domingo, 27 de septiembre de 2009

En el aznarfabeto Reino FrancoBourbónico de los Bribones nada es casual ni azaroso

Policías políticos






Jesús Prieto





Acabo de leer en el periódico electrónico Kaos en la Red que doce agentes de la policía política autonómica que opera en las provincias vascongadas irrumpieron anteayer encapuchados en la Herriko Taberna del distrito bilbaíno de Deusto con el propósito reconocido de retirar unas fotografías prohibidas por la Ley d’Hont.


Amante, como soy, de la literatura, de la fotografía y del cine, nunca he comprendido qué peligros pueden entrañar la celulosa o el celuloide, como no sean los derivados de su entroncamiento etimológico con la palabra “célula”, que ponía de los nervios a otros preclaros policías políticos como Roberto Conesa o Melitón Manzanas.


Parece ser que un fallo en la comunicación interna llevó a los hombres de Pachi a quedar en el más desmesurado ridículo, pues otros policías políticos igualmente encapuchados se habían incautado ya de todas las perniciosas imágenes el pasado 7 de septiembre.


Pero la policía política no da puntada sin hilo y, sobre todo, no hace viajes en balde. En Deusto lo demostraron. Habían ido buscando iconografía y no se iban a ir con las manos vacías. No se atrevieron a confiscar las fotos de los nietos que la cocinera llevaba en su cartera, pero el que busca halla. Los sagaces policías políticos sólo tuvieron que echar un vistazo a las paredes para que sus profesionales ojos descubrieran el retrato de un terrorista famoso. Debía de ser algún número uno de la banda, porque la cara les resultaba muy familiar. El cabo comentó que le parecía haberlo visto tomando potes por el barrio. No se llevaron el cuadro. Se conformaron con sacarle una foto para que la examinara el sargento, que tenía el graduado escolar. Siempre podrían volver después.


Pero Google tiró su gozo a un pozo. El retrato resultó ser de un tal Vladimir Ilyich Ulyanov, que muy a vasco no sonaba, y además, según la Wikipedia, llevaba muerto 85 años.


Dicen que la Policía no es tonta, ni siquiera la política. No seré yo quien desmienta el tópico. De hecho, casi siempre se pasa de lista.

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