miércoles, 22 de julio de 2009

Breve fragmento del Puto Evangelio diario del Pornocapitalista en plan Nazintger











Disculpen la molestia: armados contra los pobres






Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?


¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?


Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.


Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina 3 millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren 15 niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?


¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?


¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.


Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.






1 comentario:

Rafael del Barco Carreras dijo...

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Rafael del Barco Carreras



23-07-09. O a 0´69 el kilo. ¿Será verdad tanta felicidad? O en Almería se enriquecían hace un año, o ahora se arruinan. Para alguien de ciudad la agricultura es un mundo extraño donde lo que vale 1 llega al mercado a 10, y los agricultores siempre quejándose. No me olvidaré de un viaje Madrid-Barcelona, mi coche se deslizó en una capa de maíz vertido en la carretera hasta detenerle un muro. Uno de los manifestantes, que aguantó mi ira, encima me soltó su discurso, “si yo ya lo digo en la asamblea, como todos calculamos en menos las cosechas de un año para otro el Estado autoriza importaciones masivas y el precio local se hunde, sobra maíz”.

Como también siempre he creído que el Estado lo enmierda todo, y que el eterno principio de los agricultores (para no morir de hambre tras deslomarse) es esconder la cosecha a las mesnadas del Rey, llamé a mi aseguradora, y me dispuse a comer en el pueblo que casi me mata. La comida resultó excelente y barata, comenté con el mesonero la jugada, y conseguí continuar viaje con una chapuza en el guardabarros. Por los 40 gocé tanto de la vega del Ebro, y la despensa de mis tíos frente a la vacía de Barcelona, que pelillos a la mar.

No entraré si necesitamos más Estado o menos Estado, o más o menos control de todo. Queramos o no, al Estado lo tenemos hasta en la sopa. Tanto que si el precio del petróleo está a 60 $ barril o 140, da lo mismo, el combustible siempre sube, o con el burlesco retoque de unas décimas.

Otro de los grandes misterios, los PISOS. Si la Burbuja se hubiera producido en una economía neoliberal, como dicen, con un promedio entre el COSTE BÁSICO DE PRODUCCION Y EL PRECIO DE VENTA DE 10 A 30, o sea, un piso a la venta por 30 millones de pesetas cuesta producirlo 10, pues el 50% del terreno y alguno más son “coste-corrupción”, en este momento los atrapados empresarios por superproducción se quitarían de encima el producto a 9, 8, o como fuera. Y de eso nada, el monopolio financiero estatal (real propietario por las hipotecas) no tiene porqué vender perdiendo, el dinero le viene sobrado directamente de la máquina de imprimir billetes, y no contabilizará pérdidas. Sobran un millón de viviendas y varios millones de ciudadanos viven entre la barraca y pisos patera. Quizá la única salida es que el Estado se quede el sobrante por el importe hipotecado, solución más o menos en marcha, y reparta pisos. Los “pobres” contentos, y los enriquecidos corruptos en ese expolio a caixas y bancos, mucho más.

Ya no comentaré sobre mi recibo del agua que tras admirar las instalaciones de la desalinizadora del Prat, financiada con fondos europeos, y escuchar el proyecto de varias, me temo la inmediata subida. Hereu nos convencerá que otro 10% es indispensable para las inversiones en curso, y además, poco, comparado con otros lugares o parámetros.

Las ruedas de molino deben ir baratas porque cada día comulgamos varias.