miércoles, 22 de abril de 2009

Algo más que puta literatura de evasión: escritura contra la imbecilidad del inconsciente imperialista



Las venas abiertas de América Latina, en boca de todos.

Chávez regala a Obama, durante la Cumbre de las Américas, este clásico sobre la historia del continente latinoamericano.

"El libro que Chávez ha elegido como símbolo de su primer encuentro con el presidente Obama relata la historia de América en forma cronológica; mediante relatos cortos, da cuenta de los excesos que cometieron los colonizadores europeos contra los pueblos originarios y del saqueo al que fueron sometidos los territorios que en el presente conforman Latinoamérica y el Caribe (el llamado "Patio trasero de Estados Unidos"). Fuentes de la Casa Blanca calificaron el libro que recibió Obama como una obra académica que representa "la base de la teoría de la dependencia" de esos pueblos con el vecino del norte." El País, 19-04-09.
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"Un libro que nos abrió las venas",
artículo de Rosa Regás en Público. 21-04-09.

El lector puede consultar el contenido de Las venas abiertas de América Latina.

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El Club del libro de Chávez

Revisado por Caty R.

A Hugo Chávez le buscan los líderes políticos de la izquierda latinoamericana, especialmente quienes le identifican como el máximo dirigente del llamado Socialismo del Siglo XXI y, por qué no decirlo, mucho peso tienen los petrodólares que puede ofrecer en estos momentos de crisis económica. Ahora es posible que una ola de escritores y editores también se le acerquen. Señoras y señores, bienvenidos al Club del libro de Chávez.

El pasado 18 de abril, en plena Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, el presidente Chávez obsequió a su homólogo estadounidense, Barack Obama, con un ejemplar firmado de “Las venas abiertas de América Latina” (1971) del uruguayo Eduardo Galeano, con la dedicatoria “para Obama, con afecto”. Según el propio Chávez, en agradecimiento al gesto de Obama de acercarse para saludarle durante la inauguración de la Cumbre, donde Chávez le respondió: “quiero ser tu amigo” y después le dijo en tono jocoso: “Obama, vamos a hacer negocios, vamos a proponer libros. Yo te regalo uno y tú me regalas otro”.

Con la transmisión en directo de todos los pormenores de la Cumbre, el libro pasó en pocas horas del puesto 60.280 al quinto en la lista de libros más vendidos de Amazon.com, la mayor tienda online del mundo y también la mayor librería; en 24 horas, el libro llegó al segundo lugar, sólo superado por “Liberty and Tyranny: A Conservative Manifesto” del abogado y comentarista político Mark R. Levin.

Es obvio que un autor como Galeano, que nos ha enseñado a conmovernos, a soñar y a desarmar la realidad latinoamericana, ya era grande y querido mucho antes de este suceso, incluso un icono cuyas lecturas y conferencias generalmente están abarrotadas; sincero hasta los tuétanos y crítico hasta con él mismo, hace un par de semanas hizo una certera declaración cuando señaló en México que Nicaragua sufría de una revolución «malherida por sus secuestradores» y que Ernesto Cardenal «ha sido y sigue siendo la voz de la revolución sandinista, que tanto nos ayudó a creer y a querer, cuando era revolución y era sandinista y era una esperanza universal».

Si bien Galeano ya era muy reconocido en América Latina, ¿cómo no sorprenderse por la influencia de Chávez y la “obamanía” en el mundo literario, con frecuencia alejado de la selva política? Al día siguiente, el domingo 19, Amazon mantuvo durante un par de horas un anuncio de la edición en inglés del libro, que corresponde a la edición de 317 páginas del 25 aniversario (1997) de la Monthly Review Press y al precio de 12,24 dólares, estaba agotada, pero que el usuario podía colocar la petición de compra para cuando hubiera nuevas existencias.

¿Cómo no comparar estos eventos de Chávez con los de Oprah Winfrey, cuyo Club del libro (Oprah Book Club) está catalogado por Time como “la fuerza más poderosa en el mundo editorial en la actualidad”? Un Club que no es “club”, sino un implacable vehículo de márketing que puede alterar las listas de los libros más vendidos, rescatar del olvido a autores fallecidos, incrementar el tiraje total de un libro de tímidos miles hasta inequívocos cientos de miles de ejemplares y hacer que un autor desconocido se convierta en la estrella del momento. ¿Y cómo no, si como señala Kate Pickert, el “club” tiene dos millones de “miembros” y una hábil maquinaria que atrae a jóvenes, amas de casa y jubilados que de no ser por Oprah jamás se acercarían a los títulos sugeridos? Un ejemplo es David Wroblewski, un completo don nadie cuya “The story of Edgar Sawtelle” después de que Oprah le comparara a los maestros John Steinbeck y Harper Lee debutó en el puesto catorce y llegó hasta el primer lugar de la lista del New York Times, ampliando en su primera semana el tiraje inicial de 26.000 ejemplares a prácticamente un millón de copias. “Que te escojan para el Club del libro de Oprah es la cumbre en esta industria”, señaló el editor de Wroblewski. Otro escogido, Jonathan Franzen con “The Corrections” (2001), ganó el National Book Award meses después; y cuando Oprah recomendó Ana Karenina, el clásico de Tolstoi, la editorial tuvo que apresurarse para tener listo un tiraje nuevo de 800.000 nuevas copias. El efecto Oprah es tan incontrolable que ni Winfrey ha podido manejarlo: cuando crucificó en la televisión nacional al anteriormente recomendado James Frey (su libro autobiográfico “A Million Little Pieces” resultó no ser nada autobiográfico), las ventas desmedidas continuaron a pesar de la controversia.

Cabe destacar que el club no es una sección fija del show televisivo de Oprah, sino más bien esporádico. Pero desde que comenzó en 1996 ha presentado sesenta y seis títulos escogidos, según los productores, por la misma Oprah, entre autores en su momento desconocidos y maestros de la literatura como Toni Morrison, Joyce Carol Oates, John Steinbeck, Leon Tolstoi, William Faulkner, Ken Follett y los latinoamericanos Isabel Allende y Gabriel García Márquez.

La lista del Club del libro de Chávez ya tiene dos títulos. En 2006, en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Hugo Chávez mostró una copia del libro “Hegemony or Survival: America's Quest for Global Dominance” del estadounidense Noam Chomsky, uno los pensadores más venerados por la izquierda de EEUU, reconocido en toda Latinoamérica y elegido a finales del año anterior como el principal intelectual del mundo. Chávez recomendó a los propios estadounidenses que lo leyeran, “en vez de mirar películas de Superman”:

En primer lugar quiero invitarles con mucho respeto, a quienes no hayan podido leer este libro, a que lo leamos: Noam Chomsky, uno de los más prestigiosos intelectuales de esta América y del mundo. Chomsky, uno de sus más recientes trabajos: Hegemonía o Supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos. Excelente trabajo para entender lo que ha pasado en el mundo en el siglo XX, lo que hoy está pasando y la más grande amenaza que se cierne sobre nuestro planeta, la pretensión hegemónica del Imperialismo Estadounidense pone en riesgo la supervivencia misma de la especie humana. (…) creo que los primeros ciudadanos que deberían leer este libro son los ciudadanos hermanos y hermanas de los Estados Unidos, porque la amenaza la tienen en su propia casa, el diablo está en casa pues. (…) Es decir, el Imperialismo norteamericano, y aquí lo dice Chomsky con una claridad meridiana y profunda, está haciendo desesperados esfuerzos por consolidar su sistema hegemónico de dominación.”

Hegemony…” ya había debutado con buen pie en 2003, pero sus ventas habían caído, repuntando únicamente después de la publicidad inesperada de Chávez, cuando llegó al tope de la lista de ventas de Amazon y segundo lugar en la Barnes&Noble, la segunda librería más importante en Internet después de Amazon, cuando días antes el libro de Chomsky figuraba en el puesto número 20.664 de Amazon y 748 de Barnes&Noble. Como era de esperar y similar al efecto Oprah, los editores debieron imprimir nuevas copias para satisfacer la demanda creciente, pues el volumen estaba prácticamente fuera de circulación y a diferencia de los millones de libros y artículos que el sitio ofrece con entrega inmediata, éste requería dos o tres semanas de espera antes de enviarlo al comprador.

En esta ocasión, el libro de Galeano tuvo un cronología sorprendente: el sábado a las 11:57 de la mañana, hora de Venezuela, unas 4 horas después de que Chávez formalizara su obsequio a Obama, el libro había subido del puesto 60.280 al 288 del ranking de ventas; media hora después (12:24 p.m.) estaba en el puesto 110; a las 4:16 de la tarde, en el 17; a las 5:30 p.m., en el número 14; para las 9 de la noche, ya estaba en el puesto 11; hora y media después en el puesto 8; a las 11:30 p.m. en el puesto 7 y el domingo amaneció en el segundo lugar. El sistema “Movers&Shakers” de Amazon, que señala los libros calientes del momento y los de mayor crecimiento en ventas, registró un crecimiento de “Las venas…” del 36.600 por ciento en ventas durante el fin de semana, un porcentaje que haría de cualquier editor el ser humano más feliz de la galaxia y sus alrededores. En Barnes&Noble alcanzó la posición 70, cuando el pasado 11 de abril estaba en el puesto 84.483 de ventas. El asunto también dio pie para resultados políticos concretos. Chávez anunció pocas horas después del suceso que Caracas restablecería las relaciones diplomáticas con Washington, que se interrumpieron bruscamente hace siete meses y se rebajaron al nivel de consejeros.

El toque de Midas a este par de libros se debe innegablemente a la atención con la que se sigue a Chávez y, en esta ocasión, a Obama. Ambos casos se han dado en momentos en que la televisión internacional seguía detenidamente y en vivo todos los detalles, en 2006 en las Naciones Unidas y ahora en la Cumbre de las Américas.

Falta saber qué libro regalará Obama a Chávez, pero por lo pronto, en un apartamento de Montevideo, Uruguay, Eduardo Galeano disfrutó de un fin de semana movido. Después de la tranquilidad habitual del sábado, el domingo no tuvo sosiego. La prensa mundial se desesperaba por conocer su reacción ante el asunto Chávez/Obama, pero no contestó las llamadas. Sus cercanos afirman, eso sí, que se la pasó sonriendo todo el domingo. Y tiene motivos para ello.


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