jueves, 17 de abril de 2008

¿Un puto modelo del patrón estético del pornocapital tanatocrático?


A Marylin la putearon durante su triste vida
y ahora los puritanos no paran de hacer putos negocios

En estos días de manera harto paradójica no paran de hablar de ello. Un estúpido yanqui compró el vídeo que las putas agencias criminales de tortura como el FBI y la CIA grabaron sobre la vida de una tal felatriz conocida como Marylin Monroe. Dicen que se gastó una fortuna para que nadie pueda ver como la felatriz se la mamaba a un puto yanqui. El que tenía millones de dólares para darse el gusto puritano lo consiguió: más que pasar desapercibido ahora todos los putos noticieros del pornocapitalismo digital se hacen eco. No sería extraño que aquel que se gastara una increíble pasta en tapar que su ídolo de juventud pudiera ser consumido por los ojos de millones de hambrientos sexuales amortizara su inversión en breves semanas. Será una simple cuestión de publicidad comercial de las putas empresas pornocapitalistas. En breve su puritanismo original –virginidad del fetichismo pornocapitalista– se transmutará en un sagrado negocio. No tardarán mucho en darnos a conocer el monto que cuestan los DVD con la Marylin felatriz. ¿Quién se puede tragar el rollo de que existe sólo esa cinta? ¿Cuántos peces corruptos de las agencias criminales yanquis no habrán hecho algo más que copias de la Marylin felatriz? Se trata sólo de un gancho en la puteante cadena de los sucios negocios del pornocapitalismo tanatocrático. Y ellos no echan cuentas de los dolores, de los sufribles dolores que sus selecciones estéticas generan. ¿Todas quieren ser Marylin? Lo que ayer se conseguía mediante tortura, hoy se nos aparece como fuente voluntaria de placer. Por desgracia, el modelo estético de Marylin se nos impone a sangre y fuego, pero en la actualidad millones de jovencitas creen que no hay mejor vida que las que les propone a ciegas el american way of death.

No sabemos a quién le puede sorprender que la famosa Marylin degustara en su corta carrera cinematográfica caramelos sexuales, que lamiera sin cesar los putos falos de chulos yanquis pornocapitalistas. A nosotros no. A nosotros lo que nos jode es la hipocresía moral de este puto sistema. ¡¿Un puritano se gasta un pastón en disfrutar él solito de las delicias de la Marylin del laboratorio pornocapitalista?! Y todos los putos medios de incomunicación y manipulación ideológica de masas le hacen el puto juego del marqueting publicitario de manera gratuita... ¡Vaya agosto que le espera al pollo!

Y, sin embargo, no se ve que nos quieren hacer a todos –y, sobre todo, a todas– fieles copias de la desgraciada vida de la modelo. Y se nos esconde el drama, se nos evita poder enseñar la tragedia que conlleva el pornocapital tanatocrático. Ahí está la cuestión central de nuestra pérdida colectiva del Juicio.

Marylin no nació como se la conoce, como una tal Marylin Monroe. Nació como Norma Jean Mortensen. Para llegar a ser quien se cree que es tuvo que pasar un criminal calvario. Ni siquiera sus cabellos fueron al natural de una rubia platino. Fue modelada, esculpida por el patrón estético de la criminal WASPwhite, anglo, saxon & protestant–, la puta ética de los putos empresarios yanquis. No le quedó ni un solo pelo de su antigua cabellera pelirroja. Cual piel roja fue demacrada, aherrojada, insultada, vapuleada, violada y hasta secuestrada. Después como rubia de laboratorio comenzó su suicida carrera hacia la nada del criminal universo de las mercancías del pornocapital diario. Ella misma se percató de que su formateada vida carecía de sentido, pese a haber sido elevada a las mismísimas cumbres del Puto poderío de los joputas yanquis. A muchos de ellos les tuvo que realizar miles de felaciones. Compartir lechos putrefactos con políticos corruptos como el clan mafioso de los Kennedy fue algo así como el pan diario. Y de todo ello sólo obtenía asco y mugre. Su punto final suicida fue bastante lógico.


Lo que nos resulta patéticamente ilógico es que de su famélica vida el sistema pornocapitalista saque copias y copias. Y que muchas jovencitas quieran recorrer las mismas tristes escalas de su patético modelo. Ahora eso sí: esta vez lo hacen seducidas por la puta voluntad de un sistema que sólo sabe sacar ganancias de sus putos maleficios. Y algunos sujetos se creen que poseen juicio para decidir. No saben que hace ya mucho tiempo que perdieron esa capacidad de juzgar a sabiendas sus jodidas acciones cotidianas. Para poder empezar a hacerse cargo de su suciedad del malestar se deberían percatar que, en principio, hay que hacer descarrilar los vagones de este puto y criminal tren hacia una estación de dirección única: el ecocidio de la pena capital. Como la puta vida de Marylin careció de sentido así la mediocre reproducción ininterrumpida de sus copias.

2 comentarios:

christian dijo...

pues si es absolutamente tan triste como lo cuentas. que les inportará el aspecto humano humano de una persona tan demacrada fisica y moralmente a unas asquerosas cuentas de resultados?
mientras el burro sea rentable...
pero el burro se hartó y acabó con todo eso eso de un plumazo. supongo que yo tambien lo hubiera hecho en el caso de verme en tal situación.
Lo único triste de verdad es que sigue habiendo mucha gente que no se da cuenta de que ese no es el ideal y nos intentan arrastrar en sus convicciones, dejandonos al margen si no estamos de acuerdo y ahogando nuestros sollozos para ser uno más, y seguir aparentando una absurda normalidad. a mi ya no me hace falta el suicidio, pues a veces vivir en este vacio es increiblemente peor. Requiem por ella.

christian dijo...

pues si es absolutamente tan triste como lo cuentas. que les inportará el aspecto humano humano de una persona tan demacrada fisica y moralmente a unas asquerosas cuentas de resultados?
mientras el burro sea rentable...
pero el burro se hartó y acabó con todo eso eso de un plumazo. supongo que yo tambien lo hubiera hecho en el caso de verme en tal situación.
Lo único triste de verdad es que sigue habiendo mucha gente que no se da cuenta de que ese no es el ideal y nos intentan arrastrar en sus convicciones, dejandonos al margen si no estamos de acuerdo y ahogando nuestros sollozos para ser uno más, y seguir aparentando una absurda normalidad. a mi ya no me hace falta el suicidio, pues a veces vivir en este vacio es increiblemente peor. Requiem por ella.