martes, 14 de julio de 2009

De cómo se inventa el Puto negocio de las drogas legales de la medicina pornocapitalista


EL CASO DE LA “DISFUNCIÓN SEXUAL FEMENINA” (1)


En el año 1998, la empresa Pfizer, la principal compañía farmacéutica de EEUU, comercializó un medicamento conocido con el nombre de “Viagra” para el tratamiento de la disfunción sexual masculina (concebida como disminución o desaparición de la capacidad de erección).

Tres años más tarde, a 17 millones de hombres del mundo entero les había sido recetado dicho medicamento y su volumen de ventas en un solo año (2001) superaba los mil quinientos millones de dólares (2). Con este nuevo producto, Pfizer había superado largamente los criterios de definición de un “blockbuster”, que es el nombre con que se conoce en el argot de las farmacéuticas un medicamento con un volumen de ventas anual superior a los mil millones de dólares (o de euros). Los directivos de Pfizer se preguntaron: “¿Y si fuera posible conseguir un éxito semejante con un producto similar dedicado a las mujeres?”. El problema era que si bien existía un criterio aparentemente claro para hablar de “disfunción” en el caso de la sexualidad masculina (las dificultades en la erección), en el caso de las mujeres esto era mucho más difícil de definir y, sobre todo, de cuantificar o evaluar objetivamente.

En el año 1997 –pocos meses antes de que Viagra apareciera en el mercado– ya había tenido lugar en Cape Cod (Nueva York) el primer encuentro de especialistas médicos para determinar el perfil clínico de la “disfunción sexual femenina”(3). La iniciativa, organización y financiación del encuentro corrieron a cargo de 9 compañías farmacéuticas muy preocupadas por el hecho de que no existiera una definición de este trastorno compatible con un potencial tratamiento farmacológico.

Los promotores de tal encuentro eligieron entre sus colaboradores directos las personas que debían asistir al mismo. El objetivo de la reunión era diseñar la estrategia adecuada para crear una nueva patología en función de los intereses económicos de la industria farmacéutica. Un año y medio más tarde, en octubre de 1998, se celebró en Boston la primera conferencia internacional para la elaboración de un consenso clínico sobre la disfunción sexual femenina (4). 8 compañías farmacéuticas financiaron esta conferencia y 18 de los 19 autores de la nueva definición “consensuada internacionalmente” admitieron tener intereses económicos directos con estas u otras compañías. Un año más tarde, en 1999, apareció un artículo en la revista JAMA titulado “Disfunción sexual en EEUU: prevalencia y variables predictivas” (5), en el que se afirmaba, supuestamente con objetividad científica, que un 43% de la población femenina de EEUU sufría la “nueva enfermedad” definida según los intereses de la industria farmacéutica.

Los pasos seguidos para identificar a la “población enferma” fueron los siguientes: 1) se elaboró una lista de 7 “problemas” considerados cada uno de ellos de suficiente peso como para justificar el diagnóstico de la nueva enfermedad si una mujer los había presentado durante dos meses o más en el último año; 2) se pasó el cuestionario a una muestra de 1.500 mujeres; 3) se evaluaron los resultados de forma que responder “Sí” a uno solo de los ítems se consideró criterio suficiente para identificar la enfermedad. Uno de los 7 ítems era la ausencia de deseo sexual. Es decir, que las mujeres que respondieron que no habían tenido deseo sexual durante dos meses o más en el último año, automáticamente –independientemente de si estaban de luto por la muerte de un ser querido, preocupadas por falta o por exceso de trabajo, atrapadas en una relación insatisfactoria o gozando de una etapa de plenitud interior–, quedaron etiquetadas de “disfuncionales” y pasaron a engrosar el porcentaje de candidatas potenciales para el tratamiento que la industria farmacéutica confiaba poder desarrollar en breve. Dos de los tres autores del citado artículo tenían vínculos económicos con laboratorios farmacéuticos.

El mismo año, en octubre de 1999, tuvo lugar un tercer encuentro sobre el tema, organizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, pero promovido y financiado por 16 compañías farmacéuticas. El 50% de los asistentes admitieron tener intereses en la industria farmacéutica (6). Del encuentro surgió el Fórum para la Función Sexual Femenina, que celebró dos conferencias más en los años 2000 y 2001 en Boston gracias a la financiación de 20 compañías farmacéuticas, lideradas por Pfizer (7).

En el año 2003, esta manipulación de los criterios médicos en función de los intereses comerciales fue denunciada por Ray Moynihan en una de las revistas médicas de mayor prestigio, el British Medical Journal 8. Los editores de la revista recibieron en 6 semanas un total de 70 respuestas y comentarios con relación al artículo de Moynihan. 2/3 de las respuestas fueron de apoyo y confirmaron la indignación de los profesionales de la medicina ante dicha manipulación aunque, como deja bien claro una de las respuestas, sin ellos no podría producirse (9). Si los médicos no colaborásemos con los abusos de las compañías farmacéuticas, esos abusos no acontecerían.

En diciembre de 2004, la agencia reguladora de los medicamentos en EEUU impidió que se comercializara el primer medicamento destinado a sanar la “disfunción sexual femenina” (el parche de testosterona de los laboratorios Proctor y Gamble) (10). Los responsables de los estudios clínicos –todos financiados y supervisados por Proctor y Gamble– habían presentado sus resultados de forma sesgada, de modo que lo que eran unos beneficios dudosos y unos más que probables efectos secundarios peligrosos (cáncer de pecho y enfermedad cardíaca) se anunciaban como beneficios claros y riesgos negligibles. De momento aún no ha sido desarrollado ningún otro medicamento para la disfunción sexual femenina, entre otras cosas debido a una creciente conciencia por parte de todos los agentes implicados de los efectos nocivos del exceso de influencia de las compañías farmacéuticas en el ejercicio de la medicina (11).

La disfunción sexual femenina (como cualquier otra enfermedad) tiene que ser estudiada en función de los intereses médicos de las mujeres afectadas y no en función de los intereses económicos de algunas de las empresas más ricas del planeta.

Notas bibliográficas:

2. PFIZER. Annual report 2001. http://www.pfizer.com/ citado en MOYNIHAN, R. “The making of a disease: female sexual dysfunction”. BMJ 2003; 326: 45-47.
3. Suplemento especial. Int J Impotence Res 1998; 10 (supl 2): S 1-142 (The Cape Cod conference: sexual function assessment in clinical trials, 30-31 May, 1997. Hyannis, Massachusetts, USA), citado en MOYNIHAN 2003.
4. BASSON R, BERMAN J, BURNETT A, DEROGATIS L, FERGUSON D, FOURCROY J, et al. “Report of the international consensus development conference on female sexual dysfunction: definitions and classifications”. BMJ vol. 330. 22 enero 2005, 192-194.
5. LAUMANN E, PAIK A, ROSEN R. Sexual dysfunction in the United States: prevalence and predictors. Urology 2000; 163: 888-93.
6. KASCHAK E, TIEFER L, eds. A new view of women's sexual problems. Binghamton, NY: Haworth Press 2001: 70, citado en MOYNIHAN 2003.
7. MOYNIHAN, 2003: 45.
8. MOYNIHAN, Ray. “The making of a disease: female sexual dysfunction”. BMJ 2003; 326: 45-47.
9. TONKS, Alison associated editor BMJ. “Summary of electronic responses. The making of a disease”. http://www.bmj.com/ 2003.
10. MOYNIHAN, Ray. “The marketing of a disease: female sexual dysfunction”. BMJ 2005; 330: 192-194.
11. Son muchos los artículos y libros que han aparecido recientemente denunciando este abuso. Además de los libros de PIGNARRE y AGNELL que son los que he utilizado para la elaboración de este cuaderno, el lector/a interesada puede recurrir a The $800 Million Pill de M GOOZNER; Powerful Medicines de J AVORN; Overdo$ed America de J Abramson o On the Take de J Kassirer.



(Fuente: (1) Teresa FORCADES i VILA: Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas, Cuaderno de Cristianisme i Justicia, nº 141, julio de 2006, pp. 7 a 9 de 44).

4 comentarios:

Carioca dijo...

Interesántisimo el artículo; gracias como lector del blog.
Y para animar el cotarro y ceder a mi vocación de abogado del puto diablo, vaya una pequeña observación:
Me inquieta y me levanta alguna duda el hecho de que tan intersante denuncia salga en la revista Cuadernos de Cristianismo y Justicia, perteneciente, creo, a la Compañía de Jesús.
Así como son, ciertamente, una vergüenza las manipulaciones de la puta industria farmacéutica, me produce cierto escalofrío y mucha desconfianza ver asomar la oreja del puto catolicismo en temas directamente relacionados con la sexualidad femenina.
Y ahora espero que alguien me acuse de defender a la industria farmaceútica por expresar mi desconfianza hacia quienes lanzan críticas que pueden ser ciertas, pero que son también aprovechadas desde oscuros intereses o desde la persona menos adecuada.

la Puta Graná dijo...

Pues: deberían ser los propios los que te resolviesen tu gran duda.

Nosotros, por nuestra parte, sólo podemos decirte que no existe el cristianismo como tal. Es una falsedad en singular tanto histórica como doctrinalmente. Existen una inmensa caterva de grupos que se autodenominan cristianos. Y dentro de su división orgánica del trabajo espiritual ni te cuento. Sin meternos en Honduras y sólo dentro de las sectas imperialmente católicas no hacen las mismas labores los franciscanos, que los dominicos o que los jesuitas. Y dentro de estos últimos habría que diferenciar entre las diferentes fases históricas, pues Ignacio de Loyola cuando crea la orden del jesuitismo lo hace como fundación de una guardia para la defensa del Papismo. Desde entonces ha llovido mucho, por supuesto. Y lo mejor y más granado del jesuitismo ha roto con muchas cantinelas del catolicismo más papista y tradicional. Pero doctores más que suficientes, creemos que tiene la Compañía, para que trabajen en su defensa. A nosotros sólo nos interesa en ese trabajo la verdad concreta: radicalmente histórica. Podríamos alargarnos en exponer muchas más consideraciones, pero... no es éste el mejor momento. No obstante, no estamos con el sectarismo doctrinal. Para ello ya están otros: por ejemplo, puedes consultar la web del diario global de la 7ª generación de las izquierdas en español: El revolucionario (www.elrevolucionario.org) o en su hermano mensual: El catoblepas. Aunque ellos desde un tiempo a esta parte en estos temas están teniendo también bastantes conflictos a la hora de valorar el trabajo moral, teológico, doctrinal del actual Papa. Como al Papá Bueno se le escapó en una entrevista una valoración muy positiva del Papa maledictus, pues... andan revueltos y confusos a la hora de criticar al Papa Nazintger. Ya sabes que puedes leer su colaboración en el libro colectivo "Dios salva la razón". Su aparte la puedes leer en internet pues la tienen en www.fgbueno.es. Después de su lectura... se pueden sacar cientos de miles de conclusiones muy plurales y diferentes.

Y respecto a la concepción de la sexualidad que mantiene la Iglesia católica, pues: no está mal tu pesquisa. Es muy saludable dudar. "De omnibus dubitandum", dicen que era el lema favorito de don Charles CHARLOT Marx. Dudar acerca de todo, aunque en un país tan especial como Cuba de lo que más duden en ciertos PERÍODOS sea en que funcionen bien los Ómnibus.

Quizás para romper muchos tópicos sobre la sexualidad cristiana se te pueda recomendar, aunque no sea un libro histórico 100% sí que creemos que ayuda a ver mejor a la Iglesia católica que muchos otros documentos, el librito del colombiano Fernando VALLEJO "La Puta de Babilonia".

y ya para no aburrir más con estas aclaraciones (realmente innecesarias) te decimos que conocimos esa referencia tras la lectura del librito de Carlos Fernández Liria y Clara Serrano sobre el Plan Bolonia. Vale muchísimo la pena leerte todo el artículo, pues ciertamente no tiene desperdicio. No creemos, por supuesto, que haya que lanzar a la criatura contra el suelo cuando cambiamos el agua sucia del barreño donde lo estábamos lavando. Pequeños matices o peccata minuta...

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

thanks amigo! great post!.