domingo, 12 de julio de 2009

Un genial cuento que le llevó a Gregorio Morán a buscar durante un par de años y a deslumbrarse con el fabuloso escritor Rafael BARRETT





Rafael Barrett



Mientras no poseí más que mi catre y mis libros, fui feliz. Ahora poseo nueve gallinas y un gallo, y mi alma está perturbada.

La propiedad me ha hecho cruel. Siempre que compraba una gallina la ataba dos días a un árbol, para imponerle mi domicilio, destruyendo en su memoria frágil el amor a su antigua residencia. Remendé el cerco de mi patio, con el fin de evitar la evasión de mis aves, y la invasión de zorros de cuatro y dos pies. Me aislé, fortifiqué la frontera, tracé una línea diabólica entre mi prójimo y yo. Dividí la humanidad en dos categorías; yo, dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo se llena para mí de presuntos ladrones, y por primera vez lancé del otro lado del cerco una mirada hostil.

Mi gallo era demasiado joven. El gallo del vecino saltó el cerco y se puso a hacer la corte a mis gallinas y a amargar la existencia de mi gallo. Despedí a pedradas al intruso, pero saltaban el cerco y aovaron en casa del vecino. Reclamé los huevos y mi vecino me aborreció. Desde entonces vi su cara sobre el cerco, su mirada inquisidora y hostil, idéntica a la mía. Sus pollos pasaban el cerco, y devoraban el maíz mojado que consagraba a los míos. Los pollos ajenos me parecieron criminales. Los perseguí, y cegado por la rabia maté uno. El vecino atribuyó una importancia enorme al atentado. No quiso aceptar una indemnización pecuniaria. Retiró gravemente el cadáver de su pollo, y en lugar de comérselo, se lo mostró a sus amigos, con lo cual empezó a circular por el pueblo la leyenda de mi brutalidad imperialista. Tuve que reforzar el cerco, aumentar la vigilancia, elevar, en una palabra, mi presupuesto de guerra. El vecino dispone de un perro decidido a todo; yo pienso adquirir un revólver.

¿Dónde está mi vieja tranquilidad? Estoy envenenado por la desconfianza y por el odio. El espíritu del mal se ha apoderado de mí. Antes era un hombre. Ahora soy un propietario...




Publicado en "El Nacional", 5 de julio de 1910.




2 comentarios:

Unknown dijo...

Paraguay, Barrett y las gallinas

"Lo conté -escribe Gregorio Morán-en una sabatina hace ahora cinco -ya son seis- años. Y lo hice a propósito de una antología de artículos que acababa de aparecer en una modesta editorial –La Dinamo– con el brillante título "A partir de ahora el combate será libre", con un prólogo voluntarioso de Santiago Alba Rico". ¿Donde está el insulto a Santi?

Después sigue contando su odisea por bibliotecas y el continenente sudamericano: "Ahí empecé una aventura que me llevó varios años y que habría de tener varias consecuencias. La primera, gozosa, un librito que publicó Anagrama el año pasado –"Asombro y búsqueda de Rafael Barrett"– que hasta el día de la fecha ha tenido esa acogida común que se reserva a los libros en España cuando uno tiene la reiterada costumbre de ir haciendo amigos en cada página que escribe. O lo que es lo mismo, sorprendido por algunos artículos entusiastas de personas a las que respeto, y también cachazudo ante el imperturbable y correoso mundo de los críticos de oficio, ese silencio rumoroso al que uno se acostumbra –“¡de Morán, en este suplemento, ni una línea!”, como afirmó la responsable cultural de un diario capitalino, liberal por supuesto. “No viene de un día”, como dirían en Catalunya si fuera posible traducir la expresión".

Y después reconoce deudas, pero no tiene porqué ser un baboso: "El intento más ambicioso aparecido en España sobre Barrett era obra de un licenciado adscrito hace años a la embajada española en Paraguay, Francisco Corral, que descubrió en Asunción al autor español. A él dedicaría su tesis doctoral, aparecida luego en forma de libro –"El pensamiento cautivo" de R. Barrett (1994)–. Representante genuino del filisteísmo académico, Corral convierte a Barrett en una parodia de sí mismo, confirmando el principio de Peter de la inteligencia, según el cual “todo mediocre deteriora lo que asume, hasta hacerlo irreconocible”. A él se deben tres volúmenes de Obras Completas que constituyen una tortura para cualquier lector, a causa del criterio atrabiliario e infantil del compilador, actual director del Cervantes de Río de Janeiro". No extraña que este tipo sí que haya dedicado gran parte de su artillería contra Gregorio MORÁN.

En palabras del asturiano: "Desde la aparición de mi libro sobre Barrett este energúmeno ha enviado denuncias contra mi persona y mi libro a las más variadas publicaciones, impresas y electrónicas, de España y Latinoamérica –¡ha escrito hasta al director de La Vanguardia, insultándome!– con la intención, imagino, de que nadie descubra el conjunto de perlas que yo describo de este pobre tipo, al que ni conozco ni tengo nada contra él, salvo denunciar su desfachatez de convertir a Rafael Barrett en lo que este más hubiera despreciado: ser pasto de funcionarios con trienios. Pero esto es anécdota. Lo fundamental está en la singularidad de nuestra cultura y de nuestro manejo de la información".

Y termina su sabatina intempestiva: "Ningún país de nuestra área tiene las lagunas que nosotros aún mantenemos. ¿Alguien se imagina la incorporación de Rafael Barrett a los manuales de nuestra literatura, o de nuestro periodismo, o de nuestra cultura general? ¿Sería posible mostrar que para nosotros es tan importante, o más, la información sobre Latinoamérica que la campaña electoral de EE. UU.? Ahí está la vinculación entre los dos fenómenos sobre los que merece la pena detenerse, Paraguay y Barrett. Porque van en el mismo lote. El desdén por lo real y la pasión por el espectáculo".

Y como el artículo llevaba un título en el que se hacía referencia al relato de las gallinas, pues ahí va la coda: "¿Y las gallinas? Nadie describió el instinto de propiedad del nuevo rico como Rafael Barrett en un brevísimo relato, prodigioso en su sencillez. Se titula "Gallinas" y es tan actual que podría considerarse una provocación. Somos consumidores de basura a precio de oro."*

Carioca dijo...

Soberbio el cuento de Barrett.
Y respondiendo a tu pregunta, Mike, cito de nuevo textualmente los insultos de Morán contra Santiago Alba:

- "manipulador”
- "pedantería de la indolencia"
- "ignorancia imaginativa"
- "farfolla"
- "desgana"
- "vagancia"
- "interpretación sesgada"

¿Dónde? En ese penoso libro de Morán sobre Barrett, donde pone “a parir” a Santi, acusándole de manipulador y tergiversador. Si tuviera el libro a mano, te indicaría las páginas exactas, para ahorrarte el castigo de tener que leerlo; pero no lo tengo, no es de los libros que valga la pena conservar.
Bueno, la verdad es que el impostor Morán insulta a Santi Alba y a todos los comentaristas anteriores de Barrett, intentando crear una cortina de humo para vender que lo ha “descubierto” él. Ya tiene mérito, descubrir un escritor del que hay publicadas hasta seis ediciones de obras completas. Pero vivimos en el mundo del marketing y los hay que inventan cualquier cosa para vender libros a los incautos.
Y para concluir, ya que te has interesado en el tema, te añado una crítica más al lamentable librito; esta vez de alguien ajeno y lejano: la periodista y cineasta uruguaya Virgina Martínez, publicada en El País de Montevideo (ya sabrás que todas las primeras obras de Barrett se editaron en Montevideo):

BIOGRAFIA INTEMPESTIVA
Una llamada telefónica descubrió al periodista español Gregorio Morán la existencia de un escritor llamado Rafael Barrett. Una mañana de sábado un amigo le interrumpió el descanso para leerle una brillante página de Barrett que describe cómo la posesión de unas pocas gallinas -pretexto y símbolo en el relato de los males de la propiedad privada- perturbó el alma de un hombre común.
La lectura telefónica tuvo en Morán la fuerza de una revelación que lo impulsó a iniciar un viaje tras las huellas del autor. "Las putas gallinas tuvieron la culpa", acusa la primera línea de Asombro y búsqueda de Rafael Barrett. El periodista repite la expresión al menos siete veces en las primeras quince páginas de la obra. Barrett le disparó reflexiones que lo llevaron lejos. Mientras escuchaba al amigo en la actitud de "un historiador en trance de cerrar el ciclo del imperio romano", lo asaltó una duda: "¿Se follarían los romanos a las gallinas?" Las cavilaciones de Morán tomaron luego otros rumbos: "¿Se puede entender por violación el follarse a una gallina? ¡Joder, qué tema!"
No se puede reprochar al periodista haber descubierto tarde al escritor hispano paraguayo ni que, hasta la reveladora llamada, ignorara la historia y ubicación geográfica del país donde, según sus propias palabras, Barrett se volvió un hombre bueno. (Confiesa Morán: "Yo nunca había estado en Sudamérica, apenas sabía dónde caía Paraguay en el viejo mapa del colegio"). Lo inadmisible es que Morán se convierta, de la noche a la mañana y con un trabajo que no ahorra errores ni ligerezas, en su más puro exegeta. Todos quienes se ocuparon de Barrett antes que él merecen desprecio o ironía: le "afectan el trigémino" o le "descomponen las meninges". Morán la emprende particularmente contra Francisco Corral, autor de El pensamiento cautivo de Rafael Barrett (Siglo XXI, 1994), obra que combina la investigación minuciosa de las buenas biografías con la profundidad y el vuelo de los mejores ensayos. Pues bien, Morán llama a Corral "inefable profesor" y califica el trabajo como "infumable en su prosa y aberrante en su contenido".
Morán es bien conocido en España por sus "Intempestivas sabatinas", que publica en La Vanguardia. Cáustico y agudo articulista, pocos temas caen fuera de su interés. Parecería como si, entusiasmado por el ingenio y la originalidad de su columna, hubiera decidido trasladarlos a una empresa que requería otra actitud y competencia. La obra que resulta es flaca en contenido e inadecuada en estilo. Y "el estilo es el hombre", escribió Barrett.
Virginia Martínez