Pareciera que el globito ese de la sociedad de la información a la suciedad pornocapitalista se le ha debido de haber pinchado. Pues las noticias que nos llegan de Honduras son más que confusas y forman parte de la brutal campaña desinformativa.
Si se hubiera aprendido algo en todo este tiempo Honduras sólo tendría dos formas de restablecerle el poder a Mel Zelaya: o mediante la insurrección armada o mediante una firme y contundente muestra de pacifismo revolucionario. No hay otra alternativa frente a esa disyuntiva: salvo que se quiera dejar enquistar en el poder a los Putos empresarios golpistas del gorila Micheletti.
No se puede ir a manifestaciones como borregos asustados que van al puto matadero a lanzar piedritas inútiles contra unas milicias criminales acorazadas y armadas hasta los dientes. Ha llegado la hora de enfrentarse a rostro descubierto contra esa pandilla de criminales que usurpan el Poder y siembran con mentiras las decisiones democráticas del pueblo. El pueblo hondureño ha de organizarse y decidir de inmediato cuál es su aporte en esta lucha. O decide enfrentarse como un solo bloque compacto a los golpistas hasta sus últimas consecuencias o la derrota será cuestión de horas.
Mahatma Gandhi aprendió muchísimo de la revolución bolchevique. Sabía que jamás en la historia hubo anteriormente a la revolución de octubre una revolución pacifista como la soviética. Las consecuencias de aquello las sacó de inmediato. El sabio hindú no deseaba que el poder popular estuviese en la fuerza de las armas y para ello nos dejó un legado de insurrección mediante la desobediencia activa. También nosotros hemos aprendido de su fracaso. Por eso nos gusta combinar según los momentos y las circunstancias a Lenin con Gandhi.
Honduras en esta hora sólo tiene dos métodos para reconquistar el poder popular que con Mel Zelaya por vez primera en su sangrienta historia estaba experimentando. Hay que apoyarse en el depuesto presidente para radicalizar la lucha política por una democracia popular que haga de los valores republicanos como la justicia social y la libertad política auténticas conquistas laborales.
Los meses que han pasado desde el 28 de junio han sido cruciales para radicalizar a los movimientos populares (obreros, campesinos, feministas y estudiantes). La vuelta de Mel hará que Honduras vaya mucho más rápido en su camino de emancipación política y social. En estos momentos el pueblo ha de tomar conciencia de lo mucho que está en juego. La Venezuela bolivariana supo sacar lecciones impagables del golpe contra Hugo Chávez el 11 de abril de 2002. A partir del 13 de abril las cosas de la política allá se revolucionaron. Y así debe ser ahora en Honduras.
Desde LPGr apoyamos la lucha popular hasta la victoria. Y lanzamos la consigna: o las armas para las organizaciones populares o una feroz campaña de insumisión y desobediencia. Pero basta ya de ir a las manifestaciones políticas como si se fuese a una algarada deportiva o a una procesión religiosa.
Si se hubiera aprendido algo en todo este tiempo Honduras sólo tendría dos formas de restablecerle el poder a Mel Zelaya: o mediante la insurrección armada o mediante una firme y contundente muestra de pacifismo revolucionario. No hay otra alternativa frente a esa disyuntiva: salvo que se quiera dejar enquistar en el poder a los Putos empresarios golpistas del gorila Micheletti.
No se puede ir a manifestaciones como borregos asustados que van al puto matadero a lanzar piedritas inútiles contra unas milicias criminales acorazadas y armadas hasta los dientes. Ha llegado la hora de enfrentarse a rostro descubierto contra esa pandilla de criminales que usurpan el Poder y siembran con mentiras las decisiones democráticas del pueblo. El pueblo hondureño ha de organizarse y decidir de inmediato cuál es su aporte en esta lucha. O decide enfrentarse como un solo bloque compacto a los golpistas hasta sus últimas consecuencias o la derrota será cuestión de horas.
Mahatma Gandhi aprendió muchísimo de la revolución bolchevique. Sabía que jamás en la historia hubo anteriormente a la revolución de octubre una revolución pacifista como la soviética. Las consecuencias de aquello las sacó de inmediato. El sabio hindú no deseaba que el poder popular estuviese en la fuerza de las armas y para ello nos dejó un legado de insurrección mediante la desobediencia activa. También nosotros hemos aprendido de su fracaso. Por eso nos gusta combinar según los momentos y las circunstancias a Lenin con Gandhi.
Honduras en esta hora sólo tiene dos métodos para reconquistar el poder popular que con Mel Zelaya por vez primera en su sangrienta historia estaba experimentando. Hay que apoyarse en el depuesto presidente para radicalizar la lucha política por una democracia popular que haga de los valores republicanos como la justicia social y la libertad política auténticas conquistas laborales.
Los meses que han pasado desde el 28 de junio han sido cruciales para radicalizar a los movimientos populares (obreros, campesinos, feministas y estudiantes). La vuelta de Mel hará que Honduras vaya mucho más rápido en su camino de emancipación política y social. En estos momentos el pueblo ha de tomar conciencia de lo mucho que está en juego. La Venezuela bolivariana supo sacar lecciones impagables del golpe contra Hugo Chávez el 11 de abril de 2002. A partir del 13 de abril las cosas de la política allá se revolucionaron. Y así debe ser ahora en Honduras.
Desde LPGr apoyamos la lucha popular hasta la victoria. Y lanzamos la consigna: o las armas para las organizaciones populares o una feroz campaña de insumisión y desobediencia. Pero basta ya de ir a las manifestaciones políticas como si se fuese a una algarada deportiva o a una procesión religiosa.
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