sábado, 8 de diciembre de 2007

Del Puto y criminal caos que generan ciertos artilugios tecnocientíficos


Sales y soles
El mapa inmundi

Gorka Andraka
Gara

De críos, nos asomábamos a los mapas con la esperanza de encontrarnos, de vernos, de señalarnos con el dedo. Ahí estamos, somos. La mayoría de las veces, Armintza, mi pueblo, una minúscula joya marina, no aparecía por ningún lado. Como si aún no hubiera sido descubierta. Con las nuevas tecnologías, se acabó el misterio. Todos localizados. Todo al descubierto. Del dedo al dígito va, hay, un mundo.

Se hace camino al correr. Y la cartografía digital marca la ruta. Los GPS arrasan. En Europa, el año pasado, se vendieron 12 millones de unidades. Este año serán 17 y en el 2009, 24 millones. Sólo es el comienzo. La industria estima que los mapas digítales abandonarán pronto el coche e invadirán los teléfonos móviles y las agendas electrónicas. Nadie dará un paso sin consultar antes con los nuevos astros, los satélites.

No hay máquina inocente. El GPS (Sistema de Posicionamiento Global) funciona mediante una red de 27 satélites en órbita sobre la tierra, a unos 20.200 kilómetros de distancia. El Departamento de Defensa de Estados Unidos gestiona y controla el sistema. Entre sus primeras víctimas, daños colaterales, varios cientos de aldeas inglesas. En la villa de Barrow Gurney, por sus calles, sin aceras ni arcenes, circulan hoy 15.000 vehículos diarios. El GPS situó al pueblo en una vía alternativa para ir al aeropuerto de Bristol. En Wedmore, gracias también a los atajos del GPS, por sus callejuelas, pensadas y preparadas para el paso de carruajes y caballos, hoy no paran de trotar camiones pesados. Ambos pueblos, entre otros, han pedido que los borren del mapa. Es imposible, contestan los neocartógrafos, la realidad manda.

Global. Pragmático. Seguro. GPS. “Ya casi no pisamos tierra, pisamos…/ nombres, cifras, y eso no es caminar./ ¡Tan lejos de tanto que está tan cerca!”, protesta el poeta, David Eloy Rodríguez.
GPS. Sistema de Posicionamiento Global. ¿Dónde estamos? ¿A dónde vamos? Lejos, muy lejos. Cierra los ojos, enciende tu máquina. Déjate llevar. Vuela. Nunca volverás a estar perdido.

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