciones, guerra, religión, política,... pocas cosas de las que nos afectan a diario quedan sin tocar en lo que se refiere a la lógica de los argumentos necesarios para razonar, para movernos y para vivir. Este es el “peligro” del libro, descubre y enseña, por eso “Educación para la Ciudadanía” es repudiable, lo mismo que lo eran en tiempos del Evangelio los leprosos y tullidos, pero no por su desgracia, sino porque al dirigirles la mirada creían que reflejaban -como en un espejo- sus propias miserias.

Como desde un satélite, “Educación para la Ciudadanía”, concluye retratando el caos y la tragedia de la humanidad en donde cada día mueren trágicamente más personas que el día anterior y menos que mañana, explicando además cómo y por qué. Mueren a manos de Gobiernos concretos, con políticas económicas concretas que les conducen a meterse hasta el cuello en guerras de rapiña, hambre y miseria para mantener un insaciable modelo neoliberal, capitalista o como quiera que se le denomine. El libro simplemente plantea el problema, la situación, pero sobre todo, plantea las contradicciones a las que parece que la democracia existente y sus demócratas no están dispuestos a entrar ¿Será que esta democracia no lo es? Ciertamente, pues sólo admite mensajeros cómplices y complacientes, mientras, pobre del que discrepe. Las tinieblas se resisten a “Educación para la Ciudadanía” pero, mucho más quienes las propician.

Abolida la Ilustración y Sócrates asesinado de nuevo, también lo es el derecho y la necesidad de razonar y tener criterio propio, aunque todo lo descalifiquen diciendo que es adoctrinamiento pero, esta es la situación en la que nos encontramos, hasta ahí han llegado los poderes del Mercado que quieren imponer su asignatura a la que podríamos llamar “Educación para el Mercado” con el subtítulo de “Manual para adoctrinar al Ciudadano” y poder convertirlo así, con mayor facilidad, en una mercancía más para el Mercado, como está sucediendo.

Muy cerca de Los Ángeles del Infierno: el desastroso Estado social de los californianos



El incendio perfecto

Mike Davis
Sin Permiso

Domingo por la mañana en San Diego. El sol es una escalofriante esfera anaranjada, como el ojo de una calabaza de Halloween. El fuego en el flanco del monte Otay, extendido a horcajadas a lo largo de la frontera con México, genera una gigantesca nube albigris en forma de hongo. Una vista tirando a sublime, como la del Vesubio en erupción. Entretanto, un cielo hosco y fosco escupe ceniza procedente de los abrasados bosques nacionales y de las casas de ensueño.

Puede ser el fuego del siglo en la California meridional. A la hora del almuerzo, ocho fuegos distintos estaban ardiendo el domingo pasado fuera de control, y los dos mayores convergían para formar un frente único de cuarenta millas de amplitud. Los recursos de emergencia de la megalópolis estaban ya más que rebasados, y los refuerzos de la Guardia Nacional se hallaban a 10.000 millas de distancia, en Irak. El pánico se comunicaba silenciosamente a los reportajes televisivos, que registraban caóticas escenas del incendio.

Se ha informado ya de catorce muertes en los condados de San Bernardino y de San Diego, y cerca de 1.000 hogares han sido destruidos. Más de 100.000 moradores de la región conurbana han sido evacuados, el triple que en el gran incendio de Arizona de 2002 o que en el holocausto de Canberra del pasado enero. Decenas de miles, por otra parte, han cargado ya sus automóviles con animales domésticos y recuerdos familiares. Todos estamos aguardando la hora de la huída. No hay freno, y el pronóstico metereológico habla de un tiempo favorecedor del incendio que durará hasta el martes.

Se calla por sabido que es el momento oportuno del año para el fin del mundo.

Justo antes de Halloween [la celebración norteamericana del Día de Difuntos], el diferencial de presión entre la llanura de Colorado y la California meridional empieza a generar los infames vientos de Santa Ana. Una chispa en su recorrido, monta tanto como una antorcha incendiaria.

Hace exactamente una década, entre el 26 de octubre y el 7 de noviembre, tormentas de fuego aventadas por Santa Ana destruyeron más de mil hogares en Pasadera, Malibú y Laguna Beach. En el pasado siglo, cerca de la mitad de los fuegos en la California meridional ocurrieron en octubre.

Ese tiempo climatológico, la ecología y una urbanización estúpida han conspirado para crear los ingredientes de una de las tormentas de fuego más perfectas de la historia. Los expertos la veían venir desde hace meses.

Por lo pronto, hay una extraordinaria oferta de combustible de todo punto en sazón, yesca perfectamente seca. El año metereológico 2001-02 fue el más seco en la historia de la California meridional. Aquí, en San Diego, apenas si tuvimos tres pulgadas de lluvia. (El promedio gira en torno a las 11.) Luego, el pasado invierno, llovió lo justo para que proliferara una densa maleza de sotobosque, excelente mecha que ha disfrutado de meses para secarse.

Ello es que, en los montes locales, una sequía épica que podría ser expresión del calentamiento global abrió la espita a una infesta de escarabajos negros que ha matado ya, o está matando, el 90% de los pinares de la California meridional. El mes pasado, los científicos explicaron en tonos graves a los miembros del Congreso, en el curso de una audiencia especial habida en el Lago de Arrowhead, que "es demasiado tarde para salvar la reserva nacional del bosque de San Bernardino". Arrowhead y otros famosos parajes montañosos, predijeron, "pronto se parecerán a cualquier barrio residencial desarbolado de Los Ángeles".

Esos bosques muertos significan una desgracia casi apocalíptica para los más de 100.000 residentes en los montes y en las laderas, muchos de los cuales dependen de una única y angosta vía para escapar del fuego. A comienzos de este año, los funcionarios del condado de San Bernardino, desconfiando de sus capacidades para proceder a la evacuación de todos los caseríos por carretera, propusieron un excéntrico plan de último recurso para amontonar a los residentes en botes varados en medio de los lagos Arrowhead y Big Bear.

San Bernardino es ahora un infierno, acodado en las decenas de miles de hectáreas de laderas cubiertas de chaparral de los condados vecinos. Como siempre en la estación de los incendios que es Halloween, cunde la histeria sobre el carácter provocado de los incendios. Manos invisibles pueden haber disparado intencionadamente muchas de las tormentas de fuego. En realidad, en el actual régimen climático de los vientos de Santa Ana, un chiflado subido a una motocicleta y armado con un modesto encendedor podría incendiar medio mundo.

Es éste un fantasma del que, inermes, no pueden protegernos los grandes inquisidores ni las guerras contra el terrorismo. Por lo demás, muchos analistas y expertos en fuegos desprecian en sus ecuaciones la "ignición" –natural, accidental o deliberada— como un factor relativamente trivial. Estudian el fuego desatado como un resultado inevitable de la acumulación de masa combustible. Dado el combustible, "se da el incendio".

Ni que decir tiene que la mejor medida preventiva es el regreso a la inveterada práctica indígena californiana de organizar hogueras regulares y a pequeña escala en las que se consuman viejos arbustos y chaparral. Eso es ahora política de libro de texto, pero la urbanización con fines residenciales de territorio ígneo hace casi imposible ponerla por obra en alguna medida adecuada. A los propietarios de las casas les disgusta la polución temporal de las "hogueras controladas", y los funcionarios locales temen las consecuencias jurídicas de posibles fuegos que se les vayan de las manos.

Resultado: ciclópeas plantaciones de arbusto viejo, altamente inflamable, se acumulan en las periferias y en los intersticios de nuevos barrios residenciales desparramados por doquier. Desde los devastadores incendios de 1993, decenas de miles de nuevos hogares se han abierto paso, hasta llegar a cubrir los más remotos huecos de los cinturones ígneos, costeros e interiores, de la California meridional. Además, cada nuevo propietario espera niveles heroicos de protección de un condado sin recursos públicos ni servicios estatales de bomberos suficientes.

El fuego, pues, resulta políticamente irónico. Precisamente ahora, cuando veo en llamas el barrio residencial nuevo más rico de San Diego, Scripps Ranch, me acuerdo de que los financiadores de[l gobernador de California] Schwarzenegger se reunieron allí hace unas cuantas semanas. Fue ese encuentro epicentro de airadas y codiciosas voces elevadas al cielo en contra de la opresión de un sector público fuera de control y a favor de su retroceso. Ahora, los millonarios sostenedores de Arnold [Schwarzenegger] claman a voz en grito a favor de más servicios de bomberos, y la intervención público-estatal a gran escala es la única cosa interpuesta entre sus mansiones de 3 millones de dólares y un montón de cenizas.

Los fuegos de Halloween, claro está, hacen arder por igual chabolas y mansiones, pero los Republicanos tienden de manera desapoderada a concentrarse en las alturas y en las ecologías equivocadas. En realidad, asombra percatarse de hasta qué punto el actual mapa de los incendios (Rancho Cucamonga, norte de Fontana, La Verne, el Valle de Simi, Vista, Ramona, los Cerros Eucalyptus, Scripps Ranch, etc.) refleja las pautas geográficas del grueso del apoyo electoral a favor del retroceso del gasto público.

Los incendios ilustran cruelmente el dilema esencial del nuevo gobernador: cómo atender simultáneamente a las exigencias de clase media de reducción del gasto y más servicios públicos. Los barrios residenciales cerrados para población blanca insisten en niveles imposibles de protección contra incendios, pero se niegan a pagar mayores primas de seguro (el seguro contra incendios en California está subsidiado en común por todos los propietarios inmobiliarios) o mayores impuestos a la propiedad. Hasta un superhéroe de Hollywood tendrá dificultades para cuadrar ese círculo.

Mike Davis es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO. Traducidos recientemente al castellano: su libro sobre la amenaza de la gripe aviar (El monstruo llama a nuestra puerta, trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006) y su libro sobre las Ciudades muertas (trad. Dina Khorasane, Marta Malo de Molina, Tatiana de la O y Mónica Cifuentes Zaro, Editorial Traficantes de sueños, Madrid, 2007).

Traducción para www.sinpermiso.info : Amaranta Süss

Reflexiones sobre los planes catastrofistas de la pena capital



Intervención en la presentación del libro de Naomi Klein
"La doctrina del shock"
El continente donde el capitalismo comenzó su andadura es ahora el primero en hacerle frente


Antoni Domènech
Sinpermiso

Intervención en el acto de presentación de las versiones catalana y castellana del libro de Naomi Klein (La doctrina del shock [editoriales Empúries y Paidós, Barcelona, 2007] realizado, con presencia de la autora, en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona el pasado 26 de octubre. La transcripción y la traducción del catalán al castellano la hizo para SinPermiso Ramona Sedeño.

Me resulta muy grato estar hoy aquí con todos ustedes presentando las versiones castellana y catalana del último libro de Naomi Klein, y agradezco a la editorial Paidós, a la editorial Empúries y al Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y particularmente a su director, Josep Ramoneda, que me hayan invitado a hacerlo junto con la autora.

Naomi Klein es suficientemente conocida en cualquier parte, también, claro está, en Barcelona, y ya se comprende que sería ocioso entrar aquí en detalles de su biografía como investigadora, como publicista y como activista política, que todas estos rasgos, y acaso más, reúne nuestra joven invitada de esta noche.

Me limitaré, pues, a recordar que esta precoz periodista canadiense se hizo mundialmente famosa con el libro No-logo. El poder de las marcas (publicado en inglés en 2000), un verdadero bestseller internacional, traducido a cerca de 30 lenguas y con ventas superiores al millón de ejemplares. En una época como la nuestra, en que las fuentes y los principales flujos de información política, económica, social e intelectual están controlados por menos de una docena de grandes empresas transnacionales de medios de comunicación, los artículos de Naomi Klein en diversas revistas de izquierda alternativa, y señaladamente la norteamericana The Nation, se han convertido en puntos de referencia cotidianos para quienes quieren informarse de verdad. Y sus libros y ensayos, resultado siempre de laboriosa y escrupulosa investigación periodística –en el sentido más noble de este concepto, hoy desgraciadamente marchito—, se han trocado en armas, no sólo demoledoras de la apabullante manipulación propagandística del llamado “pensamiento único”, sino provocadoras de honda reflexión para quienes no se resignan a dejar de entender lo que pasa en el mundo, y no digamos para quienes no han rendido la voluntad de resistir y combatir por una vida política y económica más libre y más justa. Una vida política y económica democrática y socialista, por decirlo con esta americana que se proclama sin reservas una socialista democrática, ahora que en Europa, provincianamente obnubilados por el Partido Demócrata estadounidense tantos parecen querer enterrar el socialismo y todas las tradiciones políticas y culturales del movimiento obrero –que, hay que recordarlo, trajo a Europa el sufragio universal y los regímenes parlamentarios a partir de 1918—.

Del libro que hoy presentamos, yo querría destacar sobre todo tres cosas.

En primer lugar, Naomi Klein pertenece a, y a mi me parece muy representativa, de una nueva generación de la izquierda, y en pocas cosas se ve eso tan claramente como en el hecho de que su libro esté tan completamente libre tanto de la estéril escolástica doctrinaria que desgraciadamente arruinó a buena parte del pensamiento de la izquierda de mi generación (los soissantehuitards), como de la espectacular degradación de la izquierda académica tras la gran derrota del 68, y el consiguiente encapsulamiento, entre idiota y narcisista, que llevó del esquematismo cansino de las verdades demasiado fácilmente absolutizadas a lo que acabó llamándose “post-modernismo”, conforme al cual las verdades ni siquiera existían, y las “grandes narrativas” –ya me perdonaréis por un momento la mimetización léxica—, capaces de hacer inteligible la evolución de la vida social y política, se habrían acabado para siempre. Por contra, lo veréis en cuanto os asoméis a su libro, con un estilo terso y expedito, ávido de datos y hechos comprobables, Naomi Klein intenta perseguir tenazmente la verdad, y la Doctrina del shock, con técnicas periodísticas sumamente atractivas, se puede precisamente entender como una “narración” coherente –y a menudo harto convincente— del triunfo político del neoliberalismo y de lo que ella llama “capitalismo del desastre”: el regreso, impulsado de manera conscientemente política, a modo de auténtica contrarreforma, del tipo de economía, de política y de geopolítica del capitalismo catastrófico de la belle époque anterior a 1914.

No es poca cosa, en segundo lugar, que, lejos de los eufemismos –o de los disfemismos— que han ido imponiendo la censura y la autocensura de las últimas décadas (“globalización”, “economía de mercado”, “era de la información”, etc.), el libro recupere, ya desde el subtítulo, la palabra tabú, la bicha, que se dice en castellano castizamente popular: “capitalismo”. De manera estupendamente leedera, la Doctrina del shock deshace la leyenda, digamos apolítica, según la cual la llamada “globalización” sería el resultado de fuerzas poco menos que naturales e incontrolables, frente a las cuales no cabría sino la estupefacta resignación, lo mismo da si celebratoria o alarmada. Con un nervio narrativo digno de la espléndida escritora y periodista que es, Naomi Klein muestra de manera fehaciente que la época económica y política en que vivimos, la que ella llama del capitalismo del desastre, es resultado de un acúmulo de decisiones de todo punto políticas destinadas a hacer, como ha dicho agudamente hace poco el historiador californiano marxista Robert Brenner, un roll back político del entero siglo XX, es decir: destinadas a borrar del mapa de la historia las múltiples huellas –revolucionarias y reformistas— con que han marcado el siglo XX el movimiento obrero socialista internacional y los nacionalismos anticolonialistas.

En tercer lugar, y acaso sea este el aspecto más notable de su investigación, Naomi Klein hace añicos el mito, tan divulgado por los medios del establishment y por sus distintos peritos en legitimación –expertos, pseudoexpertos y la legión de intelectuales mercenarios, prêts à penser et prêts à changer—, de que la “globalización” ha venido de manera pacífica y “natural”. Es soberbia, aquí, su narración, que muestra de manera apabullante y aun acongojante el grado de violencia inaudita que ha sido necesaria –y que sigue siéndolo— para imponer a los pueblos lo que manifiestamente los pueblos no querían, ni quieren: una contrarreforma –reprivatizadora, redesreguladora y antisocial— del capitalismo a escala planetaria. Violencia en forma de tortura, de terrorismo de Estado; violencia en forma de guerras de rapiña neocolonial, violencia contra la voluntad popular en forma de ataques, abiertos o encubiertos, a la democracia. Y violencia también más “estructural”, menos “diseñada”, pero no menos devastadora y descorazonadora: pues las oleadas migratorias causadas por las políticas de ajuste impuestas a los países del Tercer Mundo por el FMI y el Banco Mundial desde los 80 se pueden comparar sin avilantez con las tormentas demográficas originadas por las grandes catástrofes bélicas de la historia. Naomi Klein dice con razón en su libro que el capitalismo del desastre nació en Sudamérica en la primera mitad del los 70, y muestra con detalle y abundancia de datos que el tiro de salida fue el golpe de Estado contra el gobierno socialista democrático de Allende en Chile, y luego, los golpes militares en Argentina, Uruguay y Brasil, que dieron paso a gobiernos militares asesorados por economistas neoliberales de la escuela de Chicago.

Y aún cabría referirse a otro tipo de violencia, a la violencia verbal de los diz-que-intelectuales del nuevo statu quo. Naomi Klein no habla mucho de eso en su libro, pero la Doctrina del shock, tan reciente, ha empezado a sufrir ya las consecuencias de esa violencia, por ejemplo, en forma de reseña hace unos pocos días por parte del editor británico del Financial Times, John Willman, que ha dicho que su investigación es “deshonesta”. Esa pequeña violencia verbal de alguien que, quieras que no, está obligado a la mínima ecuanimidad que exige un medio que no se propone la agitación demagógica, sino la difusión de información veraz entre las gentes de viso del establishment, no es nada comparada con la de los verdaderos peritos en legitimación del desastre, una violencia verbal de la que aquí, en España, tenemos muestras paradigmáticas cotidianas en medios como la COPE o el diario El Mundo, y otros de villanía acaso menos soez. Por razones que, no ya la lectura, sino aun la existencia misma de este libro, pueden contribuir a iluminar, se puede aventurar que esa violencia verbal tiene un gran futuro. Hace una década, el triunfo de la contrarreforma capitalista parecía incontestable, y los insultos a cualquier cosa que oliera a izquierda estaban más cargados de suficiencia displicentemente dandista, por grosera que fuera (basta recordar el necio Idiota latinoamericano de Vargas Llosa Jr.), que de la descompuesta insidia rencorosa de quien en poco tiempo ha perdido el confort de las seguridades (véase el nuevo Idiota latinoamericano del mismo junior, así como el prólogo del senior). Fácil pronóstico, caerá sobre este libro, y me temo que también sobre su gentil autora, una interminable colección de insultos y perfidias, lálicas y gráficas. Precisamente por eso: porque es un libro que, hace sólo 10 años, habría sido, claro es, posible escribir, pero difícilmente publicar, y no digamos vender en grandes tiradas por el mundo entero, y menos aún lograr, como hoy, presentarlo convocando a tanta gente, incluidos los medios de comunicación locales más respetables y comme il faut. Análogamente, diez años atrás tampoco habría resultado imaginable que el continente en el que, según nuestra invitada de esta noche, empezó su catastrófica andadura el capitalismo del desastre –el Cono Sur de la América Latina— sería el primero en levantarse y hacerle frente con una oleada democrático-socialista que en pocos años ha puesto en pie políticamente –en Venezuela, en Brasil, en Bolivia o en el Ecuador— a los pobres y a las poblaciones inveteradamente excluidas de lo que el gran peruano universal José Carlos Mariátegui llamó “falsas Repúblicas”, fundadas, tras la Independencia, en la exclusión de las mayorías indoamericanas. También ellos, huelga decirlo –comenzando por el “moderado” Lula, el primer obrero industrial llegado a la presidencia de una República en todo el bicontinente americano— se llevan cada día una buena ración de insultos, de insidias difamatorias y de arbitrarias vejaciones por parte de los editorialistas y de muchos columnistas con afán de meritorios y en nómina de medios de comunicación propiedad de las grandes empresas transnacionales de la “información”.

Quiero acabar con una observación española sobre la tesis central del libro, y con una pregunta muy europea, más que una objeción, a su autora.

Naomi Klein sostiene que el “capitalismo del desastre” es un tipo de capitalismo que saca partido –y beneficios— de los desastres, o más precisamente, del shock que entre las poblaciones engendran los desastres (naturales, como el Tsunami de hace tres años en Sri Lanka, o la inundación de Nueva Orleáns de hace dos; o político-sociales, come el golpe de Estado que derrocó a Allende, o la guerra de la OTAN en los Balcanes comienzos de los 90, o la actual guerra en el Irak), saca partido –y beneficios— de todo ello, digo, para lograr promover a su vez políticas de ultrarradicales de shok, favorables a la contrarreforma neoliberal. La autora habla poco de España en su libro, pero cabría decir aquí, ahora que se cumplen 25 años del de la gran victoria electoral del PSOE de Felipe González, que encajaría muy bien con la tesis capital de su libro el giro espectacular hacia la derecha del primer gobierno socialista español (en política económica, en la cuestión de la “OTAN, de entrada no”, etc.) tras el desplome del franquismo. Se podría decir que ese giro a la derecha estuvo en buena medida propiciado también por un shock; el shock causado por el golpe de Estado fallido más exitosos de la historia contemporánea: el de Tejero, Milans del Bosch y Armada del 23 de febrero de 1981, un “asunto interno de España”, según el entonces secretario de Estado de Reagan, el general Alexander Haig.

Hecha la observación española, la pregunta, digamos, europea. Tiene que ver con el futuro. Naomí Klein, ya va dicho, es partidaria de una reforma radicalmente democrática de la vida económica, social y política, y eso es lo que la hace sentirse una “socialista democrática”. Dice en su libro cosas muy acertadas sobre Keynes y la reforma del capitalismo en un sentido social, una reforma contra la que ha reaccionado el “capitalismo del desastre”, reestableciendo niveles de desigualdad e injusticia y grados de violencia que el mundo desconocía desde los años 20 del siglo pasado. Keynes mismo predicó prácticamente en el desierto en el mundo de entreguerras. Las ideas reformistas de Keynes –tomémoslo aquí como símbolo emblemático de algo mucho más complicado— no empezaron a ponerse por obra, y parcial y timoratamente, sino después del shock más grande que seguramente ha experimentado el siglo XX, es decir, después de la trágica catástrofe de la II Guerra Mundial. Así pues, para imponer –parcialmente— una reforma más o menos moderada, capaz, si no de erradicar, sí, al menos, de mitigar las extremas desigualdades, la extrema voracidad colonial y el extremo belicismo del capitalismo desenfrenado clásico –que si no era todavía un capitalismo capaz de aprovechar a satisfacción los desastres, sí era ya muy capaz de engendrarlos—; para imponer una reforma dispuesta a enfrentarse seriamente al problema de la descolonización y provocar –como decía Keynes— la “eutanasia del rentista”, acabar con la hegemonía del capital financiero especulativo característica de la belle époque; para conseguir cosas relativamente modestas como éstas, parece que fue necesaria la mayor catástrofe moral, política, económica, social y espiritual de la era contemporánea. Y la pregunta inevitable me temo que reza así: ¿podremos intentarlo de nuevo a un coste menor en el siglo XXI?

Antoni Domènech fue miembro del PSUC y del Comité Central del PCE hasta finales de los años setenta, junto con Manuel Sacristán tomó parte en numerosos proyectos intelectuales como Nuestra Bandera, Materiales y Mientras tanto. En 1989 publicó su magistral tesis doctoral De la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte (ed. Crítica, Barcelona) y en el año 2004 El eclipse de la fraternidad también en las prensas editoriales de Crítica. Entre una y otra hay un gran vacío. Pareciera que los años 90 le supusieron un fuerte desgaste personal para ocupar la cátedra que hoy ostenta en la Universidad de Barcelona. Fueron años en universidades alemanas y yanquis que sólo nos hicieron no perderle del todo en traducciones de libros de John Rawls o de Jon Elster. Desde hace dos años es el editor general de SINPERMISO.

LA PUTA GRANÁ se hace eco de una petición muy justa. Que libros como el de Naomi Klein se publiquen con copyleft. Creemos que es intolerable y abusivo el precio de muchos libros, con esos precios se alejan las posibilidades de que los movimientos sociales alternativos puedan tener conocimientos cercanos y certeros. Aquí mismo anunciamos para próximas entregas la publicación de una investigación sobre LA PUTA HUELLA ECOLÓGICA DE LA DESTRUCTIVA MEMORIA PSEUDOACADÉMICA (O DE LOS COSTOS ECOLÓGICOS DE LOS OBJETIVOS SUJETOS DEL PESEBRE ESCOLÁSTICO-UNIVERSITARIO).

domingo, 28 de octubre de 2007

¡¡Viva una Humanidad Libre, Soberana y Comunista!! (En el XLVIIIº Aniversario de la fatal pérdida de Camilo Cienfuegos)

¿Bush, mambí?
Correo: digital@jrebelde.cip.cu
27 de octubre de 2007 23:12:02 GMT

¡Viva Cuba libre! era el grito de guerra con el que se identificaban en llanos y montañas, bosques y cañaverales, los que iniciaron el 10 de octubre de 1868 la primera guerra por la independencia de Cuba.

Nunca imaginé escucharlo 139 años después en boca de un presidente de Estados Unidos. Es como si un rey de entonces, o su regente, proclamase: ¡Viva Cuba Libre!

Por el contrario, un buque de guerra español se acercó a la costa y destruyó con sus cañones el pequeño central azucarero donde Carlos Manuel de Céspedes, a pocos kilómetros del mar, declaró la independencia de Cuba y puso en libertad a los esclavos que heredó.

Lincoln, hijo de un modesto productor de leña, luchó toda su vida contra la esclavitud, que estaba legalizada en su país casi cien años después de la Declaración de Independencia. Aferrado a la justa idea de que todos los ciudadanos nacían libres e iguales, haciendo uso de sus facultades legales y constitucionales, decretó la abolición de la esclavitud. Un incontable número de combatientes dieron su vida defendiendo esa idea frente a los Estados esclavistas sublevados en el sur del país.

Se le atribuye a Lincoln haber declarado: “Se puede engañar a parte del pueblo todo el tiempo, o a todo el pueblo parte del tiempo. Pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo.”

Murió de un disparo magnicida cuando, imbatible electoralmente, aspiraba a un segundo mandato presidencial.

No olvido que mañana domingo se cumplen 48 años de la desaparición de Camilo Cienfuegos en el mar, el 28 de octubre de 1959, cuando regresaba a la Capital en una avioneta desde la provincia de Camagüey, donde días antes su sola presencia desarmó una guarnición de combatientes humildes del Ejército Rebelde, cuyos jefes, de ideología burguesa, pretendían hacer lo que casi medio siglo después demanda Bush: alzarse en armas contra la Revolución.

El Che, en una bella introducción a su libro La guerra de guerrillas, afirma: “Camilo fue el compañero de 100 batallas... el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa... él le dio a la armazón de letras aquí expuesta la vitalidad esencial de su temperamento, de su inteligencia y de su audacia, que sólo se logran en tan exacta medida en ciertos personajes de la Historia.”

¿Quién lo mató?

“Podríamos mejor preguntarnos: ¿quién liquidó su ser físico? porque la vida de los hombres como él tiene su más allá en el pueblo... Lo mató el enemigo, lo mató porque quería su muerte, lo mató porque no hay aviones seguros, porque los pilotos no pueden adquirir toda la experiencia necesaria, porque, sobrecargado de trabajo, quería estar en pocas horas en La Habana... en su mentalidad de guerrillero no podía una nube detener o torcer una línea trazada... Camilo y los otros Camilos (los que no llegaron y los que vendrán) son el índice de las fuerzas del pueblo, son la expresión más alta de lo que puede llegar a dar una nación, en pie de guerra para la defensa de sus ideales más puros y con la fe puesta en la consecución de sus metas más nobles.”

Por lo que simbolizan sus nombres, al falso mambí le respondemos:
¡Viva Lincoln!
¡Viva el Che!
¡Viva Camilo!

Fidel Castro Ruz, 27 de octubre de 2007, 7:36 p.m.

Plataforma Sangrienta Obscena Estadunidense: un Mal conocido con las adulteradas siglas de PSOE



Hoy se cumple un cuarto de siglo, 25 años, de aquel infausto triunfo en las urnas del Puto PSOE. Para alguna gente de la farándula esa fecha tiene un algo que se debe celebrar. No es bueno olvidar, pero si supiesen de verdad cómo ocurrieron las cosas, a lo mejor se le quitaban las ganas de tanta efeméride.

Como han demostrado investigadores sociales como Joan E. Garcés en su imprescindible libro Soberanos e intervenidos (editorial Siglo XXI, Madrid, 1996) o Alfredo Grimaldos en La CIA en España (ed. Debate, Madrid, 2007) para entender aquel triunfo se debería de bucear en las cajas negras de asociaciones criminales como las embajadas de los Bastardos Hundidos de Abélica o la sionista Israel o en las bases de la Organización del Terrorismo desde América del Norte (OTAN).

Prepararon un golpe de estado escénico el 23 de febrero de 1981 con un sólo objetivo bien claro: implantar las bases de la monarquía como poder incuestionable en la colonia yanqui de España. Después se conocerían algunos datos de aquella farsa. Entre otros los nombres de los ministrables de un gobierno que se montaría tras la intentona golpista. En la lista estaban gentuza como Jordi Solé Tura o Enrique Múgica. Ambos hicieron carrera "diplomática" en la clandestinidad, Supieron jugar sus cartas. Las llevaban marcadas desde el principio. Pudrieron cual rey Midas todo lo que tocaban. No es nada difícil establecer la analogía entre el oro y la mierda después de haber leído a Freud. O en su defecto teórico sólo se tendrían que recordar los magistrales análisis que de Shakespeare hiciera Marx. El caso es que en los papeles del educador franquista del Rey Juan Carlos I, el inefable Jaime Milans del Bosch, ya iban como ministros con cartera aquellos falsos militantes del Partido ¿Comunista? de España. No tendrían que preocuparse mucho ninguno de los dos. Los dos obtendrían sus carteras -de Cultura y de Justicia- en los desgobiernos del antiguo dirigente falangista Felipe González Márquez: el señor X del organigrama del GAL del magistrado Baltasar Garzón.

Prometieron un referendum para salir del entramado criminal de la OTAN. Y lo convocaron para un 12 de marzo de 1986. Lo ganaron. Y esa victoria fue fundamental. Sonora. Cataclismática. Los servicios yanquis obtenían así su recompensa a tantos años de desvelo. Fue un día clave para los planes estratégicos del imperialismo yanqui. Aquello tendría su compensación. En aquella primavera se preparó con urgencia el ingreso con todos los honores de Spain en la Comunidad Económica Europea. Esa absorción le permitiría al país una serie de endeudamientos económicos que serían transferidos como ganancias. Y una serie de olvidos en cadena. Como los bombardeos de Libia el 16 de abril de 1986 usando las bases militares yanquis de Iberia. O el "accidente" de la central nuclear de Chernobil: ¿se pudo buscar entre tanta radiactividad las causas que detonaron el fallo del reactor? Aquello fue el principio del fin de la URSS... y pudimos ver la mierda que se escondía detrás de las banderas rojas con hoces y martillos. No tardarían mucho en salir a flote las miserias de Rusia como patria de los siervos como Yeltsin y los hijos de Putin...

No había ni una organización de las presuntas izquierdas que no estuviera llena de viejos topos. Horadaron las galerías hasta hacer que cada cual se fuera a su puñetera parcela a malvivir del cuento. Los olvidos resultan patéticos. Si cualquiera viajara a Spain como algunas gentes lo hacen a Cuba -queriendo hurgar entre las basuras- podrían descubrir miles de infiernos en los que subvive una gran parte de la suciedad española. Son como agujeros negros que no son comunicables porque las élites del poder han hecho un gran pacto de silencio. Los usurpadores supieron minar desde las raíces las posibilidades de construir una sociedad más justa, más libre, más fraterna, en fin: más democrática.

No hay ciudad española que no posea barriadas como la Palmilla en Málaga, las tres mil viviendas en Sevilla, La Mina en Barcelona, etcétera y etcétera. Pero esas gentes son despreciadas y despreciables. Malviven de las miserias de una suciedad que les arrancó toda posibilidad de soñar en un mundo más habitable, más austero, más vivible. Se las enganchó a los turbios negocios de las redes yanquis de las farmacracias adulteradas. Una minoría saldría radiante. La inmensa mayoría se pudre en los laberintos inhumanos de la suciedad criminal de hiperconsumo.

La Plataforma Sangrienta Obscena Estadunidense tuvo un gran papel en el Teatro Mundial de la Violencia criminal sin Límites. Sus jefes aún le están muy agradecidos. Hoy cumplen 25 años... ¡¡¡Ojalá se les atragante el brindis!!!