lunes, 24 de diciembre de 2007

El Puto exterminio del Campesinado colombiano a manos de los planes yanquis de la Pena Pornocapitalista


Rituales de sangre
Hay prácticas en los grupos armados que horrorizan hasta a sus propios miembros.


La violencia, sus métodos y sus excesos encuentran en la imaginación humana el mejor insumo. Siempre es posible ir más allá. En Caracol, Arauca, el paramilitar Andrés Darío Cervantes, alias 'Chichi', detuvo a un hombre señalado de ser ladrón, le cortó una oreja y lo amarró por varias horas a un árbol. Luego lo desató y le dijo que corriera sin parar, si quería salvar su vida. El hombre alcanzó a correr unos cuantos metros, antes de que le dispararan una ráfaga por la espalda.


Otros ex combatientes aseguran que en algunas oportunidades, luego de descuartizar "al enemigo", el comandante les hacía beber la sangre de sus víctimas y comer "tiritas de carne".


Muchos de estos rituales se hacían para matar la sensibilidad de los combatientes más jóvenes, que con frecuencia eran niños. Los excesos que relacionan los paras en sus relatos no tienen límite.


Varios coinciden en que un procedimiento conocido como la 'crucifixión' era un método eficaz para recabar información entre los infiltrados. La crucifixión consiste en taladrar de lado a lado un punto en la coyuntura del hombro, por allí se pasa un alambre que permite elevar a la persona y "cuando está así guindada, se le taladra de a poco todo el cuerpo, menos la lengua, para que pueda hablar. Al final se muere ahí adolorido y desangrado".


Cuando se tiene licencia para matar, la imaginación se pone al servicio de la barbarie.


Vea en http://www.semana.com/ el testimonio. Fecha: 12/08/2007

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