Si es que Israel prepara con antelación la cosa pub(l)ica... como Nadie
Es increíble. Lo que suele pasar en el Reino de los Bribones FrancoBourbónicos a diario.
Hay que ver toda la movida que se ha líao con el sietemesino Rayan. Poz no que va el pobrecillo y nace de manera asistida en el Infantil del Hospital Gregorio Marañón. ¡Vaya to un triunfo fetén pa la tecnología médica! Pues su madre no será conocida ná más ni ná menos que por haber sido la primera víctima de esa penosa enfermedad que en breve será conocida como el mal de los mil y pico nombres: que si porcina, que si mexicana, que si A, que si Ah1n1, que si… la ostia en verso. A la muy desconocía va y la entierran en tierras moras de Marruecos y a los pocos días se desata todo el circo de Falsimedia. Ni que hubiera sido la única mujer que en este Puto Reino… ¿¿¿Leñe cuántos marroquíes de más de 18 años se caen del andamio trabajando en la obra y ni dios ni Mahoma ni Mohamed ni Falsimedia se acuerdan de la mísera víctima??? Y ni un puto avioncito ni ná de ná…
Por estas y por muchas más cosas este caso huele a podrido. Pero pa reventar.
Y el Hospital se ha portado de lo más mariconamente cojonudo. La única responsable ha resultado ser una pobre enfermera que no llevaba naíca de tiempo laburando en el servicio de Nanología. Pues se la caío tó encima. A la mu desgraciá la han crucificao. Aunque si en este reino los sindicatos de trabajadores sirvieran para algo ya tendrían un buen caso donde luchar y recuperar toíca la dignidad que han perdío como lameculos y chupapollas en tos estos años de la Traición FrancoBourbónica.
Después si no se defiende a esta trabajadora de la enfermería se pondrán con sus putas jeremiadas a llorar como mamporreros reales del Reino. Parece que no se dan cuenta de lo que significa trabajar en este tiempo.
Decía hace ya unas cuantas décadas el filósofo amigo del torero Belmonte que “cada día se me impone con más claridad la convicción de que el exceso de seguridad desmoraliza a los hombres más que cosa alguna”. Eran palabras de don José Ortega y Gasset en su conferencia sobre la Misión de la Universidad. Y todavía resultan más que correctas para ayudarnos a entender casos como el que la Falsimedia de estos días explota sin piedad en torno al bebé Rayan. Se nos quiere vender seguridad a mansalva. Y no hay derecho. Hay cosas que no tienen solución. Como la muerte. Y, habría sido muchísimo mejor, haber sabido usar bien la cabeza en casos como éste. Las consecuencias serán impensables. Una vez que la estupidez comenzase a hablar por boca del puto administrador del Gregorio Marañón. Contra ese tipejo sí que se deberían de lanzar todo tipo de dardos envenenados. Pues no se puede calificar de error terrorífico al realizado por la pobre enfermera. El error catastrófico está en la estructura de un Hospital que deja al libre albedrío la formación técnica y científica de sus trabajadores.
Es increíble. Lo que suele pasar en el Reino de los Bribones FrancoBourbónicos a diario.
Hay que ver toda la movida que se ha líao con el sietemesino Rayan. Poz no que va el pobrecillo y nace de manera asistida en el Infantil del Hospital Gregorio Marañón. ¡Vaya to un triunfo fetén pa la tecnología médica! Pues su madre no será conocida ná más ni ná menos que por haber sido la primera víctima de esa penosa enfermedad que en breve será conocida como el mal de los mil y pico nombres: que si porcina, que si mexicana, que si A, que si Ah1n1, que si… la ostia en verso. A la muy desconocía va y la entierran en tierras moras de Marruecos y a los pocos días se desata todo el circo de Falsimedia. Ni que hubiera sido la única mujer que en este Puto Reino… ¿¿¿Leñe cuántos marroquíes de más de 18 años se caen del andamio trabajando en la obra y ni dios ni Mahoma ni Mohamed ni Falsimedia se acuerdan de la mísera víctima??? Y ni un puto avioncito ni ná de ná…
Por estas y por muchas más cosas este caso huele a podrido. Pero pa reventar.
Y el Hospital se ha portado de lo más mariconamente cojonudo. La única responsable ha resultado ser una pobre enfermera que no llevaba naíca de tiempo laburando en el servicio de Nanología. Pues se la caío tó encima. A la mu desgraciá la han crucificao. Aunque si en este reino los sindicatos de trabajadores sirvieran para algo ya tendrían un buen caso donde luchar y recuperar toíca la dignidad que han perdío como lameculos y chupapollas en tos estos años de la Traición FrancoBourbónica.
Después si no se defiende a esta trabajadora de la enfermería se pondrán con sus putas jeremiadas a llorar como mamporreros reales del Reino. Parece que no se dan cuenta de lo que significa trabajar en este tiempo.
Decía hace ya unas cuantas décadas el filósofo amigo del torero Belmonte que “cada día se me impone con más claridad la convicción de que el exceso de seguridad desmoraliza a los hombres más que cosa alguna”. Eran palabras de don José Ortega y Gasset en su conferencia sobre la Misión de la Universidad. Y todavía resultan más que correctas para ayudarnos a entender casos como el que la Falsimedia de estos días explota sin piedad en torno al bebé Rayan. Se nos quiere vender seguridad a mansalva. Y no hay derecho. Hay cosas que no tienen solución. Como la muerte. Y, habría sido muchísimo mejor, haber sabido usar bien la cabeza en casos como éste. Las consecuencias serán impensables. Una vez que la estupidez comenzase a hablar por boca del puto administrador del Gregorio Marañón. Contra ese tipejo sí que se deberían de lanzar todo tipo de dardos envenenados. Pues no se puede calificar de error terrorífico al realizado por la pobre enfermera. El error catastrófico está en la estructura de un Hospital que deja al libre albedrío la formación técnica y científica de sus trabajadores.
Nosotros queremos manifestarle todo nuestro apoyo a la trabajadora usada en este caso como una puta cabeza de turco.
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