miércoles, 27 de mayo de 2009

De nuestro Puto desastre cotidiano a la memoria luchadora de una Eva inquebrantable


Con Alfonso y Eva hasta la derrota de los de siempre

y mínimos matices de LpGr
Rebelión 27/05/09


Si en algo no han mentido el Gobierno y los grandes medios de comunicación con respecto a Iniciativa Internacionalista, ha sido en su insistente afirmación de que Alfonso Sastre es nuestro “banderín de enganche”. Tienen toda la razón: no podría haber mejor banderín que Alfonso para “enganchar” a las izquierdas honradas y a los miles de personas de buena voluntad que conocen y admiran su obra y su compromiso.


Efectivamente, Alfonso Sastre es nuestra impecable bandera de dignidad. Y el viento que hace ondear con fuerza esa bandera es la memoria de Eva Forest, de cuya muerte se cumplen dos años precisamente en estos días. Muerte física nada más (y nada menos para quienes tuvimos el privilegio de conocerla), porque su legado intelectual y ético está más vivo que nunca en estos decisivos momentos de lucha, en medio de este caos social y político que, como diría ella con un guiño a su catalanidad, "sería de reír, si no fuera de llorar" o algo más larguillo y más andaluzamente expresado: “sería para reír si no fuera para no parar de llorar”.


Los poderes establecidos llevan décadas intentando criminalizar a Eva y a Alfonso, y en un momento dado pareció que lo habían conseguido, pues incluso muchos supuestos izquierdistas les dieron la espalda. Pero las injurias de los canallas y los pusilánimes acaban fortaleciendo a quienes las reciben sin doblegarse, y hoy los nombres de Eva Forest y Alfonso Sastre son un referente imprescindible para los intelectuales honrados (todavía quedan algunos) y las izquierdas de todo el mundo. Con su torpeza y prepotencia habituales, los enanos políticos y mediáticos han querido derribar a un par de gigantes y se han estrellado contra las suelas de sus zapatos.


Gracias, Alfonso y Eva, por poneros una vez más al frente de nuestras filas. A vuestro lado, tras vuestros pasos, incluso la derrota sería un honor. Y vamos a ganar.

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